Capítulo 7

Estuve dos semana sin internet, así que AL FIN estoy de vuelta. Saludos

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“Marzo” susurró Beth para sí misma al despertar, amaba la primavera tanto como su hermana pero Jo porque era mitad árbol, ella además de la naturaleza, disfrutaba de los acontecimientos sociales. Y pronto empezarían los bailes de primavera, lo que implicaba elegir  nuevos vestidos, ligeros, bonitos, dejando atrás la pesada ropa del invierno.

Era una estación en que el mundo parecía llenarse de belleza y alegría, pensaba disfrutarla.

Bajó las escolares para reunirse con su madre y hermana que ya estaban desayunando.

-Buenos días – exclamó la joven desperezándose.

-Buenos días, Beth- saludó su hermana y su madre le indicó que se sentara mientras le acercaba la comida.

-¿Saldrás con tus niños hoy, Jo? – preguntó .

-Sí, tenemos planes

-Por todos los cielos Beth, no los llames sus niños, la gente podría pensar que son sus hijos- expresó espantada por la posibilidad de que alguien confundiera a los Marshall con hijos de su hija soltera.

-Acordemos madre que si Jo tuviera hijos se parecerían a esos diablillos.

-Pero no los tiene, tu hermana es soltera y esos comentarios suenan mal, algún distraído podría malinterpretarlo- dijo la señora Lawrence y Beth le dio un mordisco a su pan con mermelada mientras  elevaba los hombros. Mejor no insistir, su madre era un poco sensible con la soltería de Josephine, había respetado su decisión, porque no tenía opción, pero hubiera preferido que se casara. La conversación pareció recordarle que su misión era casar a su hija menor.

- Iremos a encargar vestidos nuevos hoy.

-No necesito vestidos, pero podría pasar por la librería – contestó Jo y su madre le dirigió una mirada en que se mezclaban el enfado y la resignación.

-Yo sí necesito , tengo varias ideas para los nuevos vestidos en mente.

A la tarde las tres salieron de compras, Beth regresó con un vestido nuevo más dos que había encargado y un sombrero para llevarle a Emma de regalo, Jo regresó con un vestido nuevo y un libro que fue usado por su madre como soborno para que accediera a probarse la ropa.

Y la menor de las Lawrence también regresó con la mirada chispeante pensando en los bailes, en la música, la risa y todo lo que la esperaba en aquella nueva temporada. Su hermana parecía envolverse en un aire místico en primavera, ella en cambio sentía que  su alma bullía en un torbellino como si le recordara “disfruta de tu juventud”.

“días felices” se susurró como augurio para sí misma, sin embargo  un par de días después su estado de ánimo era totalmente diferente, fue entonces cuando volvió a encontrarse con Gabriel Devereaux.

Gabriel  iba  llegando a la casa de William Collins cuando vio a Beth caminar en sentido contrario, directo hacia él, se alegró de verla, pero cuando estaba más cerca , notó que  algo sucedía. La joven caminaba con paso enérgico, llevaba  en la mano una caja que parecía ser de sombrero, y cuando la tuvo mucho más cerca notó su expresión demudada, estaba llorando.

-¿Señorita Lawrence?- le habló cuando percibió que ella iba a pasar junto a él sin detenerse.- ¿Está bien?- preguntó y ella frenó en seco y lo encaró.

-No estoy bien, Emma no quiere verme. No quiere ver a nadie. William dice que ha empeorado estos días, que su tristeza la está devorando ¡ES TAN INJUSTO! ¿Por qué? ¡¿Por qué debe ser ella quien pague lo que sucedió?! ¿Por qué el maldito que la engañó  puede seguir con su vida y ella tiene que enterrarse en esa casa?- Preguntó indignada mientras  sus lágrimas caían.

-Estoy seguro que mejorará.

-¡NO ENTIENDE! ¡Usted tampoco entiende! ¿Cómo iba a entender un hombre lo que debe sufrir una mujer?¿Qué crimen cometió? Solo se enamoró y fue engañada. Hasta perdonan a asesinos, pero no a ella. Y la hacen sentir que tampoco debe perdonarse, ¿estarán felices si muere?

-Está siendo injusta, yo no soy culpable de nada.

-Lo es, todos los son, todos los somos si  no logramos que  las mujeres dejen  de ser tratadas así. Ella quería una familia, hijos, tenía tantos sueños…Desearía que el mundo fuera diferente, pero es cruel y personas dulces como Emma deben aguantar el sufrimiento. Sin que yo pueda hacer nada. Solo deseo que pueda ser feliz- finalizó ella y  su mirada estaba inundada de lágrimas y furia, la furia que generaba la injusticia.

-Señorita…- intentó hablar él, pero Beth no estaba dispuesta a escuchar, soltó su discurso y siguió caminando, palabras vacías no podían aplacarla.

Gabriel acababa de descubrir otra faceta de  Beth, enfadada, triste e incluso injusta, porque lo había tratado como si él fuera culpable de lo sucedido a Emma. Aunque por primera vez pensó que  quizás como ella había dicho, también tenía algo de culpa. Nunca había reflexionado demasiado  sobre los roles que tenían los hombres y las mujeres n su sociedad, nunca lo había cuestionado. Pero la señorita Lawrence había dicho que deseaba un mundo mejor, y se había puesto a pensar cómo debería ser ese mundo.