Pensé en que los secuestradores podrían estar cerca así que evité hacer ruido y encontrar un teléfono. No fue difícil encontré uno en la mesita de noche bastante grande y demasiado a la vista para ser cierto. Tenía que darme prisa.
Marqué el número de mi madre “No existente” lo mismo pasó con el numero de mi padre y el local. No caía ni una sola vez. Jum puede que sea una trampa de los secuestradores no me detuve a pensar como había pasado según Eddie, Prada tenia poderes, tal vez había encontrado la manera de teletransportarse a mi casa, dormir a toda mi familia y secuestrarme.
Dios, no debí meterme con esa bruja.
La única manera de ver mis posibilidades era saliendo. Lo hice cautelosamente. Nada. No había nadie ni se escuchaba nada. Corrí por el largo pasillo hacia la puerta. El apartamento era bastante grande y lujoso. Agarré las llaves que estaban al lado de la puerta lo más rápido que pude. Metí una de las llaves en la cerradura. Nada. Metí la otra haciendo más ruido del que quería, si hubiera alguien en este departamento ya me hubiese atrapado. Funcionó. Salí corriendo hacia un ascensor lo llamé y cavile la posibilidad si los secuestradores podrían venir allí, demasiado tarde el ascensor llegó y entré sin ver al chico que estaba al lado mío. El ascensor era espacioso con un espejo al fondo y una cámara de seguridad arriba piso 12 leí.
-Buenos días –Dijo el chico con una voz varonil que venía ya en el ascensor.
-¿Sabe qué hora es? –Pregunté alterada y sin mirarlo.
-Son las 10 de la mañana.
-Disculpe ¿Qué día es hoy?
-Emm… Bueno hoy es lunes, que sepa yo –Respondió en un tono gracioso, seguro por lo absurdo de mi pregunta. Sin embargo no estaba de ánimos.
-¿Qué fecha?
-13 de enero –Respondió extrañado. Bien nada había cambiado ayer cuando me dormí era 12 de enero, el ascensor llegó a planta baja. Salí apurada jalé la reja de la entrada, no pude abrirla, al parecer tenía una llave especial, busqué en mi bolsillo alguna que pareciera abrir con ese tipo de cerradura pero el chico que estaba en el ascensor se me adelantó y la abrió por mí.
-Pase –Dijo amablemente viéndome analizar cada llave que tenia –Veo que esta apurada –Aparté la mi mirada de las llaves y posé su mirada en el. Lo que vi a continuación me puso de los nervios.
-Si… es… que… yo… bueno –Balbuceé. Miré al piso y camine hasta afuera de la reja. –Gracias.
Conseguí decir. No podía hablar estaba temblando. No podía ser él, no podía ser él, no podía ser el, ¡Claro que no era el! Debe ser algún efecto de alguna droga que los secuestradores me pusieron.
Miré hacia afuera. No reconocía nada de lo que estaba viendo. Ni los edificios, ni las calles, ni los carteles. Nada era conocido. ¿Cómo iba a irme a mi casa? Lo único que parecía reconocer era que estábamos en una residencia privada muy bien protegida y debía salir de aquí.
-¿Te acabas de mudar cierto? No te había visto en el edificio.
Su acento me pareció extraño.
Lo observe detenidamente. Su cabello negro peinado hacia arriba algo desordenado, sus cejas pobladas, su barba que lo hacía lucir sin duda más varonil y mayor. Su cuerpo cubierto por un suéter negro con un estampado en letras rojas. Siendo una gran fan suya (Por no decir loca, acosadora) sabía que usaba muchos suéteres y camisas negras. Miré a la calle que estaba a mi derecha.
-Vaya, esta droga sí que es muy fuerte –Musité
-¿Qué dices?
-Emm… No… -Volví a balbucear, esta droga me estaba poniendo de muchos nervios.
-¿No qué?
-No, no me acabo de mudar yo no vivo aquí. Y ni siquiera sé como he llegado aquí para ser sincera... ¿Sabes dónde puedo contactar a la policía aquí? O un teléfono.
Me miro de arriba abajo analizando la situación. Sentí un escalofrió.
-¿Dijiste algo sobre una droga?
-No, bueno si, la verdad no sé lo que estoy diciendo. Estoy hablando incoherencias –Reí trágicamente -¿Puedes prestarme tu teléfono? Tengo que contactar a mis padres
-Sí, si claro –Sacó su teléfono del bolsillo derecho de su pantalón. Tocó la pantalla al parecer para desbloquearlo y me lo dio sin preguntar nada más.
No es él, no es él, no es él –Me repetía en mi mente–No es Steven, No es Steven.
-Ten, me sonrío –Salí de mis pensamientos y le devolví la sonrisa.
Intenté marcar el número de Alicia de nuevo igual que el de Gustavo. También el de Eddie aunque ese tenía que admitir que no me lo sabía del todo y eso que Eddie siempre me advertía que me lo aprendiera, el si se sabía el mío. De hecho me aprendí el número por lo mismo. Quería que dejara de insistir con eso y en estos momentos el estaba teniendo razón.
Nada, ni al buzón. Todos números inexistentes.
-¿Nada? –Preguntó el chico al percatarse de mi desesperación.
-No. Tal vez tenga que intentar mas tarde.
Le devolví el teléfono.
-Habías dicho algo sobre que no sabias como habías llegado aquí y sobre que querías hablar con la policía. Si quieres puedo acompañarte o decirte donde queda.
La verdad lo único que quería ahorita era irme a mi casa y no sabía dónde estaba.
-Sí pero no tienes que preocuparte. Intentaré llegar a mi casa primero y ahí mi madre me acompañará a la policía.
-Bueno según lo que he visto en los programas policiales deberíamos ir ahora. Ya sabes la memoria esta más… fresquita y te pueden prestar mejor ayuda.
Reí por lo bajo Fresquita.
-Está bien –Accedí, necesitaba ver qué clase de droga me pusieron. Debió ser esa bruja Prada.
-Pero antes ¿Puedo preguntarte donde queda Las Rosas por aquí?
-Las rosas… Las rosas… No me suena… - Así se llama la zona donde vivía, bastante grande y conocida.
-¿Altas vistas? - (La ciudad de donde venia).
-Tampoco.
¿En dónde estoy? ¿En otro estado?