Aldana miró una vez más los boletos de avión que tenía en la mano mientras se encontraba en el aeropuerto de Ezeiza junto a su hermana.
―Solo una cosa...
Las dos chicas de cabello rojizo, largo y lacio, estaban paradas una frente a la otra de tal manera que parecían una el reflejo de la otra. Un par de gemelas exactas, de no más de 23 años y una fuerte actitud, pero teñida por un leve toque de picardía.
―¡Ya te lo dije!― se impaciento Luisana por vigésima vez a su hermana quien preguntaba lo mismo una y otra vez― ¡porque me gusto!
―¿Y eso me tiene que importar, porque...? ― miró a su hermana haciendo un gesto de frustración ante el gesto de su hermana― ¿porque siempre tiene que ser lo que tú quieres?
Aldana era la mayor por apenas cinco minutos, y Luisana era uno o dos centímetros más alta, ella siempre decía que era la venganza por no esperarla cinco minutos y apurarse, casi como una broma que solo ellas entendían
―Porque si te dejo escoger a ti terminamos en una aldea solitaria en medio del Amazonas.
Aldana resopló indignada.
¡Solo una vez se equivocaba y su hermana la condenaba para toda la vida!
―¿Hiciste las reservaciones en el hotel?― pregunto cambiando de tema.
―Si ya está, en cuanto lleguemos nos vamos a dejar las cosas al hotel y nos damos una vuelta por ahí, ¿que te parece?... según mis cálculos― miró su reloj― allá será de noche y es una buena oportunidad para conocer la noche Inglesa― se entusiasmó Luisana.
Aldana hizo una mueca y negó.
―Yo paso, sabes que no me gusta ir contigo a bailar.
―¿Pero todavía te acuerdas de eso?― le dijo Luisana riéndose― ¡no te va a pasar esta vez, te lo prometo!― dijo solemne.
Aldana no confiaba en esa promesa y recordó la última vez que salió a un club nocturno con su hermana gemela.
FLASH BACK
Esa noche estaba esperando que Luisana regresara del tocador de damas cuando un muchacho muy apuesto se acerco a ella, la tomo del rostro y le dio un beso, ¡que la dejo sin aire!
Cuando la soltó, le dio un papel y le sonrió con expresión pícara.
―¡Llámame en la mañana y continuamos hablando de la sobre población mundial― bromeó.
Ella solo asintió con la cabeza, se quedó dura en su lugar cuándo él se acercó de nuevo, le dio otro beso en los labios y luego se marchó.
Estaba ese día con su novio...
¡Ex novio en la actualidad, justo por culpa de ese incidente!
Cuando él vio lo que pasaba, comenzó a reclamarle, pero en ese momento llegó su hermana, lo rodeó por la cintura con sus brazos y lo miró dulcemente.
―¿Cariño porqué le reclamas a mi hermana?
Aldana miró a su hermana entre agradecida y molesta, y sonrió.
―Creo que nos confundió otra vez.― aventuró Aldana.
A esa altura del partido el pobre muchacho ya no sabia cuál era su novia y cuál su cuñada.
Ellas no habían perdido la costumbre de vestir iguales cada vez que salían y él sospechaba que lo hacían justamente para eso...¡para confundirlo!
―¿Tú... no eres Aldana? ― le preguntó a Aldana.
―No, yo soy Luisana― mintió― ella es Aldana.
―¿Cariño que sucede? ¿Ya te confundiste de nuevo?― replicó con cara de inocencia Luisana.
El muchacho las miró con atención, nunca había sido capaz de identificarlas.
¿Cuál era su novia y cuál la hermana?
―¡Saben!― las miró con enojo― ¡ya me cansé de su juego de gemelas! ¡Nunca se cuál es cuál! No sé cuál de las dos es mi novia!
Aldana se mordió el labio inferior y lo miró angustiada.
¿Que significaba eso?
―¡Se término!― dijo el muchacho como si le leyera la mente― ya no quiero seguir con esto, lo siento pero se termino Aldana, cual quiera que sea de las dos.
Se fue dejándolas allí y Aldana se sentó en una silla cercana, suspirando pesadamente.
―¿Qué pasó?― preguntó Luisana
―Esto paso― le dijo Aldana dándole el papel que le diera el chico que la beso.
Luisana se mordió también el labio como su hermana y se sentó junto a ella.
―Lo siento.
―Esta bien, no importa― dijo Aldana sonriendo apenas― igual sabía que no iba a funcionar.
―¿Porqué?
―Porque nunca pudo saber cuál de las dos era yo, solo sé que el hombre indicado para mi, va a saber que soy yo con solo mirarme a los ojos.
Aldana la abrazó y asintió con la cabeza.
Ella pensaba igual que su gemela, solo le entregaría su corazón al hombre capaz de identificarla, el que con tan solo mirarla supiera que era ella y no su hermana.
―¿Vamos a casa?
―Si, quiero comer mucho helado
Luisana se rió y la abrazo.
―Si y mirar muchas películas de amor.
―No mejor una de terror.
―Si mejor.
FIN FLASH BACK
―¡No voy a ningún club contigo nunca más!― afirmó.
Aldana era más bien tranquila y reservada, mientras que Luisana era estridente y avazallante. La verdad era que Aldana y Luisana Díaz Méndez, eran iguales por fuera pero totalmente diferentes por dentro.
Luisana la rodeó con el brazo y la miró con picardía.
―¡Me vas a decir que no te gusto esos dos besos que te dió?
―Bueno...
―¡Y me vas a decir que, no te vino genial para levantarte el ánimo cuándo fuiste con él a esa cita en mi lugar?
―Bueno yo...
―Dana― la miró entrecerrando los ojos― me vas a decir que él no te gusto cuando...
―¡Basta!― ordenó Aldana mirando a su alrededor― ¡cállate!
Luisana comenzó a reír con ganas y caminó con su hermana hasta la puerta de embarque.
―Te aseguro que la pasaremos genial en Londres.
―Si, tienes razón.― dijo Aldana al fin.
―¡Londres cuídate que allí vamos!― se animó Luisana.
―¡Chicos sexys allí vamos!― rió animada Aldana.
* * *
El vuelo estuvo muy bien.
Se la pasaron durmiendo.
Cuando llegaron a Londres era de tarde, tomaron un taxi y se dirigieron al hotel.