CAPITULO
Keydrien
-Señor Jacobs pase adelante-
Me informa la secretaria de mi psiquiatra
- ¿y bien?, a que debo está cita por adelantada- me dice cuando tomó asiento
-sé que me toca mañana, pero…-
Pero ¿qué?
- ¿sí? -
Tomo aire
-Mi nombre es Keydrien Jacobs, cumpliré 25 años- respiro profundo tratando de no llorar -estudie administración de empresa en la universidad estatal de Damaluz, me he especializado en ser captor de futuros empresarios, buscarles socios potenciales y asesorarlos sobre el manejo de su empresa-
La respiración se me agita, las manos me tiemblan, busco en el abanico de techo un consuelo que no llega
-No es necesario-
Levanto las manos para que me escuche y me permita continuar
-Soy adicto al trabajo desde que mi esposa Carmen…-
Vuelvo las manos puños, maltratando las palmas de mis manos con mis uñas, muerdo uno de mis puños, mientras se deslizan las lágrimas que he querido evitar, el pecho se me comprime, los pulmones se me hinchan, la garganta atasca un grito provocándome un nudo, mis piernas empiezan a ser dominadas por la ansiedad y no pueden estar tranquilas causando un movimiento parecido a la convulsión
-soy adicto al trabajo desde que mi esposa Carmen…-
repito lo mismo y siento una soga que hala desde mi estomago haciendo que sentado me doble en dos, pegando mi pecho a mis rodillas, calculo que así paso 20 a 25 minutos, sin poder hablar, sin poderlo decir, sin poderlo contar
-soy adicto al trabajo desde que mi esposa Carmen dio a luz a mi hijo Ney-
Miro a la psiquiatra a los ojos, ella asiente siendo empática con mi dolor
Me recupero, limpio mis manos del pantalón, respiro profundo, mis ojos rojos e hinchado y la nariz como un elfo delatan mi estado de ánimo, me pongo en pie, camino a la puerta
-Nos vemos mañana o el miércoles-
-el miércoles-
-lo agendaré, y señor Jacobs-
- ¿sí? -
-aunque no lo vea, estamos avanzando, tengo la certeza de que lo logrará, ya lo verá, solo le falta creer un poco más en usted mismo-
Asiento -así será, lo voy a lograr-
**
27 de marzo 2020
No puedo, lo intento créeme, pero no puedo dejarte ir, eso me hace un egoísta un estúpido, pero te iré a buscar, iré por ustedes, donde sea que estén los encontraré, cuésteme lo que me cueste
-no lo harás-
Su voz me deja helado y con la pluma suspendida en el aire
-Carmen-
Me pongo de pie y la abrazo, la abrazo con tanta fuerza que yo mismo siento que no puedo respirar, la beso hasta quedar sin aliento, en busca de aire le doy espacio y la veo sonreír
- ¿y Ney? -
-durmiendo, no lo traje-
-quiero verlo, no recuerdo su rostro-
Acaricia mi pelo, mirándome a los ojos
-es igual a ti, tiene mis ojos y su pelo es más oscuro que el mío y más claro que el tuyo-
Beso las palmas de sus manos, que acarician mi barbilla
-vuelvan-
-Aquí estamos, nunca nos hemos ido- posa una de sus manos en mi pecho
-no lo voy a lograr si ustedes Carmen, desde que se fueron no soy feliz-
-y eso me decepciona de ti-
Froto mi cara con mis manos
-me iré con ustedes-
-no, déjanos vivir a Trávez de ti-
-no sé lo que es vivir sin ustedes-
-inténtalo-
- ¿más? -
-hasta que sea necesario-
Suspiro vencido y cansando
-perdóname-
-No tengo de que o porque –
-por fallarte, por serte infiel, por dejarte sola, sobre todo por no escucharte, por controlarte a mi antojo-
-eso lo hice, es más nunca tomé nada de eso en cuenta-
-tenías la razón-
-tengo la razón sobre tantas cosas- me golpea con el puño en el hombro cariñosamente, atrapo su mano y la acaricio
-hablar, hablar, hablar, hablar, hablar y hablar, como loro intoxicado si era tu virtud-
Se ríe
-la virtud que más extraño de ti- vuelve acariciar mi rostro, mientras yo atrapo sus manos con las mías
-te amo tanto Key, te perdono, nunca he sentido que me has fallado, perdónate tú por mi partida, es solo que no estábamos alineados para caminar en el mismo sentido-