CAPÍTULO 18

JUNGKOOK:

Dejé a Sae en su casa, después de tremendo susto. No podía creer que me haya enfrentado a un delincuente. Concentrado en mis pensamientos, llegué a mi casa. Mi madre estaba en la sala viendo la TV, no la interrumpí y subí a mi cuarto. Me coloqué mi pijama y me acosté.

Saqué del bolsillo de mi pantalón su celular. Su carcasa era rosado pastel y tenía un llaverito atrás.
Desbloqueé su celular y entré a su galería. Encontré varias fotos suyas con su hermano y familia. Me apropié de una, donde ella estaba sola. Era una travesura mía, me agradaba y, a la vez, me angustiaba las razones que me llevaba hacerlo.

Después de hacer el papel de pirata, me tomé una foto en su celular. Quise que se llevará una pequeña sorpresa. Me quedé contemplando su foto en mi celular y me quedé profundamente dormido.

SAE:

Vi a mi padre al frente de mí y con una preciosa sonrisa a la que añoraba siempre que no se encuentra en casa. Él trabaja mucho y, a veces, no logra venir los fines de mes, pero esta vez vino antes de lo previsto.

-¡Papá!  -no dudé y corrí a abrazarlo como nunca, pues en sus brazos me siento muy protegida.

-Hija, de mi corazón -correspondió mi abrazo.

-Yo también soy tu hijo -se quejó Hoseok -si así de efusivo fueras conmigo...

-Yo aquí soy la preferida ¡Hum! -dije victoriosa.

-Tu hermana tiene razón -murmuró mi padre.

Me aparté un poco para contemplarlo y adivinar en su rostro el motivo de su inesperado regreso.

-Papá, ¿qué sucedió... mmm? Tú sueles venir los fines de mes.

-Sí, pero quise venir a verlos. Ya que el lunes tendré que volver de nuevo al trabajo, pues se avecina gestiones de suma importancia y hay muchas asuntos  que debo solucionar.

-Entonces, hay que aprovechar al máximo -dije contenta.

-Ok, mi princesa. Vamos a tu habitación, cariño. Quiero saber hasta el mínimo detalle de tus estudios.

Mi padre y yo solíamos  charlar durante las noches. Las veces que lo hacíamos, nuestras conversaciones eran tan entretenidas que terminaban a las 12:00 o 2:00 de la madrugada.

-Cuéntame, hijita, ¿cómo te va en el Instituto?

-Hay muchas cosas que contar, pero no sé por dónde empezar.

-Yuri, ¿tu amiga del kinder, creo que estudia contigo?

-Sí, pero ya no hablo con ella -incliné mi cabeza.

Hablar del nuevo de Yuri me hace recordar el día que rompimos nuestra amistad.

-¿Qué pasó?

-Es todo un caso. La culpa es de mi madre. Ella obligó a Yuri que cortará nuestra amistad, si no me apartaba de un amigo de clase.

-¿Amigo? Hija, tú jamás tienes amigos varones. Seguro Yuri se puso celosa sobre tu amistad con ese chico, pero ¿por qué tu madre querría apartarte de él?

-Ni yo lo sé, padre. Le presenté a mi madre y ella reaccionó de ese modo. Él es un buen chico. No me hace daño como cree mi hermano. Mi mamá empezó a decir que me aleje de él, sin darme más explicaciones.

-Hija, sabes cómo son las madres. Son celosas y exageran su cariño. Además, no necesariamente, el comportamiento de Yuri sea por Yiang. Quizás, ella ya no correspondía tu amistad. Es duro escucharlo, pero así es la vida, hija mía. Todos cambiamos de alguna manera. 

-Pero... -sentí un nudo en mi garganta, pues aún no supero la indiferencia de Yuri - ella y yo éramos inseparables, todo compartíamos y no había secretos entre nosotras. 

-Hija, no me gusta verte llorar por una amistad así. Si ella quiso alejarse, no es tu culpa. Vendrán amistades mejores. Deja que ella siga su rumbo y si algún momento extraña tu amistad y compañía, volverá y te contará los motivos verdaderos de su distanciamiento.

-Sí, papá -rompí en llanto.

-Mi tesoro, cuánto daría por verte siempre feliz y contenta. Esto pasará, calma. Tu padre está aquí en los momentos que más necesitas de mí -sus cálidos abrazos los sentía tan sinceros que poco a poco calmaba mi espíritu angustiado.

-Muchas gracias, padre. ¿Qué sería de mi vida sin ti? -dije secando mis lágrimas.

-Y dime ¿Quién es ese muchacho, la manzana de la discordia?

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