CAPITULO 8
El herrero Errante
veinte minutos más tarde, Carter y yo nos encontrábamos atravesando los enormes portones del refugio. Apenas llegamos todas las miradas se dirigieron a mi amigo. Muchas de las chicas siempre lo habían considerado hermoso, incluso exótico. Yo no le veía el encanto. Si, es cierto que Carter era bastante apuesto. Era la única persona que conocía que era un descendiente directo de aquellos que una vez llamaron afroamericanos. su hermano y su padre eran mucho más blancos que él, Carter, por el contrario, tenía la tez de un color oscuro, casi único en el mundo. según oí una vez, era la viva imagen de su madre. con el pelo largo recogido en unas enormes trenzas que caían más abajo de su espalda, su rostro varonil prácticamente lampiño, con una mirada fuerte de un color verde, probablemente debido a sus habilidades, tan expresivos que estaba segura de que si se lo proponía nunca tendría que decir una palabra para que otros le entendiesen. sus labios carnosos con una forma que atraía a más de una chica en el clan y un hoyuelo en el mentón que de vez en cuando me hacía reír. media cerca del metro ochenta y cinco, lo que me hacía ver bastante pequeña a su lado, y tenía los músculos que solo un herrero era capaz de conseguir. sin embargo, lo que más me gustaba de Carter era que la mayor parte de su piel, al menos la visible, estaba cubierta por hermosos tatuajes blancos geométricos que se entrelazaban entre sí. le había preguntado más de una vez que porciento de su cuerpo se encontraba cubierto de ellos, pero la verdad es que nunca me había respondido seriamente.
Había escuchado que tenia a mas de una haciendo fila en su puerta para pedir su mano, más él nunca había aceptado a ninguna. Ahora que lo pensaba…nunca había oído que Carter estuviese interesado realmente en una chica.
En fin…
Mis compañeros de entrenamiento parecían haber regresado ya de su sesión de la mañana, puesto a que algunos de ellos se hallaban corriendo hacia los puestos de venta rápida en el área sur. supuse que en la tarde me esperaría un buen regaño, pero...bah era algo que aguantaría después, no tenía cabeza para nada que no fuese un increíble pan de cebada acompañado de un jugoso filete de lo que esperaba fuera carne. nuestros agricultores eran los que lo pasaban más difícil, algunos utilizaban sus habilidades para acelerar los procesos de crecimiento de los alimentos, pero seamos sinceros, la mayoría de las personas con habilidades optaban por hacer el examen y las mujeres estaban detrás de los rangers para contraer matrimonio y así poder aumentar el linaje, la verdad es que pienso que la sociedad se estaba perdiendo lentamente, ¿acaso nadie veía lo importante que era el pan de ceba...digo, los agricultores! lo importante que son los agricultores!... en fin.
la carne también era un recurso algo escaso, nuestros cazadores hacían todo lo posible, pero los animales solían refugiarse en lo profundo de las áreas prohibidas donde las bestias moraban. con el paso de los años había algunos animales que se habían vuelto realmente peligrosos, mutando en algo…no comestible sin importar lo que hagas.
por eso lo profundo de mi ser deseaba ser complacido con un delicioso pan relleno con un corpulento bistec, tanto que cuando el olor de la carne asada me llego sentí mi boca aguarse de forma incontrolable.
- no recordaba que fueras tan glotona. - dijo Carter mirándome de reojo.
- no me hagas golpearte de nuevo- le amenace y el levanto las manos en señal de rendición.
- dos de esos por favor- le dijo a la mujer que atendía el pequeño puesto.
- oh! Carter ¿acabas de regresar? - exclamo sorprendida la mujer.
no era una sorpresa que ella le conociese. lo cierto es que, como ya mencioné, no somos muchas personas, no es difícil conocernos entre todos y eso dice mucho cuando agregas que somos uno de los refugios que más personas posee.
los dejes saludarse y charlar tranquilamente mientras admiraba como el sol se dignaba a derretirlo todo, metafóricamente por supuesto. más una vez que mis neuronas se aburrieron me puse a mirar la enorme bolsa que Carter traía consigo. estaba abultada y no podía ver que tanto se ocultaba en su interior, pude deducir que al menos traía un par de dagas, por las puntas filosas que amenazaban con romper la bolsa en cualquier momento. Mas había una cosa que resaltaba por fuera de ella, era un mazo enorme de metal, con algunas cosas incrustadas... ¿glifos? deberían ser, Carter era bastante bueno con los glifos. tenía un tallado refinado y bien balanceado que me hacía preguntarme que habría al otro lado. no podría ser una espada ya que el mango era excesivamente largo ¿un hacha de batalla? ¿una maza? ¿para quién sería? me picaba tanto la curiosidad que inconscientemente me había inclinado para ver por la apertura cual era la forma original de aquella peculiaridad, más fui interrumpida por un pequeño golpecito en la cabeza que me sorprendió.
- no sabía que ahora te dedicabas a husmear en las pertenencias de la gente- Carter ya había recibido nuestro pedido y me observaba con una mirada, mezcla de diversión y enojo.
- lo siento- le dije mientras cogía mi almuerzo de su mano- es un trabajo bien fino el que tienes ahí.
- esto? - el sacudió la bolsa para acomodarla y el mango de aquello se movió- alguna vez me has visto haciendo basura?
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Editado: 15.01.2021