El otoño fue una temporada tranquila y feliz para las dos hermanas Lawrence, ahora que Jo había hecho público su compromiso había abandonado las reservas con Beth y le contaba de sus planes futuros y de los preparativos con su casa, la que Leonard había comprado para ella.
-¿Una casa con jardín? Ese hombre te entiende, Jo.
-Sí, lo hace – dijo ella sonriendo suavemente.
Además, ahora que Jo era el blanco de los rumores y todos estaban pendientes de su relación, ya que ella Leonard disfrutaban de vagar juntos tomados de la mano, escandalizando a Dorset; Beth y Gabriel se sentían más libres.
-Hoy una de las damas de Dorset creyó conveniente advertirme que se me ve “muy enamorada”- le contó Jo con tono de fastidio y Beth se rió-¿Te divierte, verdad?- le preguntó
-Sí, Josephine Lawrence, jamás nadie esperó que fueras tú el centro de un escándalo amoroso, así que estoy es absurdamente divertido. Estás llena de sorpresas.
-Diría más bien que tengo espíritu aventurero – dijo orgullosa e hizo reír a su hermana una vez más.
-Me pregunto si debería preocuparme.
-No, Beth, ya no debes preocuparte. Lo siento por haber dejado que te preocuparas antes – respondió de pronto- Aunque debo admitir que es como si ahora todo mi espíritu travieso se hubiera concentrado, quizás estar enamorada me hace un poco impredecible. Pero podemos confiar en que Leonard no permitirá que me meta en problemas- dijo volviendo a su tono ligero.
-Nadie sabía que seríamos tan peligrosas enamoradas – comentó Beth.
-Creo que es como dijo madre, es vivir sin miedo. Es decir sí tuve miedo de que algo le sucediera a Leonard y quizás eso siga siendo así siempre, pero no hay temor si estoy a su lado, no temo las habladurías, no temo al futuro, no temo ser yo misma. Su amor me hace sentir protegida.
-Somos dos- dijo Beth refiriéndose a lo que sentía junto a Gabriel
El que ambos prometidos se llevaran bien era otra ventaja, sobre todo cuando empezaron los día más fríos y en lugar de vagar tan libremente debieron reunirse en casa. Así que muchas veces Leonard y Gabriel coincidían en alguna cena, o alguna tarde que llegaban a la hora del té con dulces de la señora Peackot.
Cuando el otoño dio paso al invierno fue más difícil encontrarse aún, pero aún así hubo algunas citas para jugar con la nieve, probar patinar en el hielo y asistir a alguna velada musical.
Y Beth no podía dejar de pensar que tras el invierno llegaría la primavera y su boda. Cuando se ponía demasiado ansiosa, Josephine seguía siendo su cable a tierra, al contrarío de ella, Jo esperaba con paciencia, quizás con la misma paciencia que había escrito cartas durante años.
También hubo una cena familiar en casa de sus futuros suegros, con Gabriel habían acordado que vivirían allí la mayor parte del tiempo y por los negocios de él, por lo menos un mes al año en Londres. Los padres de Gabriel eran absolutamente encantadores con ella, y en la reunión su futura suegra se encargó de mostrarle las remodelaciones que estaban haciendo para su llegada.
Habían unificado dos habitaciones en el segundo piso para que fuera lo suficiente amplia y cómoda, tenía grandes ventanales.
-Espero te guste, Gabriel dijo que erigirían los muebles juntos en Londres. Y créeme la casa es tan grande que no deberás preocuparte por nosotros, no seremos una molestia en su vida de recién casados.
-Soy yo quien no quiero ser una molestia, no deberían alterar su vida por mí.
-Querida, estoy agradecida de que alteres nuestras vidas. No solo has hecho que mi hijo parezca mucho más humano, sino que será encantador tenerte cerca. Nunca he podido contar demasiado con las habilidades sociales de los hombres Devereaux, pero gracias a ti mi vida no será tan aburrida.
Beth sabía que su hermana estaba feliz de su futuro en la casita con jardín que Leonard Knigth había comprado, pero ella también estaba feliz con vivir en casa de sus suegros. En verdad la casa era muy grande, una de las más grandes en Dorset, pero además sus suegros eran encantadores y sentía que no extrañaría tanto la dinámica familiar. Además Gabriel ya había vivido demasiado tiempo lejos de ellos.
También con su madre y su suegra armaron el listado final de invitados. Gabriel debió sentarse al ver la cantidad de personas, pero lo cierto era que su familia tenía muchos conocidos con los que no podían quedar mal. Ella ayudó a calmar sus protestas.
-Dijiste que lo único que te importaba es que yo fuera la novia – intervino moderando.
-Me temo que no vaya a encontrarte entre tanta gente – dijo él.
-Pero yo voy a encontrarte a ti –le dijo convenciéndolo.
Los preparativos siguieron y Beth volvió a probarse por centésima vez su vestido de novia para que arreglaran los detalles, su madre había insistido en tener el vestido listo antes y no correr riesgos, de paso, las costureras habían empezado a confeccionar el de Josephine.
-Pareces un hada- dijo Jo con admiración a su hermana pequeña, Beth siempre había sido la belleza de la familia , pero ahora el amor le daba un aura particular y su belleza se volvía deslumbrante.
Su vestido tenía una falda amplia y voluminosa, con metros y metros de tela. Era una preciosa composición de seda bordada, y el corpiño tenía delicados bordados en color plata y oro. Parecía salida de algún cuento. Sin dudas Beth sería la novia más bonita que Dorset hubiera visto en lso últimos años.
-Creo que lo de hada te quedará más a ti, ¿ya has pensado en tu boda? – interrumpió Beth
-Quiero algo pequeño, y como será a fines de primavera, donde haya flores y árboles.
-Madre no estará de acuerdo.
-Lo sé, pero por suerte, tú le darás el gusto de tener una gran boda de la que Dorset hablará por meses. La boda de Lily fue bastante discreta, la tuya será magnifica y yo podré tener mi boda pequeña e intima.