Donde tú caminas -Dorsetshire 2

Capítulo 12

¡Felices Reyes!Es una fecha que me gusta porque me recuerda a mi infancia y a la magia  que andaba en el aire en este día.

¿Vamos al baile?

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Las hermanas Lawrence estaban desayunando y fuera se sentía un concierto de trinos.

-¿De qué crees que hablen los pájaros? – preguntó Jo soñadora.

-Del baile – respondió Beth tan convencida que la hizo reír.

-Debí imaginarlo, hoy tu mundo gira en torno al baile.

-¿Irás verdad?

-Sí, quién sabe podría suceder algo entretenido e interesante para observar –evaluó Josephine enigmática.

-Pareces una cronista más que una asistente al baile.

-Tú bailarás hasta el amanecer, yo me entretendré a mi manera- explicó la mayor de las Lawrence mientras bebía su té plácidamente. Beth asintió, su hermana era un caso perdido en ese sentido.

La joven comenzó temprano a prepararse, su cabello estaba recogido, con algunos rizos sueltos enmarcando su cara y una diadema de flores hechas en suave gasa como adorno.

Había elegido su vestido dorado porque combinaba con sus zapatos nuevos. Josephine que había elegido un simple vestido color crema la admiró sinceramente.

-Estás preciosa- le dijo y no se refería solamente a su aspecto físico sino que el entusiasmo juvenil le daba una luz propia."Que esa luz atraiga a alguien que la merezca" pensó Jo, pues sabía que esa noche su hermana sería de las jóvenes más solicitadas en el baile, y deseaba que fuera alguien que la mereciera quien obtuviera su corazón.

Cuando llegaron a la fiesta la señora Lawrence les hizo una advertencia a sus hijas.

-Josephine, por favor mide un poco tus comentarios e intenta que "tu pasar desapercibida" no se convierta en alguna rareza.

-¿Y yo madre? -pregunto Beth divertida

-No causes ningún escándalo, preferirías que tengas un matrimonio que elijas y no uno obligado por las circunstancias.

-Es solo un baile de primavera , madre, y te ves tan apesadumbrada- remarcó Josephine que siempre encontraba desconcertante tanta preocupación de su madre.

-Créeme Josephine, es mejor que vivas en la ignorancia y no sepas lo difícil que es criar hijas mujeres mientras todos las tienen en la mira esperando algún error.

-¿No debiera ser más importante que seamos felices?

-Lo es, por eso hasta un baile me causa preocupación. Ahora vayan e intenten no atraerse ninguna calamidad.

-Madre , me estás haciendo pensar que debí traer mi espada de esgrima- contraatacó Beth

-Esa inteligencia de ambas es más peligrosas que las espadas, pero olvidan que en nuestra sociedad tienen doble filo y podría lastimarlas- respondió la señora Lawrence. Aquel día tenía un humor extraño y aunque debiera urgir a sus hijas a divertirse, a bailar, a encontrar algún pretendiente decente, estaba preocupada. Josephine con su carácter particular se parecía al erizo de los Marshalll y tenía la intima convicción de que eso la metería en problemas algún día, y Beth, la luminosa  e inocente Beth, era tan ignorante del efecto que provocaba en los demás, la admiración de hombres y la envidia soterrada de muchas mujeres, que le preocupaba saliera lastimada.

Beth fue reclamada por sus amigas inmediatamente y Josephine se escabulló buscando algún lugar desde donde pudiera observar el evento sin ser observada. Justamente al buscar un lugar estratégico para resguardar su soledad, se topó con Gabriel Devereaux que parecía hacer lo mismo que ella.

-Señorita Lawrence – la saludó.

-Señor Devereaux- correspondió ella- ¿Acaso no le gusta socializar?

-No en exceso- respondió y era verdad, solía ser bastante selectivo con las personas. Había crecido con su abuelo y eso lo había acostumbrado a un ritmo más calmado, prefería tener conversaciones interesantes y profundas.

-Pero esto es un baile.

-Lo sé – dijo él y le dirigió una mirada que la hacía ver que también ella estaba en la misma situación.

-Me obligaron a venir- se defendió Jo.

-A mí me gusta bailar, aunque no socializar.

-Ah, Beth también ama a bailar, supongo que no faltará mucho para que empiece el baile. Allí está ella, con sus amigas, y me temo que rodeada de pretendientes. ¿La ve?

-La veo, señorita Lawrence. La veo- respondió con intensidad y eso hizo sonreír a Jo.

Y por lo visto era verdad que estaba prestando atención a la joven porque apenas comenzó la música, fue el primero en llegar hasta ella.

-¿Baila conmigo? – le preguntó a Beth extendiéndole su mano. Ella no sabía cómo había hecho para colarse entre toda la gente que la rodeaba y también, era justo decirlo, eludir a las jóvenes que lo seguían de cerca, pero allí estaba Gabriel Devereaux pidiéndole el primer baile. Y allí estaba su corazón emocionándose por eso .Le dio su mano y se dirigieron a la pista con los primeros acordes.

-Es un buen bailarín – dijo Beth sorprendida y él sonrió.

-Pareciera ser que nunca espera nada bueno de mí.

-O quizás solo me sorprende siempre, debiera verle el lado positivo, señor Devereaux.

-¿Podría llamarme por mi nombre?- le preguntó cuando se acercaron- Quizás es mucho atrevimiento pero extrañamente el señor Devereaux hace referencia a muchos miembros de mi familia, y me gustaría sentir que me habla a mí, al menos cuando no haya gente alrededor.

-Está bien, y puede llamarme Beth. Hay otra señorita Lawrence en mi familia.

-Lo sé, Beth- dijo llamándola por su nombre y ella sonrió involuntariamente, no había esperado que su nombre sonara tan bien, tan único, tan diferente en la voz de él, pero lo hacía.También estaba sorprendida por los breves roces al bailar, lo bien que armonizaban como si hubiera una comunicación que fluía entre ellos , aún sin palabras.



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En el texto hay: amor, protagonista fuerte

Editado: 02.09.2022

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