P.O.V: Nebraska Grey
Salgo del edificio a paso decidido y me acerco al oficial que se supone viene a resguardar que mi ex cumpla y no se acerque a los sitios donde yo estoy.
—¿Señora?
—Señorita —corrijo antes de darme cuenta de mi tono de voz—. Lo siento, no fue mi intención sonar grosera.
—Descuide, error mío.
—Necesito hablar con mi ex esposo —me mira cómo si me hubiese salido un tercer ojo, pero lo llego a entender.
—No es recomendable, señorita.
—Lo sé, sé cómo funciona esto, pero es inaceptable que ahora siga a mi actual novio, es intolerable lo que hace —asiente a cada palabra—. Créame que si no fuera porque quiero proteger a alguien más que a mi novio, no estaría pidiendo verlo.
—Lo llevaremos a una estación para estar más seguros de que no le hará nada.
—Por favor —asiente y llama a alguien por su radio con unos códigos que no soy capaz de entender hasta que nombra a Josh.
—Está listo, Señorita, cuando lo tengan le avisaré y yo mismo la escoltaré.
—Muchas gracias.
Luego de sonreír con gratitud, puedo ir a trabajar por el resto de la tarde hasta que tengo que salir antes para ir en busca de mi hermana, al parecer todavía no dan con Josh porque el oficial no me dice nada y antes de marchar me avisa que él me llamará si lo encuentran.
En transporte público voy por Kansas, mi hermana no el estado, pero de camino reviso el chat que había dejado sin leer, o más bien, sería ver porque es una imagen. Rápidamente me dan ganas de golpear algo cuando noto que es una ecografía, por eso quiere dejar de estudiar, pero sigo sin entender porqué le cuesta tanto decirlo y necesita de mi ayuda.
Llego a la terminal de buses aunque es ilógico que venga en uno de ellos si no le gusta el transporte público, mi hermana está loca. Espero mientras le escribo para saber en dónde está o cuánto le falta para llegar, por su respuesta comienzo a recorrer el lugar en busca de donde poder matar el tiempo estando segura. Miro una y otra vez las fotos de la ecografía, sigo sin creer que ha venido para que yo les diga a nuestros padres de su embarazo y ellos no le dirán nada esté donde esté.
—Holis —se sienta frente a mí mientras me tomaba un café en la cafetería que encontré dentro del terminal—. ¿Estás molesta? ¿Conmigo?
—Kansas, tengo un problema llamado Josh que sigue sin entender que ya no lo quiero en mi vida y ahora tengo que ponerlo en pausa porque mi deber de hermana llama, así que sí, estoy un tanto molesta —explico para luego terminar el café y botar el vaso en el basurero.
Me levanto y no le ayudo con su mochila porque ya con mi bolso tengo demasiado y además ella puede con lo suyo. Avanza a mi par aunque yo si voy rápido porque no me gusta ir de noche y desde la parada de autobús hasta mi edificio hay demasiado que caminar.
—Un oficial te está viendo.
—Lo sé, vigilan que Josh cumpla con la orden sobre todo ahora que ha seguido a Edward —explico viendo hacia el oficial que asiente en mi dirección, sonrío y sigo mi camino.
—¿Edward es?
—Mi novio, ya dije —veo la parada de autobús público y suspiro aliviada, pensé que me había perdido.
—Entonces si existe —la miro mal y sigo avanzando decidida—. Sigo sin entender tu estilo de vestimenta.
—Sigo sin entender cómo las personas aun siendo adultas no saben ni entienden lo que significa un maldito rechazo, un NO es bastante claro —llego al paradero y reviso el horario de los autobuses y el recorrido que hacen.
—No grites, entiendo que estás frustrada pero no es mi culpa.
—No entiendo cómo si se supone que te inyectas ahora sales embarazada y encima me pides ayuda si sabes que papá y mamá me están queriendo sacar de su testamento, además eres la hija menor, papá te va a aceptar cualquier cosa —expongo revisando la hora en mi celular, por suerte no hay que esperar tanto.
—No me vengas con eso, porque papá y mamá ahora están locos porque ni saben que pasa contigo, ahora ni verga conmigo o lo que a mi me pasa.
—Pues lamento que no tengas la atención, Kans, pero yo aprendí a lidiar con mis cosas sola y deberías hacer lo mismo —el bus viene y por suerte llegamos antes de tiempo porque pasó antes, subimos al autobús y me siento antes de seguir—. Es increíble que ahora por un embarazo vengas donde mi para que lejos de ellos yo les tenga que comunicar que estás en cinta.
—¿Cómo sabes? —hasta la pregunta es estúpida y ella también.
—No soy tonta, Kansas. ¿Siquiera el padre se hará cargo? Porque supongo que sabes quien es.
—Estás siendo muy ruda e injusta —la miro alzando una ceja esperando la respuesta—. Te vas a molestar, lo sé, y si se quien es.
—Kansas mírame a los ojos y dime quien es —insisto y la noto extraña—. ¿Lo conozco?
—Es Josh —dejo de respirar y las lágrimas llenan mis ojos—. Lo siento, Aska.
—Eres mi hermana, Kansas.
Dejamos de hablar hasta que llegamos a nuestro destino, procesar las palabras es durísimo y no entiendo cómo ha tenido la decencia de venir a pedir ayuda, o sea, tuvo relaciones sexuales con quien era mi novio en el periodo que organizaba mi boda con ella a mi lado. Camino hacia el edificio sintiendo un peso enorme con el que cargar. Al final es Kansas quien habla.
—¿Sabes lo que se siente que aún lejos de casa los papás siempre te nombren como perfecta en cada comida? Nos destruye porque nosotros damos todo por ellos cuando tú no das nada.
A ver, la entiendo, pero es raro porque mamá y papá dan lo que sea por mis hermanos, yo tuve que ser independiente porque ví que ellos no daban por mi y no quería quedar sin nada, por eso busqué todo por mi cuenta y tal vez ahora se sienten orgullosos de que logré todo sola y no por méritos de ellos, cosa que agradezco porque me ha servido demasiado la independencia.
»Te quería hacer daño, Aska.