Nami: No… No lo entiendo.
Ellen abrió la puerta del departamento y Nami entró.
Ellen: Tranquila…
Nami: No… Ella fue la que ayudó a matar… A… Bueno… ¡Ya sabes! No puedo entender.
Ellen: No lo sé, no la podía dejar morir.
Nami: Ella te intentó matar… Es por eso que Miko está en el hospital… ¿No lo entiendes?
Ellen: Sí… Pero… No hay honor en pelear así, ¿Dejarla morir? Si quieres vengarte, al menos que sea bien.
Nami: ¿De verdad la matarás?
Ellen: No, pero tú si quieres y si quieres pelear con ella, uno debes estar consciente y dos ella debe poder defenderse, ¿No crees?
Nami dudó de las palabras de Ellen, pero sabiendo que no podría hacer nada se cruzó de brazos en resignación.
Nami: Bien, lo que sea, le di mucho tiempo a pensar en esa tonta y ahora tengo hambre… ¡Quiero comida!
Ellen: Vaya… Está bien… Iré a cocinar.
Nami asintió y se fue a ver televisión.
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“Mi pequeña, quédate aquí… “
La pequeña niña miraba a su madre atentamente mientras intentaba sostener du pequeño oso de peluche, la madre respiraba agitada mientras la metía en el closet.
Niña: ¿Dónde está papá?
Madre: Mi niña… Por favor… Júrame, que pase lo que pase, serás una buena niña…
Niña: ¿Mamá? Yo…
Madre: Escucha Akasu… No lo olvides… Se buena.
La pequeña Akasu la miró y asintió, su madre la besó en la frente y cerró la puerta del closet, ahí en el silencio de la cabaña escuchó algunos gritos y sonidos metálicos seguidos de un silencio espectral… Un minuto después unos pasos se sentían en la cabaña, Akasu intentó mirar por el espacio que quedaba entre las puertas y sólo logró ver una figura, un hombre vestido de negro que empezó a caminar dentro revisando todo meticulosamente.
Akasu: Uhg…
Al decir esto Akasu se cubrió la boca y vio al hombre mirar hacia ella, rápidamente se sentó contra el fondo del closet e intentó esconderse cubriéndose con unos abrigos que ahí habían, eso hasta que las puertas se abrieron y Akasu quedó mirando a los ojos al hombre.
Hombre: Pero… ¿Qué tenemos aquí?
Akasu se intentó esconder, pero el hombre sonrió.
Hombre: Tranquila mi niña, todo está bien.
Akasu lo miró atenta y susurró con miedo.
Akasu: ¿D-Dónde está papá y mamá?
El hombre se encuclilló frente a ella y estiró la mano hacia Akasu.
Hombre: Ellos darán un largo viaje y me pidieron a mí que te cuidara, ven se una buena chica y salgamos de aquí.
“Se una buena chica…” resonó en la cabeza de Akasu como una campana, lentamente y con desconfianza se agarró del desconocido quien la cargó en sus brazos, y salió con ella de la cabaña, fuera otras tres figuras lo esperaban.
Hombre: Vamos…
Los cuatro empezaron a caminar, el osito de Akasu se le resbaló de las manos y vio a lo lejos, en la nieve, dos caminos rojos que llevaban al bosque.
Akasu: Ma…
Akasu despertó sobresaltada, miró hacia todos lados desesperada, rápidamente se quitó todos los implementos, casi por reflejo tocó su estómago para ver que no quedaba más que una cicatriz.
Akasu: Alabado sea Orose…
La mirada de Akasu empezó a recorrer la sala en la que estaba solamente para toparse con un rostro familiar, los ojos de Akasu se incendiaron en cólera y se sentó en la cama.
Akasu: Tú…
Akasu se refirió a Miko, que dormía en sigilo a unos metros de ella, Akasu se acomodó tomando una almohada se dejó caer en el piso, un escalofrío recorrió su espalda al tocar el frío suelo con sus pies descalzos, tomando unos segundos para acostumbrarse al frío y caminó hacia Miko con evidente ira.
