Natalia.
Sin esperarnos la vida nos trae momentos buenos y malos, pero esos momentos nos ayudan a crecer fortaleciéndonos como personas, es lo que nos hace únicos, uniéndonos más a nuestros seres amados. Han pasado tres meses después de salir del hospital, ya mi vientre está bastante abultado y sé que el ser más hermoso crece en mi interior fuerte y saludable. Mi pequeña Azucena está feliz porque va a tener un hermanito, porque si, desde que el Doctor nos dio la noticia de que será un hombrecito han saltado todos de alegría.
Minerva va a tener gemelos, “¡que suertuda!” pensé, ayer nos dio la noticia de que serán dos hombrecitos, así que ha preparado un baby shower ya que le falta poco para dar a luz; mi padre biológico Rodrigo Ross está muy feliz porque conocerá a sus nietos, no deja de traerles regalos, al principio lo regañe, pero luego entendí que solo quiere estar más para ellos porque se siente culpable por no haber estado allí para mí. Por otra parte, mi madre salió de la cárcel y vino directamente a mi casa a pedir perdón, conoció a Azucena y se llevan muy bien, todavía no sé si soy capaz de perdonarla por todo lo que le hizo a mi padre Guillermo y sobre todo por no darme el cariño que necesite.
Hoy estamos todos reunidos en familia, en casa de Minerva, están emocionados, alegres bañándose en una piscina, mi Esposo no deja a nuestra pequeña sola y al mismo tiempo no deja de mirar a donde estoy sentada observándolos. Él es mi refugio, todas las noches tenia pesadillas de lo que viví en ese lugar donde me tenían secuestrada, no paraba de abrazarme y decirme que todo estaba bien, haciéndome olvidar de todo con sus dulces labios, dándome ese beso exquisito que invade todo mis sentidos de deseo, el deseo de no perderlo nunca. Robert ha tenido la paciencia necesaria para mí, ha manejado la empresa con suma cautela, de vez en cuando me lleva para que me distraiga, ha contratado a una secretaria capaz y a alguien que ocupe mi puesto hasta que yo decida regresar...
-¿En qué piensa la doncella más hermosa del mundo?— interrumpe mis pensamientos, me da un beso en la frente y me entrega un jugo en las manos.
-Gracias amor, solo recordaba todo lo que ha pasado estos meses luego de lo sucedido— me mira con preocupación.
-Todo ha pasado para bien, sabes que estaré aquí a tu lado siempre—acaricio su mejilla.
-No hay nada que no esté bien mientras este a tu lado, nuestra familia y tu son mi tesoro más preciado— me besa con esa pasión que me encanta, es un beso que me demuestra que me ama.
-Te amo Nat, mi dulce y preciosa chiquilla, me encanta verte feliz—dice sin dejar de verme con tanto amor reflejado en su rostro, toma el vaso de mi mano y lo coloca en una mesita que tenemos a un lado.
-Te amo Rob, me encanta el dulce néctar de tus labios y que me ames me hace la mujer más feliz del mundo— se abalanza sobre mí y vuelve a besarme, al principio fue suave, después se fue tornándose apasionado.
Desde el accidente no hemos podido hacer el amor por mis miedos, Robert ha respetado mi recuperación y mis pocas ganas de hacerlo, pero en este momento mi cuerpo quema de deseo.
-Creo que no aguantare más, amor—dice sobre mis labios con la voz ronca y la respiración entrecortada.
-No te contengas, también te deseo—sin más se levanta y me alza entre sus brazos, me rio ante su acto y me mira con amor.
Subimos a la habitación donde nos estamos quedando olvidándonos por completo de todos, solo somos nosotros en este momento. Abre la puerta sin bajarme de sus brazos, cierra con el pie, me coloca con suavidad en la cama, se acuesta al lado mío y me observa acariciando mi mejilla.
-Te amare cada día como si fuera el último, te tratare como lo más preciado para mí y...
-Solo hazme el amor y ámame como solo tú sabes hacerlo— lo veo inhalar profundo y soltando el aire poco a poco. Se acerca y me besa poniéndose encima sin aplastar mi vientre, me acaricia sobre la tela de mi vestido floreado, lo va subiendo poco a poco acariciando mis piernas al mismo tiempo, me lo quita y se queda viendo mi cuerpo, acaricia mi vientre y deja un beso sobre él.
Me mira a los ojos con cautela como diciendo "¿estas segura?" con su mirada, asiento con la cabeza y vuelve a tomar mis labios, luego baja por mi cuello y aprieta mis senos que yacen al descubierto por no usar brasier, me viene un recuerdo y mi cuerpo tiembla, niego con la cabeza y Robert se separa.
-¿Estas bien?— pregunta sin dejar de observarme.
-Sí, solo sigue por favor— lo duda y lo tomo de su camisa, lo hago recostarse en la cama y me coloco encima, quito su camisa acariciando su torso y reparto besos por todo su cuerpo.
Mientras lo beso, muevo mis caderas sintiendo su miembro crecer, gime acariciando mis piernas y apretando mis glúteos, luego me levanta y quita su short junto a su bóxer, al ver su entrepierna se me hace agua la boca y sin pensarlo dos veces me acerco para llevarlo a mis labios, trata de detenerme, pero luego de sentir mi lengua rodear su glande se detiene gimiendo de placer.
-Oh amor... sí... ummmm— gime una y otra vez, su miembro palpita dentro de mi boca con cada succión que le doy.
#4782 en Novela romántica
#322 en Joven Adulto
secretos dolor superacin amor incondicional, amor adolecente
Editado: 26.06.2020