P.O.V: Nebraska Grey
Mi ex trata de llegar a mi, pero es Edward quien no lo deja llegar a mi sólo se queda en silencio evitando que mi ex me ponga un dedo encima. Estoy segura que el chico debe saber que si toca a mi ex este podrá decir algo que luego resulte en nuestra contra.
—¿Ahora necesitas de un orangután para estar conmigo? Antes solita te lanzabas a mis brazos.
—Deja de recordar el maldito pasado, idiota. Y para que sepas, se llama Edward.
—Da lo mismo el idiota con el que te estés acostando.
—Aquí el que tiene problemas con acostarse con alguien más eres tu, no yo, te recuerdo que el infiel eres tu Josh.
—Señorita, la ayuda ha llegado, me confirma por favor.
Justo en eso llaman a la puerta y mi ex realmente se asusta, tal vez sí había creído que yo no había llamado a nadie. Edward toma mi mano y me señala que vaya a abrir que él no dejará que mi ex me ponga una mano encima. Sonrío y voy a abrir la puerta, los oficiales me miran y les señalo que mi ex está en el living.
—Señorita ¿Se encuentra bien? —pregunta uno mientras que el otro pasa.
—Sí, por suerte estaba acompañada —señalo mientras corto la llamada.
—Está bien, si quiere podemos tener visitas diarias para cerciorarnos que no tendrá problemas en un futuro.
—Tranquilos, muchas gracias pero tengo que rechazar esa oferta, estoy segura que cumplirá y no me volverá a molestar —digo viendo a Edward venir hacia mi, me toma de la mano y sonrío porque realmente me hace sentir tranquila que él esté aquí.
—¿Está segura?
—Sí.
Así los oficiales se marchan y yo me quedo con él, quien me abraza y descanso mi frente en su pecho, sintiendo su mentón en mi cabeza. Rodeo su cintura con mis brazos y respiro profundo dejando que la adrenalina del momento baje. Ahora sólo sé que debo llamar a alguien.
—¿Estás bien? —asiento—. Vamos a tomar ese café.
—¿Quieres galletas?
Pregunto inclinando mi cabeza para verlo, asiente sonriendo con los ojos, de verdad que quisiera besarlo por lo lindo que es, me alejo y camino por delante de él hacia la cocina. El café ya está listo y le paso las tazas para que él sirva, busco las galletas que me gustan para poder servirlas.
—¿Con chispas de chocolate?
—Son las mejores —asiente de acuerdo conmigo.
—¿Segura que estás bien?
—Sí, lo conozco y sé que no me hubiese hecho nada, en realidad creo que sólo busca mi atención porque siempre estuve con él, y ahora que no, me busca —asiente porque confía en mi palabra—. Ahora que lo mencionas, debo llamar a quien de seguro sabe cómo pudo pasar.
—¿Quienes?
—Mis papás —asiente para nada sorprendido, pero si confundido.
Les marco pero no toman la llamada, ya me estoy por dar por vencida cuando contestan, en realidad es mamá quien me está riñendo por no llamarla ayer.
—Mamá ¿Ustedes autorizaron que se reactivara el Chip de Josh?
—Obvio, es tu esposo, no puedes dejarlo fuera de la casa.
—Mamá, estamos divorciados y tiene orden de alejamiento, si ustedes no entienden eso entonces no me quedará de otra que cada que lo ayuden a volver donde nadie lo quiere, llamaré a la policía tal y como hice hoy. Ya no lo quiero cerca de mi.
—Hija, escúchame, es tu esposo y esta fue una piedra en el camino como todos los matrimonios —que papá hable y no a mi favor, me hace creer que ninguno entiende mi punto y ya no sé qué quieren lograr.
—Una infidelidad es una montaña para mi, sobre todo si viene de hace mucho y con mi mejor amiga.
—Hija, tienen que intentarlo, por su amor.
—Mamá puede que te duela lo que te voy a decir, a mi me dolió cuando lo noté. Yo no amaba a Josh —escucho que balbucea algo pero sigo hablando—. No lo amaba lo suficiente porque lo que yo sentí fue decepción y traición porque mi futuro no iba a ser el mismo que yo había planeado, no iba a estar con él para siempre como creía. Yo no perdí el amor, sobre todo porque él no me amaba, y yo tampoco lo amaba tanto cómo creía porque ya no me duele verlo. Ahora no siento nada por él y sané demasiado rápido las heridas que fueron hechas hace sólo dos semanas. La infidelidad fue su culpa y no mia, y yo no cargaré con sus malas decisiones para siempre.
—Fueron errores simples, ustedes se aman.
—Mamá, si él me hubiese amado no hubiese tomado la decisión de engañarme, porque una infidelidad es una decisión y no un error.
—Hija, medita por favor —ya medité y todo me lleva a aprender.
—Ya medité lo suficiente, no puedo tener en mi vida personas que no me valoran. Además, el divorcio ya está firmado y el juez lo ha aceptado, no hay vuelta atrás. Fue una lección aprendida de la vida.
—Nebraska, por favor, ahora no vas a conseguir novio ni familia —ahora entiendo su punto y a mi también me preocupa un poco, porque como dije, no sólo lo perdí a él, si no que también a mi futuro.
—Si tanto te preocupa, puedo tener una familia yo sola con tal de no volver con un traidor cómo él. Buenas noches, papá y mamá.
—Buenas noches —dicen ambos casi derrotados por lo que les acaba de decir, ya me conocen y saben que no daré mi brazo a torcer.
Maldigo por ellos y también porque se han acabado las galletas, creo que comí demasiadas. Miro a Edward que está ordenando mi mesa de centro del living y recoge todas las cosas que cayeron cuando Josh la pateó.
—¿Cómo fue que una chica tan linda cómo tu acabó con un idiota cómo él?
—Éramos vecinos, nos conocimos desde siempre y no nos llevábamos bien, fue hasta la universidad que comenzamos a coincidir y pues, nos hicimos novios.
—¿Eso es todo? —pregunta alzando una ceja, se ve sexy.
—Sí.
—¿O sea que tuviste novios antes que él?