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Un nuevo día, una nueva aventura; trato de ser lo más optimista posible. La verdad es que la flojera me está ganando solo quiero dormir y holgazanear, aunque para ser sincera nunca hago algo productivo. Veo el exterior por la ventana y me pregunto «¿Por qué no está lloviendo?», el día está soleado y tan lleno de energía que me aborrece.

«Hasta pareciera que el clima se burla de mí», pienso malhumorada. 

Me arropo con el edredón de pies a cabeza para que los rayos solares no interrumpan mi preciado descanso, pero los minutos pasan y las ganas de dormir brillan por su ausencia. Estúpido solo que me despertó. Ahora solo tengo dos opciones: ¿Ver una película o salir? Por lo que cedo a mi tentación y elijo una película.

Quiero ver una película empalagosa y que no sea tan vieja, tras unos 20 minutos por fin decido ver “Mi Primer Gran Amor”, creo que es una de mis películas favoritas, nunca me cansaré de verla. Pido algo de comida porque tengo flojera de cocinar, pero tarda un poco por lo que preparo unas cotufas con mantequilla.

Cuando llega la comida estoy empezando a ver una serie que resultó ser súper aburrida, por lo que tuve que recurrir al plan B; disfrutar del soleado día. 

Dispuesta a salir para entretenerme un rato voy al baño y el reflejo esbelto que veo en el espejo se ve agotado, parece que no he dormido bien en días. Mis ojos marrones están opacados por grandes ojeras, mi cabello castaño está todo enmarañado como un nido de pájaros, mi piel está más pálida de lo normal; en pocas palabras parezco un cadáver.

«Tal vez me puedan contratar para hacer de zombie en una película, con esta pinta a cualquiera asustó de muerte», me río mientras alejo el pensamiento y trato de ser seria. 

A pesar de mi humor, sé que la razón de mi aspecto es por culpa de las estúpidas pesadillas. Necesito dormir más, no puedo seguir así de demacrada. 

Me baño con agua fría y no sigo observando mi reflejo, al salir me visto rápido con unos jeans de mezclilla y una camisa sencilla. Ya lista recojo mis pertenencias, que son muy pocas la verdad, y las guardo en un pequeño bolso. Creo que nada se me olvida.

Es lindo hacer turismo por diferentes ciudades, sin embargo yo estoy cansada. He tenido la misma rutina por casi 4 años, no es muy satisfactorio contar con las mismas actividades todos los días. 

Hoy estoy en Bucarest, Capital de Rumania, visitando los múltiples sitios históricos, pero lo que realmente me emociona es el animado ambiente nocturno. Mis ciudades favoritas definitivamente siempre serán las europeas con ese toque antiguo, clásico y elegante que te hace suspirar.

Me detuve por un buen tiempo contemplando las obras de un Museo de Arte, no soy amante del arte pero siempre me ha gustado observarlo y darle un significado. Estoy entretenida admirando un cuadro, cuando escucho hablar a alguien a mi lado.

—Es una pintura muy especial, ¿verdad? —cuestiona la extraña.

—Sí, no logro descifrar su significado —respondo amable

—No creo que puedas —afirma segura.

—¿Por qué?

—Es muy sencillo —empieza a aclarar— Cada persona ve algo diferente en esta pintura, la idea es expresar diferentes emociones a quien la ve. —dice y al ver mi cara de confusión añade— Si me preguntas que veo,  mi respuesta seria una mezcla de alegría y gozo, pero si le preguntas a otra persona te puede decir algo muy diferente. Es decir que el significado cambia dependiendo la persona que la observa y dependiendo su ánimo, ¿me explico?

Al escuchar lo último que dijo lo entendí todo, la pintura muestra muchas emociones, pero no todas pueden ser percibidas. Mientras en lo que ella ve predomina la alegría, en lo que yo observo resalta la tristeza, el dolor y un destello de misterio. Y si trato de ver un poco más veo varias ondulaciones azules que, como un todo, forman una impresionante media luna.

—Wow, es obvio que te apasiona el arte —digo asombrada por su anterior explicación. 

—Sí, es mi pasión —sus ojos adoptan un brillo impresionante—. Además guardo una relación muy estrecha con esta pintura. 

Estuve otro rato observando la pintura y preguntándome porqué la chica la vanaglorea tanto. 

—Por cierto, soy Jade —se presenta ahuyentando mis pensamientos.

—Leah —le extiendo la mano—. Espera, ¿eres Jade Jub? —asiente con cierto orgullo y yo sonrió— ahora entiendo tú apego a la pintura, eres una gran artista. 

El elogio se queda pequeño, en verdad es una de las mejores, raras vez se puede captar tantas emociones encerradas en una misma obra. Es toda una eminencia. Seguro muchas personas vienen a admirar su trabajo si es como el que tengo al frente. 

—¿Tienes más obras exhibidas? 

—Sí, pero en mi galería —aclara— Τα Συναισθήματα, es una de mis obras más nuevas y que más tiempo me llevó elaborar, el museo sí interesó y bueno… aquí está. 

Seguimos hablando de sus otros trabajos, ella me explicaba un poco de su estilo. Según me decía, cada artista tiene su manera de expresarse, y ella se ha preocupado por hacerlo de una forma única y distinguida. 

Inmediatamente, luego de tanto hablar, Jade y yo nos hicimos buenas amigas, siento como si la conociera desde hace años. Es una chica muy simpática.