Dones de Guerra

Capítulo 20: Camino al Este

Cabalgando dentro de lo desconocido e interrumpiendo el silencio de la noche, Alek miraba en toda dirección en busca de movimiento humano con un único objetivo: rescatar a su amigo. 

 

En medio del caos y la confusión que representó la batalla en medio del bosque el chico había logrado hacerse de un corcel, ignorando todo lo que se estaba librando en ese momento para no dejar que los captores de Bruno escaparan. 

 

Se frenaba por momentos intentando encontrar algún rastro, una pista… algo que guiara su camino, pero no tuvo éxito. En su lugar, se topó con la dura realidad de que aquel era un terreno desconocido y su misión demasiado complicada. Quizá se había precipitado a causa del pánico y necesitaba buscar ayuda de quienes habitaban ese lado de Ederen, pero ya era muy tarde para contemplar esa opción. 

 

Siguió avanzando a destino incierto hasta que advirtió un sonido de galope detrás de él. Su reacción fue alertarse y tomar la espada que llevaba consigo, pero al girarse comprobó que no iba a ser necesario pelear. 

 

—¡¿Qué rayos crees que haces?!—le gritó Niza aún desde la distancia. La chica había logrado partir casi tan rápido como Alek al notar que éste decidió partir por su cuenta. 

 

—¡Tienen a Bruno!—contestó alterado—¡No puedo dejar que escapen!

 

—¿Tú solo?—le replicó la castaña. Decidió dejar su molestia por un momento y dio un suspiro al tiempo que se acercaba a él—Escucha, sé que es tu amigo, pero no podemos arriesgarnos a ir tras ellos ahora, ten por seguro que cruzarán de nuevo y tendrán refuerzos

 

—No necesito que ustedes se arriesguen, yo iré por él—insistió. 

 

—¿Los enfrentarás tú solo? ¿A los poseedores también?

 

Alek guardó silencio. No deseaba entrar en debate porque sus acciones no estaban fundadas en raciocinio alguno, sino en sus emociones.

 

—Por alguna razón, padre cree que debemos mantenerte a salvo, así que contrólate y regresa—le ordenó Niza.

 

Alek aún seguía en silencio y sin dar muestras de querer obedecer.

 

—Terminarás perdido, el bosque no es seguro—recalcó lo evidente la chica para convencerle.

 

—¡Lo sé! ¡Sé que es suicidio, sé que no tiene sentido, pero tengo que intentarlo!—le gritó exasperado—No volveré a dejar atrás a nadie—dijo antes de girar su caballo retomando su dirección. 

 

Niza lo observó con pesar. Entendía sus motivos, y en el fondo sabía que ella no actuaría muy diferente en una situación así, pero no podía permitir que se marchase. 

 

—¡Ni un paso más!—gritó mientras levantaba su arco y apuntaba una de sus flechas hacia él—¡No me obligues!

Alek la observó consternado ante la amenaza, pero no le tomó mucho tiempo retomar su postura para avanzar. Le había tomado por sorpresa, pero ella misma lo había dicho segundos antes: querían mantenerle con vida.

 

—Regresa—le insistió una vez más al ver que el chico no tenía intenciones de obedecer. 

 

—¿Me matarás para detenerme?—le cuestionó sarcásticamente—Lo siento, sé que no lo harás—una vez más agitó las riendas ordenando a su caballo reanudar su veloz galope, dejando a Niza atrás. 

 

—No necesito matarte—susurró la chica mientras ponía la mira en su objetivo. 

 

Finalmente liberó la tensión de la cuerda al abrir su mano derecha, dejando escapar la flecha que en un pestañeo alcanzó el abdomen bajo de Alek. 

 

Los ojos del Frei se abrieron al sentir el contacto del metal que había atravesado su piel, al tiempo que un quejido se escapaba de su boca. El impacto le hizo perder el equilibrio y, por un momento, estuvo a punto de caer del caballo. 

 

Se encorvó para examinar su herida y volteó a ver a la chica que para entonces ya había acortado distancia. 

 

—¡¿Qué pasa contigo?!—preguntó mientras comenzaba a presionar en su abdomen. 

 

—Te lo advertí—le respondió mientras volvía a amenazarle con su arco—No me hagas derribarte con otra

 

El chico apretó los dientes mientras le dirigía la peor de la miradas a la castaña, quien no se inmutaba en lo absoluto y continuaba apuntándole con el arma. 

 

—¿Aún piensas ir en ese estado? ¿Tu amigo lo permitiría?

 

—No lo conoces—le respondió entre jadeos con evidente molestia. 



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En el texto hay: romance, accion, fantasia medieval

Editado: 20.03.2023

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