Conozco la verdad que carcome tu espíritu, se como jugar con tu mente al grado de romperla. He encontrado tu punto de ruptura... Que gozo poder hacer que sucumbas ante mí.
Eres frágil y lo sabes... Doblegue tu alma como si de un oxidado barrote de hierro se tratase. Hasta tus ojos reflejan el miedo y la derrota.
Finalmente aceptaste que no eres más que nada en mis manos. Un juego mental del cual salí triunfante ante ti...