Capítulo IX:
Atardecer en la playa
Llevaba unos días en la casa de Robert, al principio su madre se sorprendió al verme en su casa, pero a los segundos se alegró de que hubiera otra chica, no sabía porque se alegraba tanto, luego me enteré que Laurie le caía muy mal.
Estaba en la habitación de Robert, como cada tarde se fue el gimnasio con sus amigos y yo me quede sentada en su escritorio estudiando, me puse mi playlist, quería despejar mi cabeza, durante estos días Robert y su madre, que por cierto se llama Neli, me habían ayudado con mi duelo, pero aun así no estaba al cien para ser como antes, por las noches no paraba de llorar hasta dormirme, me costaba probar bocado sin querer vomitar.
Mi madre me había llamado varias veces pero no le quería responder, Gorge a veces venía para traerme mis pinturas o libros, pero siempre iba Robert a por mi ropa o así, no es que me haya mudado con él, solo necesito tiempo para calmarme y superar el duelo por mí cuenta.
Mi teléfono empezó a vibrar por algunos mensajes, era un número privado, los mensajes eran de amenazas.
???:
Ten cuidado si te veo, porque te juro que te mato
???:
Las putas como tu deberían estar en una rotonda, no en casas de lujo
???:
¿Cuántas mamadas haces al día para permitirte tantos lujos?
Y era uno tras otro, apagué el teléfono, de primeras pensaba que era mi hermana o Luka, pero luego pensé en Laurie, pero a ella no la había visto en toda la semana, creo recordar que estaba enferma o llevaba unos días con vómitos, lo había escuchado de Robert.
Tenía claro que quería hablarlo con él para que me ayudará a descubrir quién era, el número no se podía ver y quería saber si Robert podría ayudarme.
Esperaba impaciente a que él volviera, daba vueltas por su habitación, como la casa estaba sola solo se escuchaba los cantos de los pájaros.
Salí de la habitación y me encontré a mi misma en la puerta de la habitación de Luka, mi curiosidad por entrar allí crecía cada día más, así que entré, sin importarme nada, allí estaba su cama, bien hecha sin ninguna arruga, pensé que iba a ser más colorida pero era muy minimalista, Robert tenía razón, solo se parecían en el físico, pensar que empecé a sentir cosas por Luka y que él en vez de ayudarme a mí, éste con mi hermana, cuando a ella nunca le importó mi papá.
De pronto escuche la puerta principal abrirse, de primeras pensé en Robert, pero esa no era su voz, mierda Luka estaba aquí y yo en su habitación, sin más busqué un sitio donde esconderme.
Debajo de la cama no parece tan mal, además como eres tan pequeña puedes entrar allí.
Eso hice, gracias subconsciente, me escondí allí y tapé mi boca, al no poder respirar correctamente por la nariz, lo hacía por la boca y siempre hacía muchísimo ruido, escuché cómo entró en la habitación, seguido de mi hermana.
—¿Estás seguro de que Mika no está en casa?—preguntó mi hermana sentándose en la cama
—Robert está en el gym así que lo más seguro es que se la llevó allí—le contestó Luka, el cual estaba poniendo ropa en una bolsa deportiva.
—Robert, el tonto enamorado, ¿de verdad cree que pueden estar juntos?, mi hermana no es capaz ni de estar bien mentalmente como para tener novio
—Ya sabes como es él, desde eso que pasó en Halloween la ama, no sabe lo que dice
Halloween, el día donde creí ser amada por primera vez en mi vida.
—¿Cuando le dirás que solo tu se la follo por qué le recuerda a mi?—espera… ¿Robert se acostó conmigo por eso? No lo creó Robert nunca me haría eso.
—Es ridículo decirle, no nos va a creer y se irá corriendo a los brazos de mi hermano a decirle todo
—Siempre le dije a mamá que Mika no estaba bien psicológicamente, es una rarita, no se como mamá no la dió en adopción en cuanto nació, con lo bien que estaría sin ella
—Tu padre seguro que la dijo que no lo hiciera
—Mi papá era un ingenuo, no se como estuvo diecisiete años de su vida creyendo que mi hermana era su hija
Basta no quería escuchar más, estaba cansada de estas actitudes de Debora, en eso la puerta principal vuelve a sonar y la voz de Robert sonó.
—Mika, mira te traje un libro nuevo que me recordó a ti
—Pero si me dijiste que Mika no estaba—la voz de mi hermana temblaba, de pensar que yo podía haber escuchado todo lo que ella dijo
—Eso pensé, no se la escuchaba—Luka agarró rápido su bolsa y antes que pudieran salir se encontraron a Robert—Hey hermanito ¿que tal?
La cara de Robert era un poema, tenía una expresión molesta y con la mandíbula apretada.
—No esperaba ver a mi hermano y a la víbora de mi vecina—la voz de Robert si que daba miedo, era gruesa y no estaba para bromas, bajo su vista y me vio debajo de la cama y allí entendió todo—¿No tienes suficiente con hacer daño a Mika que encima tienes que estar aquí?