DECLARACIÓN DE AMOR.
Ya tengo un mes de convivir con Heliodán, y me parece, que lo conozco de siempre, ahora sé una cosa por fin, que estoy enamoradísima de él, me fascina, y lo que más me encantaría en la vida es que se me declarara, pero, talves yo no le guste como novia, sino, solo como amiga, y la verdad, me da miedo averiguar eso.
- ¡Hermano vámonos ya! – decía algo impaciente a mi hermano Axel, ¿Cómo se tardaba? –
- ¿Y ese milagro que hace un mes te levantas tu sola y temprano? – pregunta papá, extrañado de mi responsable comportamiento –
- Pues, algún día debía empezar ¿no papá? – respondí sonriendo –
- ¡Más bien algún día se iba a enamorar! – dijo Axel irónicamente –
- ¡Cállate! – le dije algo molesta –
- ¡Oh vamos! Me vas a decir que no llegas temprano solo por ver rápido a Heliodán – me dijo el muy insoportable de mi hermano, ya sé porque algunas personas están felices sin ningún hermano que te fastidie –
- ¡No inventes! – le recalqué algo roja de la vergüenza –
- No te enfades Cristal, me alegraría mucho que te enamoraras de un buen chico, mereces ser feliz, ya tienes edad – dijo mi papá bien tranquilo, nadie me creería si lo contara, pero en fin mis papás siempre han sido bien comprensivos en ese aspecto, ¿Cómo creen que el tonto de Axel anduvo con la bruja esa tanto tiempo? Pero que bueno que se enamoró de Elena, ella si es una excelente cuñada –
- Bueno, bueno, adiós ya me voy – dije saliendo rápidamente –
- ¡Adiós mi vida! Cuídate – dijo mamá despidiéndose desde la puerta –
- Adiós mami, - decía mientras me alejaba –
- A poco no es verdad lo que dije – insistía mi hermano –
- Si te contesto me vas a dejar en paz – le dije como proponiéndole un trato –
- Sí claro, - me respondió –
- Bien, entonces es verdad, estoy enamorada de Heliodán, ¿contento? –
- ¡Mucho! Después de todo me cae bien, al menos no tienes mal gusto hermanita –
- ¡Jajá, gracioso! – le dije dándole un golpecito en la espalda, mi hermano era fastidioso, pero era un buen hermano –
Al llegar a la escuela, en la entrada como siempre, estaban Elena y Heliodán esperándonos, Elena corría a abrazar a Axel y Heliodán corría a abrazarme a mí, era maravilloso, nos habíamos hecho muy unidos, después de todo seriamos familia ¿no?
- Cristal, - dijo Heliodán cuando íbamos entrando al salón de clases –
- ¡Dime! – contesté colocando mis cosas en mi asiento –
- ¿Te gustaría salir conmigo después de clases? – preguntó tan dulce que inmediatamente levanté mi vista y le sonreí casi involuntariamente –
- ¡Tomo tu bella sonrisa como un sí! – dijo acariciando mi mejilla con su mano –
- ¡Sí! – le contesté por fin, me hacía tan feliz salir con él, por primera vez, ¿o no? –
Así pasé todas las clases, pensando en muchas cosas, pero en lo que más pensaba era en la invitación de Heliodán, era lo que estaba esperando, que felicidad más grande, me sentía increíble, la última clase terminó y cuando acordé, Heliodán estaba a mi lado ayudándome a guardar todas mis cosas en mi bolsa como lo hizo el primer día que lo vi, ya conocía esa reacción, quería que me diera prisa, le sonreí, como lo hacía muy seguido, y me levanté para poder irnos a la primera cita.
- ¿A dónde van? – preguntó mi hermano, que estaba con Elena –
- La invité a salir, ¿me das permiso? – dijo Heliodán muy serio a mi hermano –
- ¡Sí! – contestó mi hermano después de hacerle una mirada pícara a Elena sobre nosotros, era tonto, pero bueno –
- Bien, entonces nos vamos, adiós – dijo Heliodán despidiéndose de ellos –
- Adiós, la cuidas, - dijo mi hermano –
- ¡Siempre lo hago!, - contestó Heliodán, y era cierto, siempre sentía que lo hacía –