El regreso a la escuela es como una batalla, hay alumnos por aquí y por allá locos por la universidad. Las vacaciones no me sirvieron para pensar en qué voy a hacer con mi vida. La exposición que tuvimos sobre carreras universitarias fue un fiasco porque me confundieron más de lo que ya estaba. Yo llevo mis papeles en un sobre verde dentro de la mochila, pero todavía tengo muchas dudas. En el camino hacia la sala de computo me encuentro con Daniel.
—¿Qué tal tus vacaciones? —pregunta.
Y yo solo sonrío al recordar lo feliz que fui durmiendo todas las noches a lado de Ariel. Por cierto, no lo he visto y necesito que me de algún consejo, el que sea antes de tomar una decisión.
—Aburridas, ya sabes. ¿Y tú?
—He estado todas las vacaciones pensando cómo voy a decirles a mis padres que pronto seré madre.
—¿Y ya se lo dijiste a Mario?
Bufa y asiente, no la veo muy emocionada y tengo miedo de preguntar. No quiero ni imaginar lo que Mason va a pensar del embarazo de su hermana, seguramente será un golpe duro a la confianza que le dieron sus padres. Me despido de ella por unas horas, quedamos de vernos en la cafetería a la hora del almuerzo. Entro a la sala y estaba completamente vacías, gracias al cielo. No quiero a nadie que me interrumpa.
Presiono el botón de encendido y aparece el logo de la escuela, mientras espero a que responda golpeo con mis dedos el escritorio haciendo un sonido estresante, pero no puedo dejar de hacerlo. Estoy nerviosa.
Dejo la mochila en el suelo y saco el sobre donde tengo mis datos, busco la página en internet y lleno los formularios correctamente, sin dejar ningún espacio en blanco y sin equivocarme en nada. En mi frente se acumula una capa de sudor que limpio con la palma de mi mano, pero al instante vuelve a aparecer. No tengo problema en escoger las universidades posibles, lo que me estresa es la carrera que elegiré. Me detengo un momento y el puntero aparece y desaparece torturándome y esperando a que escriba algo.
—Los dos sabemos que es lo que quieres, hazlo.
Doy un salto y volteo, no sé en qué momento entró Ariel a la sala, no lo escuché. Hemos tenido pláticas largas durante las vacaciones, incluso en algunas ocasiones nos dormimos muy tarde discutiendo sobre dedicarme a las letras.
—No lo sé…
Gira mi silla y se pone en cuclillas frente a mí, me agarra las manos y besa mis nudillos.
—Voy a apoyarte en todo, mi amor.
Lo miro a los ojos y por primera vez veo algo diferente en esa mirada grisácea. Siempre hay un flechazo a mi corazón cuando la veo, pero en este momento veo mi futuro en sus ojos.
—¿Incluso si voy hasta Nuevo México? Ariel, ¿irías conmigo si me quedo en Albuquerque?
—Yo me voy contigo al fin del mundo.
Extiendo mi sonrisa y lo abrazo, le doy un beso en el cuello y me doy la vuelta para terminar lo que estaba haciendo; Lengua inglesa en la universidad de Nuevo México. Trago saliva cuando aparece una barra azul que dice que mis datos se están enviando, después aparece una palomita color verde y salto de la silla. Esto solo significa una cosa, si me quedo aquí o me voy Ariel seguirá conmigo, no puedo creer esto que estamos viviendo y agradezco tanto su apoyo. Sin él no hubiera podido convencerme de lo que quiero hacer toda mi vida, hoy por él sé que las letras son mi pasión y que la quiero por el resto de mi vida. Lo beso y me recibe en su boca con tanto gusto, me lleva hacia la pared y me carga. Me sostengo fuerte de su cuello y siento su lengua en la mía, con ella recorre cada parte de mi boca y la hace tan suya. Mi amor, si supieras lo feliz que soy, tan solo sentir tu presencia hace que me sienta más segura y con ganas de comerme el mundo, soy otra desde que sé que él siente lo mismo que yo… y lo amo, lo sé. Lo amo como nunca en mi vida imaginé amar a alguien y ya no quiero seguir callándolo.
—Te amo —digo sobre su boca.
Abro los ojos y veo que está sonriendo. Me baja poco a poquito y acaricia mi cara.
—Tú no imaginas lo feliz que me haces, iluminas mi mundo con solo sonreír. Soy el hombre más dichoso, dios, soy tan afortunado por tenerte… te amo Emma.
La emoción me hace regresar a su boca, me ama… dijo que me ama. ¡Por fin!
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Editado: 08.05.2022