Akasu: Por tu culpa fui herida…
Akasu tambaleaba y avanzaba de una manera psicópata.
Akasu: Por tu culpa fallé el disparo.
Akasu se paró junto a la cama de Miko.
Akasu: Por tu culpa estamos esclavizados por esa maldita…
Akasu apretó la almohada furiosa e iba a levantarla molesta cuando Miko abrió los ojos, Akasu quedó atontada al ver el brillo de los grises ojos de Miko al reflejar la luz de la luna, Miko miró a Akasu atenta y sonrió.
Miko: Hola…
Akasu guardó silencio y escondió la almohada detrás de ella.
Akasu: H-Hola…
Miko: Tranquila… Hazlo.
Akasu intentó hacerse la sorprendida.
Akasu: ¿Hacer qué?
Miko miró al techo.
Miko: No tengo problema que lo hagas, así me podré reunir con mi familia al fin.
El brillo de la luna, mezclado con las lágrimas que empezaron a brotar de los ojos de Miko enternecieron a Akasu que casi soltó la almohada.
Akasu: No…
Recuerda quién eres… Se dijo Akasu sujetando su arma.
Miko: ¿Me vas a matar verdad?
Miko volvió a mirar a Akasu secándose las lágrimas, Akasu tuvo que suspirar para mantener la compostura.
Akasu: Sí, pero es tu c…
Miko: Antes de hacerlo, ¿Me puedes prometer algo?
Akasu: No soy de hacerlo, pero no se le niega a nadie su último deseo… Habla…
Miko sonrió amable.
Miko: Es sencillo, no es mucho, luego de que lo hagas… ¿Podrías prometerme que serás buena?
Akasu la miraba con cierto desapruebo hasta que dijo lo último, cuando lo dijo las palabras de su madre resonaron en su cabeza, “P-P-Pero ¿Q-Q-Qué dice?, S-Soy buena… Nunca fallo, hago lo que se me ordena, y quiero purificar esta humanidad, soy buena… Soy la buena…”
Akasu: N-No sé de qué hablas.
Nami: Olvidaste la bondad… Cómo todos los como tú… Pero siento algo diferente en ti… Cómo si supieras algo…
Akasu la miró entristecida y confusa, recordando el día en que perdió sus padres, recordando el día que comenzó la pesadilla.
Akasu: Y-Y-Yo… ¡Ah!
Dijo tomándose la cabeza con ambas manos desesperada, muchos pensamientos invadieron su cabeza enloqueciéndola, por primera vez estaba dudando de lo que hacía, de quién era, todo por las simples palabras de una niña, Akasu cayó al suelo casi sufriendo, Miko la miró con preocupación e iba a bajarse de su cama, pero en ese instante entraron un grupo de enfermeras que tomaron a Akasu y la subieron a su cama, luego de unos minutos las dos quedaron solas nuevamente, Akasu intentaba relajarse.
Miko: Lo siento… No quise hacerte mal…
Akasu: Si eso es malo… Soy terrible.
Miko: Tranquila… Sólo te confundieron.
Akasu: Eso no me hace inocente.
Miko: No… Pero te da la oportunidad de reivindicarte.
Akasu la miró y Miko giró la cabeza para verla directamente.
Miko: Y no es difícil.
Akasu: ¿Estás consiente de que te estuve a punto de asesinar dos veces en un mismo día? Y una fue hace un par de minutos atrás.
Miko: Sí y por eso creo que la mejor para darte una oportunidad soy yo, ¿No crees?
Akasu vio como Miko sonrió amablemente y se ruborizó, se vio obligada a mirar al techo.
Akasu: No lo sé, tú eres la buena…
Miko dejó salir una carcajada y miró al techo.
Miko: No lo soy, sólo lo intento…
Akasu la miró y vio como la luz lunar resaltaba la belleza de Miko.
Akasu: Está bien…
Miko se acomodó en la cama.
