Dos mundos - Dos amores

Capítulo XXII

Kate

Hace un año

Respiro hondo, relajo mi cuerpo y tomo la mano de Henry para encaminarnos hacia su casa. La cual es espectacular, parece más un castillo, es muy grande y dos torres adornan los costados, es de un tono que no distingo bien si es azul o grisáceo, tiene grandes ventanales y el camino hacia la entrada me encanta; es de piedras de distintos colores con una fila de árboles a cada lado. Al final del camino hay un hermoso jardín, lleno de todo tipo de flores, rosas y una fuente a un costado.

Ya cerca de las grandes puertas, Henry las abre con un mínimo movimiento de su mano. Al entrar me siento como en un cuento, lo primero que noto es lo alto que está el techo y el hermoso candelabro dorado que lo decora en el centro, las paredes son blancas y a cada cierta distancia hay una columna dorada, observó varias piezas de arte como cuadros y estatuas, es totalmente increíble. Al fondo del recibidor diviso una imponente escalera, que en cierto punto se divide en dos, hacia la derecha e izquierda, los barandales son azules con detalles dorados.

Camino admirando todo como una niña, me detengo frente a un busto que está sobre un pedestal, y lo observo fijamente, mientras pienso que Henry es todo lo contrario al estilo de vida que tiene, en su hogar se nota la opulencia y mi chico es más sencillo, lo que me demuestra una vez más la persona sencilla y buena que es. Unos brazos fuertes me envuelven desde atrás y siento los labios de Henry en mi nuca.

-¿Te gusta?- me susurra al oído.

-¿Qué?- pregunto.

-La escultura.

-Ah, sí claro. Es muy bella.- afirmo

-Estás algo distraída. ¿Sigues nerviosa?- me voltea para mirarme a los ojos.

-En realidad no, es sólo que todo esto es increíble. Nunca había visto un lugar así.- él sonríe divertido y me besa.

-Pues yo tengo una mejor vista en este momento.- esboza una sonrisa ladina.

-No creo que sea mejor que la que tengo yo.- sigo su juego.

-Tengo que diferir contigo nena.- me toma por la cintura acercándome más a él, tanto que nuestros alientos se rozan –eres lo más hermoso que he visto.

-Ok, tú ganas.- sonrío embobada y envuelvo mis brazos en su cuello dispuesta a besarlo, pero somos interrumpidos.

-Hijo- exclama una mujer castaña, muy elegante y hermosa. Se aproxima hacia nosotros sonriendo. –pensé que no iban a venir, ya es tarde.

-Mamá no exageres.- le reclama Henry riendo y procede a abrazarla y besar su mejilla.

-No lo hago, sabes que no me gusta tener que esperar.- aparta la mirada de su hijo y la dirige hacia mí. –y esta jovencita ¿quién es?

-Soy Kate, mucho gusto.- me presento ofreciéndole la mano, la cual ella estrecha sin dejar de sonreír. Pero debo admitir que su sonrisa es algo inquietante.

-Mamá, ella es mi novia. Ya te había dicho que hoy vendría.- Henry entrelaza nuestras manos y a su madre no le pasa desapercibido. Mira nuestras manos de una manera que no logro descifrar. Henry carraspea incómodo. - ¿Mamá?

-Claro hijo, es que no creí que hablarás enserio. Mucho gusto Kate, es un placer conocerte al fin.

-El placer es mío señora...- dudo ya que no sé su nombre.

-Samanta, pero no me digas señora, me hace sentir vieja. Sólo Samanta está bien.

-Está bien- respondo

-Pero vamos, pasemos al comedor que los demás nos esperan.- hace el amago de caminar, pero su hijo la detiene.

-¿Todos quiénes? – indaga y noto que se tensa.

-Tu padre, Luisa y su familia.

-¡Madre!- exclama algo molesto. Ella se encoje de hombros y empieza a caminar delante nuestro. Henry bufa y me mira preocupado.

-¿Qué pasa amor?- pregunto

-Le pedí a mamá que no los invitara.- murmura, pasándose las manos por el rostro, en un gesto de frustración.

-Me explicas qué pasa. Porque no estoy entendiendo, que no invitara a quién.

-A Amber y sus padres.

-¿Quién es Amber?- el rostro de Henry se contrae en una mueca y caigo en cuenta de quién es la tal Amber. –Es la mujer del mensaje.- afirmo.

-Lo es.- se acerca mirándome fijamente y toma mis manos entrelazando nuestros dedos. –Entiendo si es incómodo para ti y prefieres que nos retiremos.- ¿Incómodo? Eso es poco, me afecta más de lo que me atrevo a aceptar, saber que tuvieron algo en el pasado y que a ella le emocionó tanto volverlo a ver, me genera un pinchazo en el pecho. Pero no puedo retractarme e irme, de verdad quiero conocer a sus padres y de paso a la tal Amber, ¿por qué? no sé, curiosidad tal vez.

-Nos quedamos.- afirmo dándole un casto beso. Y tomados de las manos llegamos a un grande y elegante comedor, en la cabecera de este se encuentra sentado un hombre que se parece bastante a Henry, al cual me presenta como su padre Carlos, a su lado está su madre quien me sonríe y le devuelvo el gesto. Frente a ella hay una pareja, sus nombres son Agustín y Luisa, los padres de Amber. A su lado está la susodicha, es de piel bronceada, cabello negro y ondulado, tiene un hermoso rostro, debo aceptarlo.

-Ella es Amber, hija de Agustín y Luisa.- la mujer me mira de arriba abajo despectivamente, y luego finge un intento de sonrisa. –Y ella es Kate mi novia.- Henry me presenta y voltea a verme sonriendo feliz, su cálida y hermosa sonrisa me contagia y le sonrío como una adolescente enamorada y nos sentamos al lado de su madre.

-¿Novia? ¿En serio?- cuestiona la pelinegra.

-Así es, mi novia.- afirma Henry haciendo énfasis en las dos últimas palabras y tomando mi mano sobre la mesa.

-Vaya muchacho, nunca imaginé verte con novia.- es Agustín quien habla. –En hora buena.

-Es un gusto conocerte por fin Kate.- la voz del padre de mi novio es parecida a la suya, pero más grave.- debo admitir que tenía ganas de conocerte.

-¿Tú sabías que tenía novia?- cuestiona mi suegra.

-Algo sí, no sabía que ya fueran novios, pero sí pude notar a mi hijo enamorado cada vez que hablaba de su nueva amiga.




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