Es nuestro último día de vacaciones y por eso mis amigas y yo decidimos realizar una pijamada, así podríamos ir juntas al instituto la mañana siguiente.
Aun es temprano para organizar todo lo necesario para la pijamada, decido esperar el atardecer adelantando mis proyectos pendientes, como mi escultura de paletas de madera, mi gusto por las actividades recreativas las herede de mi talentoso padre, a él le fascina todo lo relacionado con ensuciarse las manos, y dejarse llevar por la imaginación, una parte de mi cree que el debió ser un gran artista.
Mi teléfono suena, mostrándome un mensaje del grupo que comparto con Charlotte y Diana.
Charlotte: ¿Habrá pijamada esta noche Nicole?
Diana: ¡¡Tiene que haber no puede cancelarla!! Es de mala educación.
Claro que habrá pijamada, no se preocupen
Diana: ¡Genial! Nos vemos luego.
Charlotte: ¡Perfecto!
***
Me asomo por la ventana esperando ver si mis amigas ya han llegado, impaciente camino por la habitación de un lado a otro, esperando que en cualquier momento suene el timbre.
Y como si un ser celestial me escuchara suena el timbre.
Bajo lo más rápido que mis cortas piernas me lo permiten -gracias a mi metro sesenta- cocho contra mi madre quien se encuentra a centímetros de abrir la puerta y le doy un suave empujón adelantándome a abrir la misma y encontrándome con una gran decepción, el repartidor de comida china.
—¿Desde cuándo te gusta la comida china? — giro mi cabeza para ver a la persona que hace la pregunta con una pizca de gracia, mi padre.
Nunca, esa es la respuesta para todo el que me conoce. Nunca me ha gustado la comida china y no es por discriminar ni nada, no tengo conflictos con la cultura china, salvo que las películas de zombies y virus mortales traumaron a una yo de ocho años.
—Disculpe, esperaba que fueran mis amigas. — digo sin más para dirigirme a la cocina en busca de algo que puedan controlar mi hambre hasta que las impuntuales de mis amigas vengan.
Veo como mi madre recibe la comida y verifica que todo esté en orden, una mala experiencia la volvió así y ¿A quién no? Cambio de restaurante y todo.
Media hora después el timbre vuelve a sonar y esta vez dejo que sea mi padre quien abra la puerta, una sonrisa se forma en mi rostro a ver que son mis amigas —¡Viniefron! — digo como puedo con unas cinco papas que metí en mi boca segundos antes.
***
—¡¡QUE IDIOTA!! — grita Charle, después de mostrarle mi conversación con aquel chico de dodovout, mientras que Diana está en silencio releyendo la conversación por tercera vez— ahora debes de ganarle siempre para que le duela en el ego por desafiar a la reina de los videojuegos
—Yo solo puedo decir que tengas cuidado, sabes que no confió mucho en esos juegos en línea, hay personas que pueden robarte datos y esas cosas— comenta Diana con una tranquilidad que me preocupa, ella no suele ser muy tranquila con sus amigas.
Cuando la conocí pensé que era de las chicas introvertidas y que no nos llevaríamos, aun así, después de insistir y pasar tiempo juntas terminamos siendo buenas amigas, admito que es un poco cerrada a veces, pero así es su personalidad y la comprendo a la perfección, yo también suelo ser introvertida y cerrada. A diferencia de Charlotte que siempre espera cambiarnos y que la acompañemos a una fiesta o hagamos algo que nos saque de nuestra zona de confort.
En muchas ocasiones hemos querido intentarlo, pero algo siempre nos lo impide y no podemos seguirla, Diana y yo hablamos al respecto sobre eso y solo decidimos apoyarla y quererla.
—Tienes razón, tendré cuidado en esas apps, pero fuera de eso una parte de mi quiere saber a dónde llega todo esto, estoy segura que él no se dejará ganar fácilmente, nos desafiamos mutuamente y ahora debemos de ver quien gana.
—Además si tanto les preocupa pueden intervenir, ¡Ya sé! Créense una cuenta en dodovout e interróguenlo, espíenlo y busquen puntos débiles para ganarle, discretamente claro.
Observo a mis amigas analizar mi idea y ambas asienten en señal que están de acuerdo conmigo, es así como minutos después nos encontramos creando un perfil a cada una en dodovout, y enviándole una solicitud a jugador001 esperando a que las acepte sin problema alguno y no como lo hizo conmigo.
Después de un momento de platicas y risas hablamos de las cosas que hicimos en nuestras mini vacaciones Charlotte, se fue a una especie de retiro con su familia donde convivieron con otras personas y hacían labores en la comunidad, fue ahí donde conoció al chico con el que está obsesionada últimamente.
—Y sus besos...indescriptibles.
—¿Lo besaste? —preguntamos al unisonó a lo cual Charlotte asiente.
Es lo bueno de conocer chicos en otras ciudades, no los vuelves a ver— guiña un ojo y una sonrisa pícara se dibuja en su rostro.
De nosotras tres Charlotte es la amiga coqueta, la de las citas, encuentros casuales, y la encargada de mantener nuestra vida social más activa, en cambio Diana es la amiga más tranquila, y un poco introvertida.