Akasu: Soy Akasu… No tengo apellido.
Miko: Soy Miko Hanazuki, dime Miko… ¿Cómo quieres que te llame?
Akasu: Eso… Tú lo decidirás.
Miko cerró los ojos y sonrió.
Miko: Te diré hermana… Siempre quise tener una y quizás esta sea la oportunidad.
Akasu la miró sorprendida, Miko empezó a respirar serenamente señal de que estaba intentando dormir.
Akasu: Está bien… Miko…
Akasu por primera vez en años esbozó un sonrisa y se acomodó en la cama tranquila.
Akasu: Her… Hermana.
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Ellen: ¡Buen día!
Nami caminaba como una zombi hacia el baño cuando se encontró con Ellen que venía completamente lista para ir a la escuela hacia la habitación.
Nami: Estás lista ya…
Ellen: Sí, bueno… No puedo hacer nada con la costumbre arraigada de levantarme temprano, pero no te molesté esta vez.
Nami: Sí, sí… Está bien… Quiero ir a arreglar un poco mi cabello.
Ellen dejó pasar a Nami y su celular sonó, Ellen lo miró y vio que era su madre.
Ellen: Oh, es mamá…
Nami: Bueno, te dejo sola.
Ellen contestó y empezó a hablar con su mamá, todo bien con el clásico “Hola, ¿Cómo estás?” y esas cosas hasta que llegó al tema de una cuenta de hospital que recibieron.
Ellen: Mamá, tengo una buen explicación, déjame hablar.
La madre de Ellen respondió muy serena.
Madre: Lo siento, es verdad, no te he dejado hablar.
Ellen le empezó a explicar lo de Miko y entre su historia aprovechó de meter a Akasu con la misma situación, rápidamente terminó de contar todo y la madre suspiró.
Ellen: ¿No estás enojada?
Madre: ¿Qué? No mi niña, estaba preocupada que era una cuenta de hospital y temíamos que te hubiese ocurrido algo, pero como ya sé todo me alegra saber que es una buena causa y espero que tus amigas se mejoren, lamento haberte molestado.
Ellen: No mamá, siempre es bueno saber que están bien.
Madre: Ya hija, me debo despedir, tenemos una reunión en la empresa, adiós.
La madre cortó sin esperar la respuesta, Ellen quedó con el celular en el oído por unos segundos.
Ellen: Hasta pronto mamá…
Nami: Ejem…
Nami estaba algo más arreglada, pero todavía en pijama, Ellen la miró sonriente.
Ellen: Fue todo bien.
Nami: Sí, eres tú así que era de suponerse… Bien…
Nami se iba a girar.
Nami: ¿Cómo se llama tu madre? Creo que nunca pregunté.
Ellen: Ellen, se llama Ellen.
Nami: Wow, eso debe ser complejo para ti.
Ellen: No, en mi casa me llaman por mi segundo nombre.
Nami: ¿Y cómo…?
Ellen: No, eso es privado y jamás lo sabrás… Ad…
Ellen se iba a girar cuando su celular sonó nuevamente, miró la pantalla, pero era un número desconocido.
Ellen: Que extraño.
Nami: Contesta.
Ellen contestó y una voz femenina habló.
Celular: ¿La señorita… Smith…?
Ellen: Así es… ¿Quién es?
Celular: Quiero informarle que la señorita Hanazuki despertó y está bien… Al igual que la otra chica.
Ellen tuvo que mantenerse calmada para que Nami no entrara a preocuparse.
Ellen: E-Está bien… ¿Puedo ir a visitarla?
Celular: Sí, puede venir en cualquier momento, la estaremos esperando.
Ellen: Gracias… Adiós.
Ellen cortó y Nami la miró confundida.
Ellen: Es Miko… Despertó.
Nami: Pero eso es bueno.
Ellen: Akasu también.
Nami: Estoy lista en un minuto… Prepárate.
