Ernesto
Cuando sentí aquel vacío al no ver a Sofía y ver a la cocinera que en la que preparaba el almuerzo mi boca picaba por preguntar por ella y así lo hice.
- Cuquita ¿Dónde está Sofía?
La cocinera dejo de hacer lo que estaba haciendo y volteo a verme con un rostro que no puede descifrar.
- Salió temprano señor, salió tomo el coche - se dio la vuelta y continúo cocinando, pero continuó diciendo - solo le dijo que le hiciera el desayuno a usted y a su novia.
Término de decir con voz cansada.
Pero como que salió cansada hoy no probaré su deliciosa comida, sí sé que he sido un idiota con ella, pero eso no significa que despreciaría su comida verdad.
Camine al comedor para esperar el desayuno, sentándome en la silla y recargando me en el respaldo de esta.
Después de unos cuantos minutos veo a Rosa bajar con un conjunto de ropa que creo es demasiado revelador para mí ver.
Al rato la cocinera llegó con nuestra comida.
El silencio era tan profundo que solo se escuchó el sonido de los cubiertos, hasta que el teléfono de Rosa suena.
Cuando ella le toma sus ojos brillan, sale corriendo del comedor a contestar no entiendo la razón o es que me hace tonto.... No lo creo ella me ama me lo ha dicho muchas veces.
Término de desayunar y ella regresa sorpresivamente habla.
- Amor tendré que salir de urgencia no podemos estar el día de hoy juntos lo siento - y así como llegó se fue.
No obstante, no le di la suficiente importancia pues creo que no debo estar detrás de ella.
Pero en fin camino al baño de nuevo a cepillarme los dientes.
Saliendo a paso apresurado tomo las llaves del coche y me voy a la maldita empresa que solo me quita tiempo con el amor de mi vida.
Sin perder más el tiempo llegó en cuestión de segundos al edificio, manejando al final estacionamiento.
La oficina me es estresante, dejo las llaves al guardia y entro al elevador, llegó al piso correspondiente a mi oficina, veo a mi secretaria que está comenzando a trabajar.
Entro por las dos puestas tan anchas y grandes de mi lugar de trabajo, camino al escritorio ye cuento en la silla giratoria que está detrás del mueble, enciendo la computadora.
Mientras el aparato comienza a prender me levanto y me pongo frente al gran ventanal que está en mi espalda.
Veo toda la ciudad en su totalidad, tomo la taza de café que está en el escritorio junto a una nota de la secretaria, a mi pensamiento solo lo único que llegó a mi cabeza fue lo que sentí cuando fui a desayunar que no encontré a Sofía por ninguna parte, ¿Dónde se metería?.
Pero que, estoy más que sorprendió, de donde se me ocurre pensar en Sofía si no me agrada en lo absoluto.
Solo quiero aquel se esfume de mí maldita vida.
Estoy tan centrado en ello que no escucho el sonido del monitor hasta que mi secretaria me llama por teléfono.
- "Señor le recuerdo que en 30 min abra una reunión con los alemanes"
- "Si gracias por avisar".
Que fastidio solo quiero correr a los brazos de mi amada, cierro mis ojos solo para poder ver su atractivo rostro, pero esto no sucede lo único que llegó a mi cabeza fue el rostro de Sofía.
Abro mis ojos sorprendió nunca me había ocurrido algo así en estos 10 años de casados no a creo que me estoy confundiendo, bueno creo que perdí demasiado tiempo en estar pensando en el estúpido rostro de Sofía.
******
Después de unas largas tres horas de junta con los alemanes, estoy cansado solo deseo llegar a mi casa.
Así que no espero más, salgo por aquellas enormes puertas, a paso lento entro al elevador y dirigirme al estacionamiento.
Ya en en coche lo enciendo y emprendí mi camino a la casa.
Cuando llegue la casa estaba totalmente sin luz, estaba a oscuras, cuando entro no hay alma alguna todo se encontraba en un silencio sepulcral.
No hay nadie, nadie quién me prepara la cena.
Mi estómago gruñe demandando comida, voy a la cocina con la esperanza de encontrar algo preparado, pero no hay nada.
Pasó el tiempo y se tornó totalmente obscuro, no llegaba nadie, ni mi pareja, ni Sofía.
Me senté en el sofá a esperar a ver quién se dignaba a llegar, pero nadie.
Pasó una hora y escucho el sonido de un coche solo apagó la luz de un lado mío, solo espere a que la persona que entrara fuera Rosa, pero no fue así la que entro fue Sofía.
Le llamé por su nombre, más su tono fue tosco ya no había ese tono dulce que siempre iba dirigido para mí de parte suya, no ya no hay nada de su voz dulce.
Editado: 05.09.2020