3— El Plan.

Me encontraba acostada, era lo único que podía hacer desde anoche, me movía y sentía mis caderas y piernas doler, no es así como me había imaginado mi primera vez, y le rezaba a todos los santos y dioses que me golpeara bien fuerte la cabeza como para olvidar lo sucedido.

Las siguientes veces fueron peores, llegaba a estar con diez o quince por noche y me sentía horrible, no podía huir de lo que aquellos hombres me hacían. La primera vez lo intente y me golpearon. Otras veces me negaba a atender a los ancianos y Rufus me obligaba a entrar, aunque no quisiera.

Cada día que transcurría lo sentía cada vez más lento. Ni siquiera la chica española que conocí, que tiempo después descubrí que se llamaba Nicole, lograba sacarme de mis penurias. Aun así, tenía que sobrevivir sino ¿Como vería a mi familia de vuelta?

Intentaba sonreír a pesar de todo. Nicole me enseñaba poco a poco el francés para poder hablar con Ivonne. Ella era un poco más alta que yo apenas unos centímetros, era una rubia con ojos azules, caídos y melancólicos. Era tan pálida que parecía que el sol le afectaba, con una mirada inocente y una sonrisa brillante siempre estaba dispuesta a ayudarme.

Con el tiempo mejore el idioma, pero no lo domine enseguida. A veces cuando Ivonne y yo nos comunicábamos le pedía que repitiera para entender. Ella me contó su historia, era verdaderamente trágica.

Ella vivía en el Sur de Francia junto a sus abuelos, en una finca que se encargaba de la producción de vino. Eran cuidadores, tenían casa y dinero por cuidar del terreno y de los animales que vivían dentro. Había quedado huérfana a los seis años y fue a los dieciséis cuando se la llevaron.

Según relataba una noche de verano sus abuelos despertaron al escuchar el ruido que producían los animales del establo. Los dos ancianos llevaban escopetas y Ivonne llevaba un bate, porque sus abuelos no la dejaban portar armas, gran error. Porque los ancianos fueron emboscados, no por una persona sino diez que venían por Ivonne, la abuela le ordeno que huyera, pero fue demasiado tarde.

Los abuelos fueron bañados en una lluvia de balas que impacto sobre sus longevos cuerpos y murieron al instante, frente a ella.

Su historia no acabo ahí ella fue llevada a América y estuvo en varios países antes de acabar en Italia, que era el país donde ahora nos encontrábamos. Fue a países como Colombia, México, Venezuela, USA, Canadá y por Argentina.

Ella aseguro que fue una experiencia traumatizante al principio, ya que la mayoría de los lugares donde estuvo fueron clandestinos. Llenos de mujeres que habían desarrollado enfermedades venéreas, donde muchas abortaban y había más posibilidades de sufrir un botín y terminarás muriendo por otra mujer en vez de ser asesinada por uno de los cuidadores. Además de ser lugares sucios donde si una se enfermaba podía morir.

Cuando me relato toda su vida sentí mucha pena por Ivonne, era la mayor de las tres y por ende la que más tiempo estuvo en este tipo de lugares. Tenía veintiún años, luego Nicole le seguía con veinte y por último estaba yo con dieciocho. Pero a pesar de todo ella siempre nos cuidaba y consolaba cuando a Nicole y a mí nos hacía falta. Tenía mucha valentía y esperanza por obtener su libertad, algo que siempre quise tener.

Por otro lado, Nicole había tenido una vida diferente a la nuestra ya que ella había sido traída a una trampa a causa de uno de los hombres que Gina tenía a su disposición.

Nicole era de Sevilla, vivía junto a sus padres y tenía un hermano mayor que ella. Tenía diecisiete cuando fue engatusada por un compañero del estudio en el que practicaba danza contemporánea. Primero habían comenzado como amigos y compañeros para actuar en diferentes coreografías. Luego se volvieron novios, él la fue impulsando a diferentes vicios, hizo que ella agarrara el cigarrillo, la droga y el alcohol, volviéndose una adicta a todas esas cosas que sus padres desaprobaban pero que no sabían que ella consumía regularmente.

Cuando los padres de Nicole se enteraron de que era adicta, gracias a que le encontraron una cajetilla de cigarros en su ropa, le prohibieron ver al hombre del que ella se había enamorado. Pero eso no la detuvo, ambos se encontraban en secreto y cuando ella cumplió la mayoría de edad huyeron juntos del país. Fueron a parar a Italia y ahí fue cuando la encerraron junto con todas las demás.

Ella estaba aquí hace un año. Sentía impotencia, ya que la mayoría de las que estábamos aquí teníamos una familia y temíamos morir sin ver a nuestros seres queridos de nuevo. Todas con diferentes nacionalidades, pero con el mismo objetivo y temor.

Lo peor fue cuando supe cómo se manejaba el negocio en el que estaba. Las vírgenes eran demandadas por hombres de mucho dinero, que pegaban fuertes sumas de dinero por una de ellas. Las mujeres de razas asiáticas eran caras porque se las consideraban exóticas entre los americanos y europeos. Asimismo, las latinoamericanas valían fortuna en países primermundistas, por sus características. Teníamos precio según nuestra nacionalidad y lugar al que iban a ofrecernos. Era algo muy cruel para las que eran explotadas de esa manera.

Sentía un profundo asco ¿Hasta dónde podía llegar la extravagancia y los deseos de una persona, a dónde había llegado este mundo como para obligar a uno a llevar a cabo la intimidad por dinero? Y peor aún, que esa persona no reciba nada al arriesgarse a estar con una persona desconocida y quienes la sometan se queden con todo.

En ese momento mi percepción del mundo no era buena, de hecho, nunca lo fue. Siempre sentí repudio por la gente que abandonaba a otra que era indefensa. Por las que se burlaban de la humildad de la gente pobre. Aquellas que robaban y mentían con descaro e hipocresía. Aquellas que irradiaban maldad sin causa, no las entendía ¿Cómo era que dormían durante las noches? Seguía sin entenderlo, capaz nunca lo haría. No dejaría que el que sea que dirigiera el lugar a donde van todas estas mujeres siguiera viviendo sin miedo a lo que una de ellas podría hacer para liberar al resto, no me quedaría de brazos cruzados.