Nami se fue corriendo y Ellen fue a recoger sus cosas, cuando Ellen abrió la puerta Nami salió corriendo envainando su espada.
Nami: Listo.
Ellen y Nami corrieron al ascensor y bajaron, rápidamente salieron del hotel y pidieron un taxi, a pesar de no decirlo Ellen iba preocupada, Nami más bien, iba pensando en maneras de cortar el cuello de Akasu.
Nami: Tal vez… ¿Qué opinas tú Ellen?
Nami miró a Ellen quien iba distraída mirando por la ventana.
Nami: ¿Ellen?
Ellen reaccionó.
Ellen: Lo siento, ¿Qué decías?
Nami: ¿En qué pensabas?
Ellen: Yo… Pensaba en Akasu…
Nami: Te aprendiste rápido el nombre de esa basura ¿Qué pasa con ella?
Ellen: Nada… Ha pasado todo este tiempo y puede haber atacado a Miko ya… ¿Qué espera?
Nami: No lo sé, lo que sí sé es lo que le haré si se acerca a ti…
Ellen suspiró y se apoyó nuevamente en la ventana, Nami la miró preocupada.
Nami: Pero… Miko es fuerte, sobrevivió a un flechazo y no precisamente Cupido… Así que ve tranquila.
Ellen miró a Nami y esta le sonrió.
Ellen: Tienes razón, debo dejar de preocuparme.
Ellen volvió a sonreír.
Nami: A pesar de que es una sombra entrenada.
Ellen la volvió a mirar con preocupación, Nami la miró y dejó salir una carcajada.
Nami: Estoy jugando contigo… Te ves linda cuando te preocupas.
Ellen se ruborizó.
Ellen: ¿Me dijiste linda?
Nami se giró y miró a la calle.
Nami: Supéralo ¿Vale?
Ellen miró a la ventana y sonrió.
Ellen: Vale.
La llegada al hospital ocurrió poco después, las dos se bajaron y Ellen pagó y ambas entraron al hospital, la misma recepcionista estaba organizando papeles.
Ellen: Ejem… ¿Hola?
La recepcionista la miró.
Recepcionista: Oh… Hola…
Ellen: ¿Dónde está mi amiga?
Recepcionista: ¿Nombre?
Ellen: Miko Hanazuki.
Recepcionista: Espere… Uhm…
La recepcionista comenzó a mirar su computadora.
Recepcionista: Ya… Su amiga está en reposo en la sala veintitrés, ambas están ahí… A pedido de una de ellas.
Nami tomó la mano de Ellen y la arrastró rápidamente.
Nami: Seguramente fue esa sombra, la va a matar… Apresúrate.
Ellen empezó a correr guiada por Nami, las salas comenzaron a pasar rápido.
Ellen: Dos… Tres… Cuatro…
Nami: Diez… Once… Doce…
Ellen: Veintiuno… Veintidós…
Las dos se detuvieron ante la puerta veintitrés.
Ellen: A-Aquí es…
Nami tomó el mango de su espada, pero Ellen la detuvo.
Ellen: Nami, sólo actuaremos si vemos a Miko en peligro o ya… Eso… Si no… Evita sacar tu espada en el hospital.
Nami: P-Pero…
Ellen: No… Ten algo de sentido común.
Nami soltó la espada algo molesta ante la petición, pero resignada habló.
Nami: Si hace un movimiento en falso.
Ellen: La puedes matar, está bien…
Ellen abrió suavemente la puerta y entró, hubo un segundo de silencio cuando ambas entraron, Miko estaba sentada apoyada en el respaldo de su cama, mientras Akasu estaba sentada a un lado dándole comida, Akasu al notar la presencia de Ellen y Nami se aterrorizó, perdiendo el balance de lo que estaba sentada se cayó al suelo y se paró igualmente de asustada, Miko miró a Ellen y sonrió.
Miko: Hola Ellen… Hola Nami…
Ellen: M-M-Miko.
Akasu se acercó a Miko cautelosamente y Nami sacó su espada lentamente.
