Gabriel había venido a hablar con sus padres tal como había prometido, y ahora se encontraban todos, excepto su hermano que seguía de viaje, en el salón.
Beth sentía aún que todo era un sueño y cada vez que alguien mencionaba el compromiso creía que hablaban de alguien más, hasta que miraba a Jo con una sonrisa divertida o a Gabriel que la miraba tan intensamente que se veía obligada a bajar la mirada.
-¿Van a vivir en Dorsetshire? – le preguntó su madre que estaba en un proceso de interrogatorio con su futuro yerno, aunque aparentaba ser una conversación amena, no lo era. Pero aquella pregunta le recordó a Beth lo imprudente que había sido, ni siquiera le había preguntado a él eso, había dado por supuesto que así sería. Para ella era muy importante seguir viviendo en Dorset, pero quizás él quisiera vivir en Londres, nunca lo habían hablado. De hecho no habían hablado de muchas cosas.
Esperó expectante que él respondiera.
-Sí, viviremos aquí. Aunque es probable que al año debamos pasar algún mes en Londres, nuestra residencia será aquí.
-¿Vivirán en la casa de sus padres?
-Sí, por ahora al menos.- respondió inseguro y la miró, como pidiendo su aprobación.
-¿Y sus padres están de acuerdo con este compromiso?
-Sí, están encantados. Vendrán a hablar con ustedes cuando les parezca conveniente, deseaban venir hoy, pero no quise abrumar a Beth, no estoy seguro si debía venir con ellos o no, pero me pareció mejor poder hablar con ustedes primero y expresarles mis sinceras intenciones.
-¿Y cuáles son esas intenciones? – preguntó el señor Lawrence quien no había intervenido hasta el momento. Beth miró a su padre, nunca le había escuchado aquel tono de voz. Pudo percibir su preocupación y amor por ella y sintió un nudo en la garganta. Ella impulsivamente había aceptado ser la esposa de Gabriel, pero sus padres querían asegurarse de que estuviera bien.
-Voy a ser un buen esposo para ella y haré todo lo que esté al alcance de mis manos para que sea feliz. Voy a cuidarla y respetarla, puedo darle mi palabra.
-¿Y va a quererla? – insistió su padre.
-Mucho, voy a amar todo lo que ella es- dijo Gabriel y a Beth no le pasó desapercibido que usara el tiempo futuro, ¿se refería a que algún día la amaría?
Tampoco se animaba a preguntarle eso, sin embargo su padre asintió como si la respuesta lo hubiera satisfecho.
-¿Y ha pensado alguna fecha para la boda?- preguntó su madre.
-Primavera, la próxima primavera. Eso dará tiempo a preparar la boda que Beth soñó y nos dará tiempo a conocernos- dijo él y se lo notaba nervioso, de hecho era la primera vez que ella lo notaba tan nervioso e inseguro. Su madre parecía intimidarlo. De pronto pensó que ella se sentiría igual frente a los padres de él, ¿sería verdad que la aprobaban?
-Me parece bien, hay mucho que preparar para un matrimonio y aunque no soy partidaria de un compromiso tan largo, creo que en este caso será conveniente – aprobó la señora Lawrence y luego la miró- ¿A ti te parece bien, Beth? ¿Hay algo que quieras decir?
-No, madre. Estoy de acuerdo.
-Yo quisiera pedir permiso para visitar a Beth e invitarla a salir.
-Primero me gustaría que habláramos con sus padres, que este compromiso se haga oficial, no quiero habladurías-.
-Entiendo, no estoy seguro que sea lo conveniente, así que dígame cuando deberían venir mis padres o invitarlos a ustedes y haré los arreglos- ofreció Gabriel.
Beth tuvo un recuerdo de cuando su hermana Lily se había comprometido, su ahora marido iba a la casa día por medio, se sentaban ambos en el salón a tomar un té o daban un paseo por el jardín, apenas se hablaban. No tenía idea de cómo se habían casado finalmente. Ella había pensado que era muy ridículo- Esperaba que las visitas de Gabriel no fueran de ese estilo.
Gabriel hizo los arreglos con sus padres para el próximo encuentro con la familia Devereaux, charló un rato más en el que apenas intercambiaron miradas y luego dijo que se retiraba.
-Acompáñalo, Beth- indicó su madre cuando él se marchaba, así que lo acompañó fuera de la casa y por el camino que atravesaba el jardín.
-Apenas habló, ¿ya se arrepintió?-preguntó
-No, solo que es extraño aún- se sinceró ella.
-Lo sé.
-Hay tanto que no sabemos uno del otro- reflexionó en voz alta.
-Pero tenemos tiempo, ahora todo el tiempo es nuestro, así que podemos ir paso a paso- dijo él y esa era lo que creía. Se había apurado a pedirle matrimonio por miedo a perderla, pero ahora se sentía tranquilo, ahora podía ir despacio ganando su corazón y demostrándole lo que sentía por ella. Aunque si se equivocaba, podía arruinarlo todo.
-Sus padres, ellos, ¿de verdad están de acuerdo?
-Es mi matrimonio, no el de ellos, pero no tiene que preocuparse, están de acuerdo y encantados. Aunque estoy seguro que ellos mismos se lo dirán cuando nos reunamos- dijo y ella confió en que fuera cierto. No estaba acostumbrada a caerle mal a la gente , pero estaba terriblemente asustada de que los padres de Gabriel no la quisieran.
-Le cae bien a mis padres- dijo Beth , quería darle algo de tranquilidad a él.
-Gracias por decírmelo, creo que nunca estuve tan nervioso antes- confesó y eso la hizo sonreír. Le gustaba que pudiera contarle cómo se había sentido.
-Lo hizo bien.
-Tenía buenas razones para esforzarme – le respondió con calidez aunque la incomodidad volvió a instalarse entre ellos- Vuelva, Beth. Gracias por acompañarme hasta aquí.
-Entonces nos veremos pronto, cuídese.
-Beth – la llamó- ¿cree que podríamos hablarnos informalmente? Al menos cuando estemos solos.
-Creo que sí, lo intentaré al menos. – respondió arrebolada.
-Gracias- dijo a su vez y se marchó
La próxima reunión fue con los padres de ambos y efectivamente, los señores Deveraux le dieron la bienvenida a Beth con los brazos abiertos, fueron muy amables con ella y su familia, mientras se ponían de acuerdo en todos los detalles del compromiso.