Keydrien
Después de dos meses por fin en casa, en mi vehículo no hay espacio para nada más, mi equipaje, mi sonrisa, mi alegría, mi dicha, mi felicidad y yo, muero por ver a Carmen y acariciar los rulos de Ney
Abro la puerta de mi casa, con mis nudillos la toco
– toc toc-
Cierro la puerta tras mí y me adentro a la sala, suelto el equipaje porque mi persona favorita viene corriendo por las escaleras a toda prisa brincándome arriba aferrándose con sus piernas en mi cadera y sus brazos en mi cuello
-te amo, te amo, te amo- me llena la cara de besos -no sabes cuánto te he extrañado-
Soy yo ahora la que le llena la cara de besos, -como te extrañé- acaricio su larga melena rubia y ondulada, en mis brazos la llevo a la habitación, donde encuentro al pequeño Ney despalda jugando con grandes bloques
-papiiii-
dejo a Carmen en el piso y lo levanto de espalda hacia mí, dándole vueltas en el aire, provocando sus carcajadas y los regaños de Carmen; lo suelto y vuelve donde estaba sentado jugando con sus bloques, beso su cabecita.
-mami me pompó un lelalo- me dice, sin quitarle la más mínima atención a sus juguetes
-No, claro que no-
-shi-
-no-
- ¿Por qué le dices que no? - me pregunta Carmen
-dijiste que no debo asentir a todo lo que dice-
-te está contando que le compre un helado-
-ahhh, disculpa- me dirijo a Ney, alborotando sus rulos - no hablo muy bien alemán, ruso, portugués o lo que sea que hables pequeño hombrecito-
Ney sigue hablándome de no sé qué, mientras me embeleso en la pared, mirando los mil y un dibujo que ha realizado. Aprovecho para tirarme en la cama y Carmen aprovecha para quitar mi corbata, mis zapatos y mis medias, terminada su labor, levanta a Ney, el cual hunde su cabecita en el cuello de mi esposa
-me llevaré a Ney, aprovecha para bañarte, luego ven a cenar-
Me baño, busco el equipaje y saco las ropas llevándola al cesto de la ropa sucia, opto por unos pantalones cortos y dejar que mi esposa se deleite con mi dorso al descubierto le daré el privilegio. Bajo al comedor, Carmen le está dando de cenar a Ney que está más dormido que despierto
Me mira, dejando suspendida la cuchara cuyo destino era la boca de Ney, él está en el país de los sueños con el rostro pegado al pecho rendido, supongo que de tanto jugar
-cena, no se te vaya a enfriar, iré a cepillar y acostar el pequeño hombrecito- carga el niño, se dirige a la habitación no si antes besar mi frente - te amo-
Ceno a la velocidad de la luz, hay poco traste sucio, prácticamente los que yo ensucie, así que me animo y los friego
Entro a la habitación y esta mi preciosa Carmen en camisón
-te vez cansada-
-un poco, Ney es muy intenso, seguirle el ritmo me cuesta-
Asiento, busco sus ojos esmeraldas y esos son, esos si son los dueños de mi corazón, la beso en la mejilla y me dirijo al baño a cepillarme los dientes
Me acuesto y me quedo observándola sentada en su tocador cepillando su larga melena dorada, tan brillante como sus ojos, no puedo apartar la vista, ni dejar de sonreír es demasiada hermosa
Se percata que la estoy mirando y reí de medio lado
- ¿te gusta lo que vez? -
-me encanta-
-suerte, es todo tuyo-
Sigue cepillado su pelo y el cansancio me va venciendo, pero la sigo viendo ahí con su cepillo, frente al espejo y sonriéndome a través de él, me duermo y al rato siento como la cama se hunde, mi pecho es usado de almohada, mis piernas se entrelazan con las de ella y me inunda el olor a fresa de su cabello
-te amo- me dice en susurro
-Yo te amo más-