Doctor curioso

O1


Sus manos hábiles estaban guardando sin problema y con cuidado las herramientas y productos que utilizaban para cada una de las citas con futuras madres. Sus cabellos castaños se balanceaban y su sonrisa de conejo era larga.

La puerta se abrió, dejando ver a un cansado rubio, el cual acomodó sus lentes y se sacó la bata, dejando ver sus musculosos brazos bajo de esa camiseta blanca de manga corta.

Park Jimin, el doctor.

Era jodidamente caliente, podía venir con pans y solo ponerse la bata en el consultorio y seguiría siendo malditamente elegante. Ahora que tenía un pantalón de mezclilla, unas botas negras y esa playeta sin estampado no era la excepción, solo se sacaba la bata y una chamarra de cuero ocupaba su lugar para dejar de ser el doctor ardiente y convertirse en Jimin ardiente.

Jimin borró su rostro cansado por una sonrisa cuando sus ojos se conectaron con los de su asistente, Jungkook sonrió tranquilo y dejó los frascos con el líquido para los ultrasonidos dentro de un cajón.

─ Hey. ─ Dijo Jimin acercándose y sentándose en donde las madres ocupaban lugar.

─ ¿Qué tal? ─ Respondió Jungkook con una sonrisa y continuó guardando las cosas.

─ ¿Cómo estás hoy?

Eso era raro, Jimin tenía tiempo haciéndolo. Pasaban todo el día juntos y al final, cuando cada quien iba a irse a casa, en su periodo de guardar, limpiar y llegar hasta sus autos, Jimin se ponía muy raro. Cuando estaban completamente solos en el consultorio, Jimin de verdad se ponía raro.

Y Jungkook se ponía nervioso.

A Jungkook siempre le ha gustado el doctor Park, desde que pidió trabajo ahí, no, desde que estaba estudiando y el doctor Park le daba clases en la universidad. Sí, desde eso entonces Park Jimin le mataba toda la cordura que su anatomía poseía.

─ Bien, sí. Hoy nos fue bastante bien. Aunque sigo avergonzado por haber dicho que esos muchachos eran pareja.

Jimin alargó su sonrisa y escondió sus ojos en lineas de pestañas negras, asintió y llevó sus manos a tocarse entre sí, dedos juguetones.

─ No hay muchos mejores amigos que vengan a acompañar a mujeres, al menos de que quieran con ella o sean gays. No lo sé.

Jungkook asintió y se giró para limpiar un poco. Jimin no era gay y ese era el problema de su enamoramiento, no es como si le hubiera preguntado, pero por lo que supo, Jimin tenía una relación de años con una mujer, hasta que algo pasó y ahora estaba solo. Además, un día encontró una foto de él y otra muchacha en su escritorio, buscaba algo que le pidió y la encontró sin querer.

Su corazón se había roto y fingió que no sucedía nada.

─ ¿Cómo estás tú? ─ Intentó seguir la plática, tomando entre sus dedos largos y blancos la tela con la que limpiaban las herramientas del ultrasonido.

─ Yo estoy algo desanimado.

Jungkook dejó el trapo y se giró, le miró, con una sonrisa tranquila pero ojos cansados, por lo que tomó la silla en la que Jimin normalmente se sentaba para las citas y la acercó cerca de Jimin, sentándose frente a él y entrelazando sus manos arriba de su pierna. Estaba listo para servir de psicólogo de Jimin, así era cuando Jimin tenía algún problema, con eso de que a veces no tenía el apoyo de sus padres y la única persona de su familia que podía ver era a su hermana con sus sobrinos cada año. Que difícil vida.

─ ¿Por qué estás desanimado?

Jimin se tomó tiempo para presionar sus labios en una trompa graciosa que elevó cerca de su nariz, sacó los lentes de su rostro y sus ojos azules brillaron ante Jungkook. Se acercó un poco más, como si fuera a contarle un secreto y alguien pudiera escucharlo.

─ Hay alguien que me gusta, pero no se da cuenta que me gusta.

Jungkook tragó amargamente, quedando en silencio, no sabía que decir y trató de analizar la información.

A Jimin me gustaba una chica.

─ Yo sé que también le gusto.

─ ¿Y por qué no le dices?, estoy completamente seguro de que podrían tener algo. Eres un partido genial.

Jimin sonrió. ─ ¿Lo crees?

─ Lo es. Sin duda, doc. ─ Jungkook le regaló una sonrisa de conejo para que se relajara, formó un puño con su mano y golpeó sin fuerza el hombro de su mayor. ─ Debes decirle, quien quita y tienen algo. Anda, tu puedes, hyung.

Jimin asintió, se levantó de repente y sonrió más de lo que había sonreído nunca. Jungkook se quedó sin aire, Park Jimin era sin duda alguna el hombre más hermoso en la existencia y era hetero.

─ Tienes razón, le diré mientras aún esté aquí.

Entonces Jimin salió corriendo por la puerta y ésta se comenzó a cerrar lentamente, mientras la agonía de Jungkook crecía. Quien se levantó de la silla, la acomodó y terminó de acomodar sus cosas, después buscó su maleta, esa que Jimin le había regalado para que tirara “la fea bolsa de canon en donde traes hasta los calzones de tu abuela” y comenzó a guardar sus cosas, dando la espalda a donde su amor se había ido a confesarse a alguien más.

Otras manos lo tocarían, otros ojos le mirarían, las sonrisas le pertenecerían a alguien más, las manos de Jimin recorrerían el cuerpo ajeno y besarían sus labios, serían felices y él siempre estaría enamorado del doctor, posiblemente.

Cuando tomó su cartera para meterla a su maleta, la abrió queriendo sentir un poco más de dolor. Miró la foto de él y Jimin cuando en su cumpleaños veintidós lo llevó a comer comida japonesa, ambos tenían los labios rojos e hinchados por pasarse con la salsa picante y les quemaba la boca, pero aún así sonreían.

─ Me gustas.

Jungkook se giró asustado, dejando caer la cartera dentro de su maleta y tocando su pecho mientras se recargaba en el escritorio.

Jimin estaba ahí, parado frente a él, con una flor amarilla estirándose en su dirección.

─ Me gustas mucho y sé que yo te gusto a ti. Entonces, tal vez, ¿quisieras salir conmigo?

Jungkook tenía su corazón latiendo en su garganta, las lágrima estaban juntándose en sus ojos y su labio inferior fue mordido entre sus dientes de conejo por los nervios.



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En el texto hay: doctores, romancegay, jikook

Editado: 07.03.2020

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