Tú eres la carne y yo la daga que la apuñala. Soy la flama que quema y el aguijón que te perfora, el susurro que perturba tu tranquilidad y desequilibra todos tus sentidos.
Soy tu karma, tu castigo; el azote de tu psiquis, quien reprime tu voluntad y controla tu camino.
Soy los hilos del destino que gobiernan tu vida...