[ Drowned love ]

Roller coaster.

Entramos a mi apartamento. Ni siquiera pude sentirme avergonzado del desorden que avecinaba cada esquina del lugar, estaba enfocado en la criatura frente a mi. 

Hipnotizado por su belleza y también asustado por su naturaleza. 

¿Cómo había podido llegar ahí? Siquiera, ¿Cómo sabía donde vivía? 

Si la magia no podía ser una excusa entonces le daría crédito a mi mala fortuna. 

No me malinterpreten, tenerlo aquí es una maravilla -ya que creí que solo lo vería con la mitad de su cuerpo sumergido en agua- pero que aparezca de la nada, luciendo como un niño ricachón y que no haga nada más que observar los cuadros en la pared, me inquieta. 

Y aunque la razón bombea en mi cabeza, mi corazón me detiene de hacer cualquier cosa que detenga esta carrera. 

No quiero pero tengo que. 

Aclaré mi voz y llamé su atención.— ¿Cómo llegaste aquí?— Pregunté de sopetón. — O-Osea, no me incomoda pero es... Extraño. 

Él se me quedó mirando por un buen rato entonces su alta figura caminó hacia mi y como si se tratara de un sueño, me pegó a su pecho y me abrazó con fuerza. 

Su corazón latía con fuerza así mismo lo hacía el mío. 

Un sonido raro provino de su garganta y sus manos acariciaron mi cabello. 

Sentía mis mejillas arder y mis manos picar por realizar cualquier acción que me permitiera sentir la suavidad de su cuerpo. No podía, tenía miedo. Porque aunque me haya decidido aún había temor.

Temor a ser herido, temor a ser usado y temor a ser dejado. 

Miles de escenarios trágicos inundaron mi cabeza, cada uno de ellos terminando en un adiós sin miramientos. Él soltando mi mano, él volviendo a su lugar y yo volviendo a morir lentamente. 

Jodido infierno. 

Quería que este abrazo durará más, incluso infinitamente pero también quería que terminará, porque a pesar de que en un principio se sintió como algo cálido; ahora lo veía como una despedida. 

Gracias ansiedad por dejarme las peores sensaciones. 

— Por ti,— escuché entre las voces que se acumulaban en mi mente diciéndome que todo iba a terminar mal.— Vine por ti, quería verte y... ¿Estás bien?— Su calidez se alejó de mi por un instante y en esos segundos sentí como las lágrimas avecinaban por hacer su drama. 

¿Ya llegó el momento? ¿Se va a ir? ¿Me va a decir que hasta aquí llegamos? 

Si él dijo algo más, no lo oí. Mi mente se concentró en la extraña respiración agitada que hizo eco en la habitación, también en como el suelo daba vueltas y como a cada segundo mi alrededor se volvía borroso. 

Al último instante cuando sentí como mis piernas se despedían de mi, logré identificar la suavidad de una nube envolverme. 

La nube hablaba, preguntaba y casi gritaba. 

Pero para mí no podía haber más momento de tranquilidad que ese. 



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En el texto hay: tritones, gay bl, softlove

Editado: 02.12.2022

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