Me habían torturado por mucho tiempo, no sabía cuanto pudo haber sido; minutos, horas o días. Me azotaron con un cinturón de cuero sin piedad y estos me dejaron pequeños tajos en mis piernas y brazos; me abofetearon tantas veces que sentí mi cara sangrar e hincharse al punto de que sentí que me latía. De un momento a otro quede inconsciente por tanto dolor, esta era mi realidad y no podía hacer nada para cambiarla.
Cuando desperté no me encontraba en aquel mugroso sótano, me habían trasladado mientras estaba inconsciente, esta vez había más mujeres ahí, de todas las edades y al parecer de todas las nacionalidades, me acostaron en un colchón sucio y lleno de manchas debajo de la escalera, el lugar no estaba limpio, estaba en otro sótano, el lugar parecía abandonado. No estaba atada, pero no era capaz de moverme por el dolor al que había sido expuesta. Así que permanecí ahí, con los ojos abiertos pero mi cuerpo inmóvil, como una persona fallecida.
Una de esas mujeres se me acerco y me tomo de la muñeca, haciendo presión y luego me soltó, dijo algo en lo que reconocí que era otro idioma, casi no la escuché debido a que no tenía ganas de siquiera oír mi entorno.
- Tu te sens bien? -Preguntó en francés, lo cual no entendí ninguna palabra. Ella parecía tener mi edad. Pero por lo que pude entender, quería saber si me encontraba bien, aunque yo como respuesta negué haciendo un leve movimiento con mi cabeza.
-Je m'appelle Ivonne Grupón. Comment tu t'appelles? - Pregunto sin que yo entendiera algo. Luego al ver que yo no respondía entendió que no hablaba el mismo idioma y se auto señalo- Ivonne- luego me señalo-. Comment tu t'appelles? - Entendí que me decía, me preguntaba mi nombre. Abrí la boca para decir algo, pero tenía la garganta tan seca que me dolía y entonces la volví a cerrar. La chica al ver mi expresión me acerco un vaso con agua a la boca y me hizo tomar un poco, lo suficiente como para hidratarme.
- Donna... Me llamo Donna...- Susurre con voz áspera. Ella asintió gustosa ante mi respuesta, pero quedó estática al sentí pasos cerca de la puerta e inmediatamente se levantó del suelo en donde se encontraba y volvió a una esquina de la recamara.
Las escaleras arriba de mi crujían a medida que la figura desconocida bajaba. No pude evitar sentir miedo a lo que fuera a pasar cuando viera que estaba despierta así que fingí no estarlo; cerré mis ojos y respire lentamente relajándome. Pero no tuve la suerte de pasar desapercibida, la persona que bajo las escaleras se dirigió directamente hacia mí pateando el colchón donde dormía.
- Hey you wake up- Abrí los ojos lentamente y pude ver al hombre. Era alto y fornido, con piel blanca, calvo y ojos marrones. No dejo siquiera que dijera algo, al ver que no me apuraba me agarró de mi muñeca y de inmediato me levantó a la altura de su rostro; yo no pude hacer nada porque no tenía fuerzas ni siquiera para reprochar, pero si sentí demasiado miedo y dolor. Dolor por que mi cuerpo no se había movido en mucho tiempo y al hacer un movimiento tan brusco como ese, hizo que me doliera hasta el alma.
- Laisse-la, Ça fait mal beaucoup- Hablo la francesa, no entendí que dijo, pero el hombre me bajó y yo no podía sostenerme de pie, así que caí sobre el colchón de cara y escuche el sonido de un golpe y cuando volteé vi como ella había caído al suelo también, él le había proporcionado una paliza tan fuerte que la tiro al suelo.
- What did I tell you about Ivonne? Next time I will not be generous with you- De ingles no entendía mucho pero, pude entender que se trataba de una advertencia. Luego el volvió a mí y me llevo cual costal de papas sin que yo pudiera hacer algo. Subió las escaleras y en la puerta del sótano nos esperaba una mujer de aproximadamente cincuenta años; cabello pelirrojo teñido y largo, alta, esbelta y vestida de forma vulgar.
- Ya era hora- La mujer sin mostrar interés le hizo seña al hombre para que la siguiera, camino hacia el final de un pasillo que había frente a la puerta, intenté poner resistencia, pero aquel hombre ni siquiera se inmuto.
Entre a una habitación llena de azulejos donde otras mujeres se estaban aseando todas juntas sin división en las duchas. Al entrar todas se me quedaron viendo y sentí un escalofrió recorrerme el cuerpo.
- Ahora desnúdate y báñate que tenemos mucho que hacer- ordeno la mujer y yo me quede estática en mi lugar. Quería que me desnudara delante de todas esas mujeres y de Rufus, yo retrocedí incomoda-. Me dijiste que habla español ¿Por qué no responde? Rufus- Se quejo la mujer al ver que yo parecía no entender.
- She from Argentina, Gina- comentó y luego ella se giró hacia mí y luego frunció el ceño molesta.
- Entonces si entiende, no mas que es desobediente ¡Desnúdate ahora y báñate, mocosa! - Exclamo y yo empecé a temblar como un perro. Entonces al ver que no respondía me abofeteó muy fuerte, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera.
Luego avanzo hacia mí y me quitó a la fuerza la ropa, me quito mi falda de la escuela y mi remera dejándome en ropa interior, yo como pude logre resistirme y cubrirme mis partes privadas, pero fue en vano ella continuo hasta dejarme sin prenda alguna y luego me empujó hacía una de las duchas y abrió la canilla, el agua helada me penetro en todo el cuerpo, ahogue un grito al sentir aquella agua fría cubrirme.
Luego ella me jalo del cabello y me acerco a ella: -Y que esta sea la última vez que me desobedeces, ahora continúa- Se alejó de mí y me observó todo el rato que estuve ahí, sintiendo la peor de las humillaciones, no quería permanecer otro segundo más ahí, lloré como nunca, por vergüenza, frustración y dolor. Al salir me tiró una toalla de mala gana y un vestido de látex rosado brillante que no me tapaba ni siquiera el trasero.
- Póntelo- Me ordenó.
- Pero no tengo ropa interior- Dije y todas las demás mujeres incluyendo a Gina soltaron una carcajada que resonó en todo el baño.
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Editado: 04.10.2019