Donde quiera que vayamos

¿Desde cero?

Despierta, despierta...

 

—¡Gianna!— escuché la voz de mi madre muy cercana pero no abrí los ojos hasta que noté como un líquido helado me recorría el cuerpo.

 

Ahogue un grito en mi garganta y me incorpore de mi cama lo más rápido posible que pude, lo primero que vi fue a mi madre en una esquina de la cama aguantando una carcajada.

 

Stella Bianchi es la persona más extrovertida que puedes conocer en tu vida, está todo el día haciendo bromas, contando chistes-que para mi desgracia los sabe en tres idiomas- y jodiendo por donde quiera que pasa. mi madre si ve algo en la calle que le llama la atención lo dice como si nada. Es una niña de diez años en el cuerpo de una señora.

 

—!Mamá!— ella seguía riéndose de mi— ¿no se te ha ocurrido otra manera de despertarme?.

 

—Te he llamado quinientas veces, estrellita.—dijo con su acento italiano marcado—. Era eso o traer a la señora Stacy.

 

No,no,no y otra vez no.

 

Señorita Stacy... Muñeca diabólica que me regaló mi tía Rita por mi quinto cumpleaños. ¿Se suponía que era una muñeca normal? Si, se suponía ¿lo era? No, era la novia del muñeco Chucky. Traumada de por vida me dejó.

 

Problema de cumplir años en Halloween número uno: los muñecos son cambiados por otros de decoración de ese festivo.

 

—Gia—me llamo mi madre chasqueando los dedos— te has quedado en trance.

 

Me incorporé de la cama y Pegué mi espalda al cabecero de detrás, cada movimiento lo hacia lentamente y mi madre me miraba con esa mirada para que me diese prisa.

 

—Ya me levanto,pero,por favor...—le contesté mientras escurría el agua de mi ropa — deja a la señorita Stacy donde está.

 

Me llamareis exagerada porque han pasado 15 años pero... de verdad que da miedo.

 

Mi madre empezó a reírse de mi mientras salía de mi cuarto haciendo gestos de miedo.

 

Cuando la puerta se cerró me levante de un salto y me metí en la ducha, el agua que salía era sacada del mismo infierno aunque estuviésemos en pleno abril.

 

A los quince minutos salí como nueva de la ducha. Me puse ropa cómoda para bajar a desayunar: unos pantalones amarillos con un estampado de abejitas, mi camiseta negra con el logo de nirvana y mis chanclas de corazones.

 

Divina para abrirle la puerta a Leonardo Di Carpio.

 

Al bajar los escalones me recibió la canción Lay all you love on me de ABBA. Mis padres se encontraban en el centro de la cocina bailando mientras cantaban la canción a todo pulmón.

 

Mi madre movía las caderas y se revolvía el pelo negro hacia los lados haciendo que mi padre la mirara con ese brillo en los ojos que conozco desde que aprendí lo que era el amor.

 

Stella y Mark Bianchi eran el único símbolo de esperanza que tenia en el amor después de todo lo que pasó con Félix y su magnífica actuación de sexo en vivo.

 

Y os estaréis preguntado...¿Que pasó con Félix y Erika? Bueno, ya hace una semana desde que fui a la fiesta y Félix no me ha parado de llamar pidiendo explicaciones de porqué no le hablo más, Irónico ¿verdad?. Erika por su parte se ha ido de viaje por unos días a la otra punta del país y gracias a los astros no ha dado ninguna señal.

 

Cuando llegué a la Cocina me senté en la barra y mi padre me puso una tostada delante para desayunar, no le había pegado ni un bocado cuando mi móvil empezó a iluminarse encima de la mesa. Un número que no tenía agendado me estaba llamando.

 

—¿Hola?— pregunté cuando descolgué el teléfono.

 

—Gianna, amor— aquí vamos otra vez...

 

—Félix— dije con tono de cansancio—,para de llamar de una vez, te he dicho que sabes perfectamente lo que has hecho. No vengas ahora con voz de santo.

 

Me tenía que relajar pero... una llamada más y le ponía las pelotas de corbata .

 

—Nena, te juro que no sé n...

 

Colgué, antes de que pudiese terminar colgué y volví a bloquear un número nuevo por cuarta vez en una semana.

 

No podía creer que después de lo que hizo no se de cuenta de nada, llevaba una semana pensando en cómo destruyó una relación de casi dos años por un puto polvo en una fiesta, de cómo le confié lo que tanto me costaba dar solo porqué me prometio que me daría la seguridad que me quitaron y.... joder, he gastado muchas lagrimas estos días y cada vez que lo pensaba sentía una presión en mi pecho que me hacia llorar mas y tener la necesidad de querer irme lejos y olvidar toda la mierda que tenía como amigos y conocidos en Manchester

 

Después de colgar el teléfono me lleve las manos a la cara e intente controlar la marea de lagrimas que amenazaba con salir de mis ojos de un momento a otro.

 

Los brazos de mis padres me rodearon por la espalda y me sentí más aliviada, aunque el dolor seguía allí en mi pecho.

 

—Sabes que tienes que decirle las cosas claras— habló mi madre— yo he criado a una mujer que no se deja pisotear y que sabe como y cuando hacer las cosas. Gianna, habla con él y mándalo directo a la mierda.

 

Su último comentario me sacó una sonrisa, pero tenía toda la razón. Tenía que hablar con Félix y dejarle las cosas claras. No me iba a dejar pisotear por nadie, menos por el.

 

Cuando terminamos de desayunar y yo me había relajado mi padre hablo y corto el silencio:

 

—Bueno...— dijo mirando a mi madre— llevamos semanas intentando decirte esto, pero tú madre— la señaló— no quería decirte nada por ahora.

 

No sabía que tramaban y la sonrisa que tenía mi padre en la cara delataba que era algo que le hacía ilusión.

 

—!Nos vamos a vivir a Italia!— gritaron al unísono.

 

¿Había escuchado bien?... Italia.




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