Donde Coincidimos

Capítulo | 31

P.O.V: Nebraska Grey

Camino con Mont a mi lado, ha decidido acompañarme a mis horas de organización en el trabajo y mientras que yo me iré en transporte público, su novio vendrá por ella. Detesto trabajar los días sábados porque hay demasiadas urgencias que atender y al final el día se alarga demasiado.

—¿Cómo está Kansas?

—Ya está mejor, aún no quiere venir a verme pero supongo que necesita tiempo.

—¿Y con Justin?

—No sé cuándo es que viene, Haysel lo volvió a sacar del país y Edward está cómo loco y lo entiendo, ella hace lo que se le da la gana con el pequeño y si Edward hace algo ella de inmediato se enloquece y tiene que volver con el niño.

—¿Pero y cuando fueron a New York? —sonrío recordando ese fin de semana, fue muy lindo aunque yo los acompañé sólo porque Edward tenía trabajo, pasé casi todo el día con Justin.

—Creo que no se enteró —me encojo de hombros sonriendo por los recuerdos.

—¿Cuanto se supone que llevas de novia con Edward?

—Un mes y algo más —susurro aunque se siente como si fuera demasiado tiempo—. Hemos avanzado muy rápido.

—Me pasó lo mismo con Chris, pero seguí tu consejo y sólo he disfrutado cada momento, ni siquiera me he cuestionado nada —dice sonriendo emocionada.

—¿Por qué no fuiste al gimnasio?

—Es que hoy me tocaba la inyección anticonceptiva y no me he sentido muy bien, así que Chris me dijo que si iba al gimnasio él iría conmigo y no quise que perdiera tiempo en el trabajo. Es demasiado sobreprotector a veces.

—Lo hizo por tu bien y creo que a ti tampoco te interesaba ir al gimnasio —deja salir una risita.

Me abraza y así esperamos, me he acostumbrado a los abrazos, creo que Justin me ha contagiado eso de los abrazos. Cuando llega mi transporte beso su mejilla y me marcho a mi hogar. No he recibido ni mensaje ni llamada de Edward en todo el día y eso me hace sentir muy nerviosa, pero lo dejo estar.

Ahora me toca caminar hacia el edificio, cada vez hay mayor brisa por la noche y he de admitir que si cala el frío. Avanzo con calma aunque el clima esté frío, sonrío cuando veo un Chevrolet Camaro aparcado, mi alegría incrementa cuando se abre la puerta del conductor y ahí sale un niño pequeño con rizos, que corre hacia mi.

—¡Nana! —sonrío y me agacho abriendo los brazos.

Llega a mi y su risita invade mi alma, lo abrazo tal y cómo él hace, creo que ya amo a este niño ¿Pero cómo no hacerlo? Beso su mejilla cuando me levanto con él en brazos.

—Quisimos venir a pasar el fin contigo —veo a Edward, trae dos mochilas y el cabello húmedo.

—Bienvenidos a mi casa —susurro y me acerco para besar sus labios.

Entramos y Carmen nos saluda tan linda como siempre, vamos hacia el elevador y el pequeño comienza a charlar sobre el lugar al que fue y que perdió uno de sus juguetes favoritos, Justin es un parlanchín de primera. Cuando Edward me quiere abrazar, Justin no lo deja, me causa gracia esto que se le ha dado desde la semana pasada, es celoso pero conmigo, yo puedo hacerle lo que sea a su Padre, pero si este se acerca a mi, lo aleja.

—Justin —lo riñe y este se cruza de brazos, Edward se ríe y puede abrazarme.

Llegamos a mi piso y abro la puerta dejándolos pasar, Justin va al ventanal y se queda pegado ahí. Edward aprovecha y me abraza, me giro entre sus brazos y paso mis brazos por sus hombros, viendo a sus ojos noto que está preocupado, pero no es para menos, ya estamos a nada de que sea octubre y comience el caso.

—¿No has sabido nada? —niego haciendo un puchero.

—Ese tipo de casos se saben en fecha exacta y se avisa directamente al psicólogo que va a atender, luego por rumores de pasillo o por una segunda o tercera opinión. 

—Me asusta.

—Tranquilo, tu no has hecho nada mal, excepto tal vez lo del auto —asiente y ve directamente mis labios—. Te extrañé esta semana.

—Yo también, cariño, fue todo muy agotador y casi no tenías tiempo.

—Pero si me gustó dormir contigo en tu casa —susurro antes de besarlo.

—Nana —me separo de Edward que gruñe frustrado, sonrío y miro a Justin—. ¿Memod a Po?

—¿Quieres ver Kung Fu Panda? —asiente efusivamente.

—Has traumado a tu hijo —señalo sonriendo y lo beso una vez más, antes de ir a ayudar a Justin.

—Dejaré las mochilas en la habitación de invitados —asiento y yo me siento con Justin en el sofá mientras busco la película.

 —Ya, ahí está. Voy a preparar la cena —asiente y yo me voy a la cocina, por suerte el espacio es abierto y puedo verlo durante todo momento.

Edward llega y sirve dos copas de vino, antes no le gustaba y prefería tomar cervezas para todas las cenas, pero ahora cada que viene, independiente de lo que haya para cenar sirve vino para ambos. Comienzo a cocinar de lo más relajada unos tallarines con una salsa que Edward se va a preocupar de preparar, es de lo más simple y rápido porque he llegado tarde y porque también tengo hambre, últimamente la ansiedad está jugando conmigo y tiendo a comer demasiado, yo estoy asociando toda mi ansiedad con Kansas, porque no me responde nada, papá dice que no sale de la habitación, Dan dice que la ha escuchado llorar y mamá dice que Kansas dice que yo no la voy a perdonar y que incluso si vienen la voy a reñir, cosa que sólo lo segundo es cierto.

—Nebraska Grey ¿Dónde andas?

—En la tierra —señalo lo obvio y sonríe negando con la cabeza.

—Mentira, estabas en Askalandia —asiento y lo abrazo por la espalda, apoyando una mejilla contra ella—. ¿Por qué?

—¿He engordado?

—Creo que sólo los pechos, ups, error mio esos son falsos —dejo salir una carcajada relajada y se gira para acariciar mi rostro entre sus manos—. Sigues igual que cómo te conocí.

—¿Cómo me conociste? —se inclina y besa mi frente.

—Pequeña, tímida y gruñona —río entre sus brazos y rápidamente se apresura a besarme.




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