CAPÍTULO 13: Melissa
Qué sueño tan raro el de anoche, pero no raro en mal plan. Todo lo contrario. Es la primera vez que sueño con ese muchacho y no siento ese vacío en mi pecho. Esos ojos son casi perfectos, tan intensos que parecen mirarme directamente al alma... Pero ya basta de pensar en sueños; hay que ponerse en marcha. Hoy es domingo, y mañana hay que trabajar.
Ayer nos la pasamos todo el día durmiendo. Creo que bebí demasiado. Pau se quedó conmigo, mientras que Lucas y Paúl se fueron cada uno a sus casas. Gracias a Dios, Lucas siempre está cuidándonos. De verdad que él es increíble, siempre al pendiente de nosotras. Hasta se negó a beber mucho porque sabía que Paula y yo íbamos hasta por el agua del florero.
—Ahora sí me vas a contar, ¿de qué hablaban el Sr. Montenegro y tú en la barra? —me dice Pau, con un puchero que no puedo ignorar.
—De nada importante, en serio. Alex solo se acercó a saludar —respondo, tratando de sonar casual.
—¿Qué? ¿Ya no es Sr. Montenegro o “viejo ogro amargado” para ti? —pregunta, alzando una ceja con curiosidad.
—Él mismo dijo que podía llamarlo “solo Alex” —me río—. Porque no estábamos en la oficina, y hasta donde yo sé, ahora estamos en mi casa, no en la oficina.
—Está bien, no me cuentes —dice Pau, con un tono de falsa indiferencia—. Pero ¿me puedes contar qué te dijo ayer mi hermano antes de irse? Yo creo tener una idea, pero quiero que tú me la confirmes.
Trato de recordar. De verdad bebí mucho, pero qué más da, a eso es a lo que fuimos. Me sigo forzando a recordar, pero solo viene a mi mente los ojos de mi jefe, su porte… ¡ESOS ERAN LOS OJOS DE MI SUEÑO! Me digo sorprendida al darme cuenta.
—¿O sea que el muy cobarde no se atrevió a pedirte que fueras su novia? —Pau se tapa de golpe la boca, y ahora recuerdo que fue eso lo que me dijo en la puerta antes de irse.
FLASHBACK
—Mel, ¿cuánto tiempo llevamos conociéndonos? —pregunta Paúl. Yo me encojo de hombros. Ya perdí la cuenta; creo que estábamos en séptimo u octavo grado—. Tengo tiempo tratando de armarme de valor… Me gustas, Mel, y no desde ahora, sino desde hace bastante tiempo. Pero no tenía el valor de decírtelo, no sé si por miedo a que me rechaces o por miedo de perder tu amistad y dañar la tuya y la de mi hermana.
—No sé qué decirte, Paúl… Tú me pareces un chico super simpático y muy guapo, pero creo… —intento responder, pero él me interrumpe de golpe.
—No me respondas ahora, Mel. Piensalo. No quiero que te sientas presionada en responder, sobre todo en este momento que estás un poco tomada —me da un beso en la mejilla y se sube a su auto, donde lo espera Lucas, quien lo ve un poco serio pero que luego suaviza sus cejas cuando Paúl entra con una sonrisa.
FIN DEL FLASHBACK
—Ahora que lo recuerdo, sí, me pidió que fuera su novia… O algo así. Solo me dijo que yo le gustaba —le digo a Pau, algo confundida.
—¿Y tú qué le dijiste? —pregunta, mordiéndose una uña, ansiosa por saber más.
—No me dio chance de responderle. Me dijo que lo pensara con la mente clara porque había estado tomando.
—Ajá, ¿y? —pregunta, moviendo las manos para que continúe.
—No sé, Pau. Él siempre me ha parecido simpatiquísimo, pero no es suficiente. A mí me parecen super lindos los atardeceres, los zapatos altos… Entiende, pienso que estar en una relación va más allá de solo lo físico. ¿Me entiendes? Tiene que haber una conexión más fuerte.
—Yo que pensaba que iba a poder llamarte cuñis —hace pucheros, fingiendo estar decepcionada.
—Pero si eres más que eso, eres mi mejor amiga, casi mi hermana —la abrazo, tratando de consolarla.
Luego de ese momento, nos disponemos a arreglar todo porque mañana hay trabajo, y ella tiene que irse a su casa a descansar. Nos esperan unos días fuertes, y necesitamos estar al cien por ciento.