Capítulo | 17

P.O.V: Nebraska Grey

Me miro al  espejo nuevamente, me veo muy bien a pesar de que sí me veo más joven de lo que soy, además de que estoy mucho más pequeña por usar zapatillas bajas. 

—Deja de verte al espejo —me regaña Montana—. Edward no te va a rechazar.

—Lo sé, la cosa es que yo lo iba a rechazar y ya no estoy segura de eso.

—Te lo dije —asegura riendo mientras vuelvo a donde me tiene trabajando—. De verdad que te golpeaba si lo rechazabas. 

—Tan buena amiga que eres —digo con ironía y ella se ríe.

Llevo casi cuatro horas trabajando en la boutique porque hubo una fuga de gas en el edificio donde trabajo, por lo que no podíamos estar ni cerca del lugar, así que el jefe nos dijo que no nos veríamos hasta el lunes y que por los pacientes y nuestro horario de trabajo luego él nos compensaría. 

—De verdad que ayer me moría por besarlo y hubiese salido mejor si no hubiese sido por el idiota que tengo por hermano.

—Nebraska, ya me tienes cansada con eso, me lo has contado desde la llamada de anoche, durante la primera llamada del día y desde que llegaste a invadir mi lugar de trabajo. Me vuelves a decir que es culpa de tu hermano el no besarlo y juro que los encierro en el gimnasio para que follen en todas las máquinas posibles, incluso el baño si tanto quieres.

—Mont —carraspeo avergonzada, pero ella estará peor—. Tienes clientes pequeños.

Mi amiga observa a su alrededor donde las madres que se encuentran comprando, la miran con desaprobación mientras que los niños miran a sus madres y a mi amiga mientras cuchichean. Mont vuelve a verme y se que me quiere ahorcar culpandome de que se le haya soltado la lengua.

—Te odio —me susurra para luego disculparse con las adultas, obviamente se excusa en mi cobardía.

Sigo trabajando porque luego me iré con ella hacia el gimnasio, donde obviamente aceptaré esa cita, luego de muchas vueltas anoche me dije que da lo mismo si una relación amorosa no nos funciona, bien podemos ser sólo amigos. Al fin y al cabo, no dudó en dejar que yo sola me enfrente a Josh, me hizo valer como yo no.

Suena mi celular y rápidamente voy a responder cuando noto que es Kansas quien me está llamando. Por lo general ella es de mensajes y si llama, entonces es algo serio.

—Hola hermanita.

—Aska, no quiero estudiar este año —claramente es una broma, no digo nada porque ya varias veces me ha llamado haciendo jueguitos con sus amigos—. Aska ¿Me escuchas?

—Sí, sólo que no sé qué quieres que te diga, pero si es una apuesta ya cumpliste.

—Aska, no es juego, no es broma, ni tampoco apuesta. De verdad, no quiero estudiar.

—¿Le dijiste a papá?

—Me da miedo, además que ya sabes cómo están con todo lo tuyo, si les digo que no quiero estudiar entonces será peor.

—Kansas ya sabes que no me gustan estos temas así por llamada, es extraño y además no sé qué quieres que haga, es papá quien paga tu carrera. A mi no me tienes que decir nada, tu sabes que sólo me queda apoyar desde acá.

—Tengo miedo.

—Lo sé, conozco a nuestros padres y por algo me alejé. Ahora ¿Por qué no quieres estudiar? Recuerda que debes tenerle buenas razones a papá. 

—Simplemente no me siento preparada para seguir con la carrera, es cansador —la conozco lo suficiente para saber que eso es una mentira y que está mal con ello porque si no no tendría ese nudo en la garganta.

—A veces es necesaria la ayuda psicológica.

—No vengas con eso. Oye, necesito hablar contigo en persona.

—Claro, ven cuando quieras. Si le dices a papá y te apoya, que de seguro lo hace porque eres su bebé, entonces tendrás tiempo libre y podrás venir.

—¿Por qué no vienes tú?

—No puedo, tengo trabajo y ahora que se fueron no iré donde ellos. 

—¿No vas a venir?

—Al menos no durante el tiempo que sigan insistiendo con Josh. 

—Está bien, entonces nos veremos. Te quiero.

—Yo también te quiero.

—Te necesito —susurra antes de cortar la llamada

Me quedo viendo el celular por bastante tiempo, le escribo a mi hermano con quien no quedamos muy bien ayer, pero puedo ignorar eso solo por el hecho de que Kansas me preocupa mucho más que una discusión. Su respuesta es un “te llamaré a la noche”.

—¿Todo bien?

—Sí, es sólo que Kans no quiere estudiar este año.

—Y sospechas de que hay algo más además de no querer —asiento porque realmente Montana ha aprendido a conocerme.

—Sí. O tal vez no hay nada y sólo soy yo queriendo ver donde no hay.

—Puede ser —seguimos atendiendo hasta que llega a buscarnos su novio.

Sí, hoy tomamos la gran oportunidad y nos conoceremos por primera vez, esto es más emocionante de lo que creía. Pero es que tal vez es porque Mont era una mujer con demasiada libertad y nunca la vimos con un novio de verdad, entonces por eso debe generar demasiada emoción.

—Hola, soy Christian, mucho gusto.

—Hola Christian, yo soy Aska —me presento sonriendo divertida viendo a mi amiga sonrojada luego de que este le besara la frente y la abrazara apenas la vió.

—¿Dónde tengo que llevar a las señoritas?

—Al gimnasio, ella necesita follarse al profesor de artes marciales —comienzo a toser y a sonrojarme por la barbaridad que ella ha dicho al público como si nada—. Y yo tengo que ponerme más buena.

—Cuidadito con tan buena que luego todos te miran y ya suficiente tengo —bromea abriendo la puerta del copiloto para ella.

—Pero tu eres al único que miro —suspira ella 

—Dios mío, me robaron a Montana y me la cambiaron por otra persona —mi amiga se ríe y su novio niega con la cabeza encendiendo su vehículo.