Ellen: ¿Q-Q-Qué su…? Uhm… Miko, ¿Qué sucede?
Miko: Oh, ¿Lo dices por Akasu? Le dije que no era necesario, pero ella insistió que debía descansar así que…
Nami iba a pasar junto a Ellen, pero esta cruzó su brazo frente a Ella.
Ellen: Danos unos segundos a solas.
Nami: ¿Q-Qué? ¡Ni lo…!
Dijo antes de ver la mirada asesina de Ellen.
Nami: S-Sólo un minuto, si sucede algo me avisas, ¿Vale?
Ellen asintió y Nami salió de la habitación, Ellen se acercó silenciosa a Miko y esta la miró algo confundida, Akasu en cambio evitó mirarla y se sentó en su piso cabeza gacha y en silencio.
Miko: ¿Ellen?
Ellen: Akasu.
Esta levantó la vista en respuesta a su nombre, pero al ver el rostro de Ellen bajó la vista.
Ellen: Ese es tu nombre, ¿No? Akasu.
Esta respondió muy tímida.
Akasu: S-Sí…
Ellen: Miko, ¿Qué sucedió?
Miko: Hermana me explicó algo de su vida…
Ellen: ¿Hermana?
Miko: Así le digo, ella me explicó lo que era y el por qué de atacarte, me dijo que era una sombra y que ella no nació así, pero no lo recordaba, que le juró a su madre ser buena, pero cómo fue criada por las sombras, no conocía el verdadero bien y ahora quería recomenzar.
Ellen se quejó.
Ellen: Uhg… ¿Y tú qué opinas de eso?
Miko: Pues… Es un mundo que no entiendo, sé sobre demonios y esa cosa como todos en general… Pero creo que cualquiera puede tener una nueva oportunidad, y Akasu se ve que de verdad desea eso.
Ellen: Ahora siento lo que siente Nami conmigo, pero como yo no he cambiado… Akasu… Es un placer conocerte, soy Ellen.
Ellen sonrió y estiró la mano para saludarla, Akasu levantó la vista ligeramente, para negar con la cabeza.
Ellen: ¿Qué sucede?
Miko: Te tiene miedo, y respeto, y… Tiene vergüenza.
Ellen: Tranquila… No muerdo, o sea puedo, pero no lo hago.
Akasu habló susurrando.
Akasu: No merezco ni dirigirle la palabra.
Ellen: Soy sólo una persona normal… Si Miko no tiene problemas contigo, yo menos.
Akasu intentó mirarla nuevamente, pero volvió a agacharse y negar.
Akasu: No, no… Yo la recuerdo, y sé lo que le hice… No tengo perdón y menos derecho a tocarla.
Ellen suspiró.
Ellen: Sí, sé lo que hiciste, pero al igual que Miko, tengo que dejarlo ir, y enojarme o intentar matarte no me traerán lo que perdí de vuelta… Además, casi te maté, y si no es por Nami lo habría hecho, las dos necesitamos el perdón de la otra, así que… ¿Qué dices? ¿Me perdonas?
Akasu levantó la mirada avergonzada, Ellen pudo ver sus ojos negros como la noche, pero llenos de lágrimas sensibilizándola.
Akasu: No entiendo, yo… Hice cosas terribles y ustedes… Vienen aquí como si nada hubiera pasado a hablarme y querer paz… ¿Qué es esto? ¿Esto es ser… buena…?
Ellen: No hay personas buenas, todos cometemos errores y fallamos, pero intentar hacer lo correcto es lo que te hace una buena persona…
Akasu: Es confusa portadora.
Ellen: Ellen, soy Ellen… Y si me vas a dar la mano hazlo rápido, que se me cansa la manito.
Akasu: Oh, yo…
Akasu tomó la mano de Ellen y Ellen la apretó con fuerza.
Ellen: Todo en paz…
Akasu: T-T-Todo en p-paz…
Akasu soltó rápidamente la mano de Ellen y esta se miró la mano que tenía algunas manchas negras.
