P.O.V Nebraska Grey
Sin la ayuda de Mont no habría podido hacer que Josh se vaya sin haber dejado mi corazón agonizando, ella lo cuidó mucho mejor que yo y me siento en deuda con mi amiga. Ahora mismo me despido de ella porque debe marcharse y yo necesito acostarme para mañana amanecer muy bien e ir a trabajar.
—Nos vemos mañana y ven conmigo al gimnasio.
—No sé de dónde sacar tiempo para ello.
—Pues ya encontrarás, así no te agobias —señala sonriendo y lanza un beso al aire antes de ir al ascensor—. Además ya dijiste que irías.
Dentro al departamento y voy a mi habitación, busco mi pijama para darme una ducha y acostarme. Cuando me estoy lavando el cabello siento pequeños dolores en las manos y recuerdo al chico, Edward es su nombre, sonrío y termino la ducha un tanto incómoda con la sensación de sí esa atracción seguirá ahí.
—Mierda —me quejo cuando me sorprendo de cómo lo estoy queriendo pensar.
Me pongo mi pijama y seco mi cabello con el secador porque no me gusta dormir con el pelo húmedo. Ordeno mis cosas en el baño y me voy a acostar, tomo mi celular para revisar mi instagram y quisiera buscarlo en la plataforma, pero es que no tengo sus datos.
—No puedes pensarlo así, Aska —me riño mirando el cielo de la habitación—. Estás casada y aunque te fueran infiel, debes mantenerte limpia.
A las tantas me termino quedando dormida, pero ni en sueños me logré limpiar, pues mis sueños siguen yendo a los días en mi luna de miel, cuando todo me iba destruyendo de a poco y para que mi esposo nombrara a mi amiga en nuestra intimidad, lo peor fue verlos en el desayuno al día siguiente, no pude más.
Despierto una hora antes de que suene el despertador y lo agradezco, pues necesito meditar antes de marcharme y probablemente también tendré demasiados errores para tomar las líneas correctas para llegar a mi consulta.
Me visto y tengo problemas con el vestido que usaré porque siento que no se ve bien con los zapatos que he escogido, me miro al espejo y siento que no hay concordancia, pero ya no me queda tiempo, me tomo el pelo en un rodete que tomo con la garra. Me maquillo simple y siguiendo la técnica de quien maquilla a Hayley Bieber. Me delineo los ojos al estilo foxy y aplico máscara de pestañas, peino mis cejas y utilizo un labial del mismo color del vestido, un tono rosa caoba.
Tomo mi celular y voy a la cocina, me preparo un café mientras busco mi cartera y mi maletín. Tomo una chaqueta denim blanca con cuello de camisa que llega a la cintura, eso en caso de que me de frío. Le escribo a Mont para que me tenga algún conjunto deportivo en caso de que si vaya a pasar por el gimnasio.
Salgo del departamento luego de tomar el café y dejar la taza en el lavavajillas. Busco el mapa que me envió Mont para saber por donde debo tomar el autobús y cual debo tomar, no importa si me pierdo, total llevo tiempo extra y eso es lo mejor.
Por suerte y gracias a Montana, llego bastante bien a mi trabajo, me perdí una sola vez pero pude volver a recuperarme. Entro a mi consulta luego de ver a mis demás compañeros de trabajo, tenemos consultas de espacios de salud mental, me gusta pero no es muy asequible para muchas personas, por lo que también trabajo en conjunto con colegios, lo que facilita el acceso a muchos jóvenes adolescentes a atenciones que nunca podrían haber tenido. Aunque también me gusta trabajar en ayuda a la autoridad en los ámbitos que ellos consideren pertinentes, pero principalmente trabajo a favor de mujeres y niños.
Me siento en mi silla y noto que incluso en mi consulta hay cosas que traían la presencia de Josh conmigo, busco una bolsa de basura y comienzo a echar las cosas en ella, cada vez se me hace más fácil y me siento extraña porque debería de dolerme, pero sólo me molesta haber dado tanto por alguien que por mi no daba nada, me siento usada.
—Hola Vince —saludo al conserje del piso—. ¿Podrías deshacerte de esto?
—Claro señorita Nebraska —musita tomando la bolsa—. Bienvenida al trabajo nuevamente.
Sonrío y preparo todo para mi primera paciente, ella estaba molesta porque me casaría y la dejaría sola, por eso la agendé de inmediato como la primera del día y de seguro tendrá mucho que decir, yo la veo como ese caso en el que estoy contratiempo y es muy difícil porque es adolescente y esa es la etapa que cómo psicólogos más tememos.
—Hola Aska —volteo y la veo abriendo la puerta, nuevamente trae brazaletes.
***
—Aska, vamos a ir a almorzar ¿Vienes?
—Sí —asiento a uno de mis compañeros de trabajo—. Espera guardo esto y voy.
Cierra la puerta y yo guardo la ficha en el mueble que tiene seguro y candado, siempre tenemos que guardar todo con máxima seguridad, no sería bueno que se rompa la confidencialidad entre paciente y terapeuta. Tomo mi cartera y mi celular para ir a comer, salgo y ya están todos esperando para ir juntos.
—¿Cómo fue la luna de miel?
—Regresaste antes.
—Lo sé —señalo entrando al ascensor con ellos—. Me voy a divorciar.
—¿Qué?
—¿Por qué?
—Me fue y ha sido infiel con mi mejor amiga y muchos más.
—¿Estás bien? —preguntan todos.
—Sí, de hecho, es muy fácil dejarlo estar. Yo misma me sorprendo de que me dolió por un momento, ahora sólo estoy molesta y siento que perdí tiempo. Ojalá no verlo nunca más.
—¿Si sabes que eso no es sano?
—Es sano, ya lo lloré mucho y no le daré el significado que no merece. Simplemente quiero ser yo —las chicas me abrazan y los chicos se ofrecen para agredir a mi ex, todos lo conocían.
Salimos del edificio y nos vamos al restaurante más cercano y uno de nuestros favoritos, cuando llegamos sólo pasamos y pedimos lo que queremos, por lo general somos saludables y comemos como tal, pero hoy va a ser nuestro viernes de gustos culposos.
El almuerzo pasa divertido y lento, es un gusto fenomenal. Reímos como nunca y de hecho, hasta hacen que mi ánimo suba de manera considerable, notando que la vida si te puede sonreír luego de una tormenta, notando que no todo es malo tras una ruptura y que con eso, puedes sacar la mejor versión de ti. Momento filosófico reflexionando.