Ellen: Vaya, esto es raro…
Voz: Sabía que no debía dejarte con ella, ¡Ya verás!
Ellen alcanzó a ver a Nami pasar junto a ella derribando a Akasu y colocándose sobre esta.
Nami: Ahora morirás sombra.
Nami levantó la espada, pero alguien se la sujetó, Nami se giró y miró a Ellen sujetando firme la hoja de su espada.
Nami: E…
Ellen: Haz un movimiento más y romperé tu espada a la mitad.
Nami la miró incrédula.
Nami: No lo harías.
Ellen: ¿Quieres probarme?
Nami: ¿La defiendes? ¿Aún sabiendo lo que hizo?
Ellen: La perdoné.
Nami la miró sorprendida, soltó su espada y se levantó furiosa.
Nami: ¿Perdonarla? ¿Estás loca? Ella ayudó a asesinar a Axel Ellen, a Axel, ¡Sabes que quiero matarla!
Ellen: Debes aprender a perdonar Nami…
Nami: ¿Perdón? Yo jamás perdonaré a una basura cómo esta… ¡Jamás!
Ellen habló molesta.
Ellen: ¡Pues tampoco la atacarás…!
Nami: ¿Q-Qué? ¡NO P…!
Ellen suspiró.
Ellen: Es una orden…
Nami enfureció y tomó el mango de su espada quitándosela a Ellen de las manos haciéndole un corte.
Ellen: Auch.
Nami salió de la habitación furiosa y cerró la puerta de un golpe.
Akasu: P-Portadora… ¿Estás bien?
Ellen se miró la mano, estaba completamente limpia.
Ellen: Sí, tranquila… Nami es temperamental, pero estoy segura de que se le pasará… Por ahora, sólo relájate y pásenla bien…
Akasu: No valgo tanto por…
Ellen: Ellen, dime Ellen.
Akasu: No podría.
Ellen: Pues debes… Ahora iré a hablar con esa chica… Miko, siento haber arruinado tu mañana.
Miko: Tranquila, ve con Nami, yo seguiré conversando con hermana, le tengo muchas preguntas.
Ellen sonrió e hizo una reverencia antes de salir corriendo de la habitación.
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Ellen caminó por los pasillos con la esperanza de encontrar a Nami, su corazón estaba con la esperanza de encontrarla rápido y para su suerte así fue, Nami estaba sentada en la escalera de la entrada principal.
Ellen: Nami…
Nami: Déjame…
Ellen: Lo siento… En…
Nami se levantó furiosa sacando su espada.
Nami: ¡DIJE QUE FUERA!
Ellen pudo ver los ojos llorosos de esta, en sus mejillas se notaba que había estado llorando.
Ellen: No…
Nami: Te pedí una cosa Ellen, sólo una maldita cosa y era poder vengarme de esa maldita… Pero tú… Tú me negaste eso, todo… Creí que éramos amigas, pero tú… Me traicionaste.
Ellen: Nami… Debes entender… Tu amistad es lo que más me importa, por eso no quiero que te vuelvas una asesina, menos de alguien que quiere cambiar.
Nami: ¡MENTIRA! Eres una mentirosa, eres cómo ella, eres cómo todos…
Ellen: ¿Quieres matar a alguien? Está bien…
Ellen se paró frente a Nami con los brazos abiertos.
Ellen: Aquí estoy, mátame.
Nami: ¿Q-Qué?
Ellen: Si Axel no hubiera tenido que cuidarme, seguramente habría sobrevivido, si no me hubiera levantado, no habría buscado tu amistad… Si no estuviera aquí no te negaría tu deseo…
Nami: Eres una estúpida…
El brazo derecho de Ellen se volvió una púa de hielo.
Ellen: Desquita tu ira conmigo, ahora…
Ellen se puso en guardia, Nami cerró los ojos y sacó su espada.
Nami: Eres una estúpida.
Ellen iba a hacer un movimiento y Nami rápidamente enterró su espada en el estómago de esta.
Ellen: Ngh…
Nami sacó su espada y rápidamente le hizo un corte en la espalda haciéndola caer al suelo de rodillas.
Nami: No eres rival para mí.
Ellen: T-Tienes razón…
Nami se paró frente a Ellen amenazante.
Nami: Tonta…
Ellen levantó la mirada, cerrando los ojos sonrió serena.
Ellen: Hazlo, tu amistad es lo más importante, sólo… Déjala vivir en paz.
Nami: ¿De verdad entregarás tu vida por alguien que apenas conoces? Y no tan sólo eso, una persona que ayudó a causarnos este dolor que siento… Que sentimos…
Ellen: S-Sí…
Nami levantó su espada y la dejó caer junto a Ellen, esta abrió los ojos para ver a Nami llorar.
Nami: ¿Por qué?
Ellen suspiró.
Ellen: No lo sé, me puse en su lugar y pensé, ¿Qué me gustaría que me hicieran? Y yo… La perdoné.
Nami: P-P-Pero… Es una sombra… No es confiable y es… No puedo, simplemente no puedo perdonarla.
Ellen: No te estoy pidiendo que la perdones, sólo que confíes en mí, siento algo bueno en esto y creo que saldrá bien.
Nami: Pero la vida no es así y ella te asesinará ante la menor oportunidad…
Ellen: Si es así… Necesitaré que alguien me vigile entonces…
Nami: ¿Estás tratando de jugar conmigo?
Ellen: Estoy tratando de convencerte.
Nami arqueó los ojos y suspiró, mirando a Ellen por unos segundos habló al fin decidida.
Nami: No esperes que sea su amiga ni actúe amable con ella, ¿Entendiste?
Nami estiró la mano hacia Ellen para ayudarla.
Ellen: Yo no dije nada.
Ellen se levantó con la ayuda de Nami y esta la abrazó.
Nami: Lamento ser tan temperamental…
Ellen: Tranquila, si te acepté de amiga, te acepté con defectos y virtudes…
Nami la soltó mientras volvía a su seriedad normal.
Nami: Bien, si ella de verdad desea ayudar hay algunas preguntas que deseo que me responda.
Ellen: Bien entonces, tendremos que hablar.
Nami: Llamaré a la comunidad para que avisen en la escuela que no estaremos, así evitamos problemas.
Ellen: Oh, casi lo olvido.
Nami la miró con incredulidad y tomó su celular mientras ambas volvían al hospital.
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Las dos entraron en la habitación, Akasu miró a Ellen tranquila, pero al entrar Nami se preparó para correr.
Miko: ¡Hola Ellen, hola Nami!
Nami: Hola…
Ellen: Hola.
Akasu: Yo… Me voy…
Nami: Tú no vas a ninguna parte sombrita…
Akasu intentó ocultar su molestia sin lograrlo mucho.
Miko: Por. Favor, no peleen aquí…
Ellen: Tranquila, no lo hará.
Nami: No lo haré…
Ellen se acercó a la cama de Miko y se sentó en un piso cercano.
Ellen: ¿Cómo te sientes Miko?
Miko: Bien, mucho mejor.
Ellen: ¿Y tú Akasu?
Akasu la miró con algo de sorpresa.
Akasu: B-Bien, la magia oscura en mi me sanó.
Ellen: Me alegro que estén bien, estaba preocupada ya que… No tuvimos un buen encuentro ayer.
Akasu: Lamento lo que hice.
Nami: Debes hacerlo.
Ellen: ¿Algo que decir Nami?
Nami: No, nada.
Ellen: Bien… Pues, ¿Necesitan algo?
Miko: No, no podría…
Akasu solamente negó con la cabeza.
Nami: Ellen, no prolongues más esto… Y déjame interrogarla.
Akasu miró atenta a las dos.
Ellen: Cálmate, eres demasiado molesta…
Nami: Pues eres demasiado compasiva…
Ellen: Quizás un poco de eso no te haría mal.
Nami: Podrías probar el sentido común, te hará bien…
Ellen: Pues…
Akasu : E-Está bien…
Ambas la miraron.
Akasu: Supongo que si quiero probar que quiero cambiar, puedo ayudar a la portadora, digo si Orose es malo, supongo que la portadora es la buena.
Nami: No deberías sólo suponerlo después de lo que te dio.
Ellen: Nami, guarda silencio por favor…
Nami: ¿Sabes si quiera qué preguntarle?
Ellen miró a Nami por un segundo y luego se encogió de hombros.
Nami: ¿Ves? Déjame las cosas rudas a mí.
Ellen: Sin insultos o te mato ¿Vale?
Nami: Cómo si pudieras…
Ellen: Yo no te venceré físicamente, pero yo cocino.
Nami quiso objetar, pero Ellen tenía razón, absteniéndose de explotar en reclamos, suspiró.
Nami: Bien, so… Digo, Akasu, necesitamos algunas respuestas.
Akasu: E-Está bien.
Nami se acomodó en el mismo asiento de Ellen moviéndola para compartir.
Nami: Bien… Ahora ¿Me puedes explicar por qué demonios atacaron a Ellen en tiempo de luto?
Ellen: ¿Eh?
Nami: Se supone que existe un tiempo de luto entre portador y portador en el cuál ninguna de las dos facciones atacan… Sí, a pesar de ser enemigos cumplimos reglas en batalla… Ahora… Responde sombrita.
Akasu: Eh… Es que en realidad no lo sé…
Nami: ¡¿Cómo no vas a saber?!
Ellen: Cálmate… No grites.
Nami: Lo siento…
Akasu: Orose… Convocó a todos los líderes y al salir de la reunión, entonces fue cuando atacamos a… Bueno… Su amigo y estábamos preparándonos para el descanso cuando fuimos nuevamente convocados y mi líder dijo que atacaríamos a… La nueva portadora… No tengo más que rumores como posibles causas.
Nami: ¿Rumores? ¿Qué rumores?
Akasu: Pues… Que ella… Es la virtuosa…
Ellen: ¿Virtuosa?
Nami: ¡Nada! Ya hablamos suficiente.
Ellen miró confusa, miró a Akasu quién la miraba igual de confusa.
Ellen: ¿Qué sucede aquí?
Akasu: Yo…
Nami: Si dices una palabra más, te cortaré la lengua… Ellen es algo importante que te lo explicaré cuando llegue su tiempo, pero tienes que confiar en mí que sólo necesitas saber que eres especial.
Ellen: ¿Eh? Yo…
Nami: Por favor Ellen… Confía en mí…
Ellen la miró a los ojos y titubeó durante un segundo.
Ellen: E-Está bien… Confío en ti…
Akasu: Lamento no poder decirlo… Pero deseo conservar mi vida.
Ellen: Ja… Está bien… ¿Algo que deba saber?
Nami: No c…
Akasu: Orose quiere matarte antes de que llegues al sexto líder a toda costa.
Nami y Ellen: ¿Y eso?
Las dos se miraron y luego miraron a Akasu.
Akasu: No quiere darte ni la más mínima posibilidad de ganar… Así que deberías andar con cuidado.
Ellen se preocupó algo al oír esto, Nami le sujetó la mano fuerte.
Nami: Tranquila.
Ellen: Pero… ¿Por qué? No tengo la menor intención de enfrentarlo.
Akasu: No puedo decirlo…
Nami: Ya entendí, la tendré mejor cubierta, y daré aviso a la comunidad…
Ellen: Miko, lo siento te excluimos mucho, debí…
Miko: Tranquila, estoy bien escuchando, es como una serie…
Ellen: Sí, bueno… Yo… Debemos irnos con Nami, pero volveremos a verlas ¿Vale?
Akasu y Miko asintieron, Nami suspiró y miró a Ellen.
Nami: Vamos…
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