Dulce Disposicion

02: El guitarrista que intenta ser melancólico y falla

El guitarrista que intenta ser melancólico y falla

 

Ya hemos hablado de Wren Hale. Sabes su nombre, crees saber quién es, pero en realidad aún no he llegado a presentarte realmente a este personaje. Puede ser que un día baste como para ver que es el típico chico bueno de la historia que siempre estará del lado del amor. Si tienes la mente cerrada, dirás que es gay. Que es estúpido por seguir siendo virgen. No voy a perder mi tiempo intentando corregirte y, mejor, pasaré a hablarte de la bonita amistad que Wren y Coraline, la vocalista principal de la banda del instituto, mantenían.

Wren se mudó a Gahnder el mismo año que Mae se fue y no tardó en presentarse a las audiciones que el grupo realizaba tras haber perdido a su vocalista principal. Ahí, mientras esperaba, conoció a Coraline, una joven de su misma edad que ya había visto antes en una que otra clase. Ella estaba estresándose cada vez más porque no alcanzaba la nota que deseaba de Lady in red. Tuvo la gran suerte de que Wren sabía las notas de esa canción, y se ofreció a tocar un poco para ella. Gracias a esto, suponen ambos, lograron entrar a la banda. Coraline no alcanzó la nota pero pudo hacer algo mejor que no quedaba nada mal, y Wren perdió ciertos nervios al tocar un poco para esa chica rubia que parecía estar cerca de matar a alguien.

Desde entonces Wren y Coraline comenzaron una amistad. Él era considerado guapo y ella todo lo contrario por no tener la cadera tan diminuta como una muñeca. Coraline era grande de cuerpo, tenía sus curvas, y nunca se sintió cómoda con eso hasta que entró a la banda como vocalista principal y muchas personas comenzaron a inspirarle la confianza que necesitaba para cantar frente al público.

Bien, permíteme volver ahora al día que Wren invitó a Mae a la fiesta luego de clases. Estaba a punto de llover así que ella tuvo que irse rápido porque debía volver caminando sola a su casa ya que sus padres cumplían el horario completo en la institución. Lo mismo sucedía con Wren, solo que él se quedó un par de minutos más para esperar a Coraline. No vivían tan cerca pero tenían que esperar el bus en la misma parada y siempre caminaban juntos hasta ahí. Ese año no iba a ser la excepción.

—¿Qué tal tu primer día de clases, Coraline y la puerta secreta?—lo saludó él en cuanto vio a su mejor amiga salir por la puerta del instituto.

Ella lo alcanzó y le dio un pequeño empujón para impulsarlo a caminar en la dirección correcta. Eran tres cuadras hasta la parada, y los buses solían pasar cada quince minutos así que les convenía no retrasarse.

—Bastante normal, Christopher Wren—le siguió el saludo ella, ajustándose el abrigo que llevaba encima. El viento húmedo siempre terminaba enfermándola—. Todos los profesores ya me han dejado en claro que este año es decisivo así que espero que ya no insistan con eso el resto de las clases. ¿Y tú?

Cada vez que él la llamaba Coraline y la puerta secreta, ella respondía con Christopher Wren, un científico y arquitecto que habían estudiado en la clase de historia. Sigo pensando que no tenían ningún tipo de sentido o relación los supuestos motes que usaban el uno con el otro, pero a ellos les hacía felices hablar de más.

—He conocido a la nueva alumna—explicó Wren para cambiar de tema luego de que no se le ocurriera qué más comentar con respecto a su día—. No entiendo por qué hablan tan mal de ella.

A Coraline le habría gustado poder no sonreír, pero fue inevitable. Esa clase de gestos siempre la delataban cuando un tema la ponía algo nerviosa.

—Será por algo—concluyó, adelantando un poco más el paso, evidentemente incómoda—. ¿Cómo llevas... eso?

Había un tema que molestaba mucho a Wren, y las únicas personas que sabían de eso era la banda del instituto, la cual incluía a Coraline. Porque ya te he dicho antes que a cierto muchacho de cabellera oscura nunca le había interesado nada que tenga que ver con el amor, pero iba en serio. Muy en serio.

—¿Te refieres a mi presunta asexualidad? Puedes decirlo, Cora—respondió él, intentando seguirle el ritmo a su amiga. Casi tropieza en ello, ya que cargaba además con el peso de su guitarra cargada en su espalda, pero logró mantener el equilibrio—. Es una mierda. Siento que soy un ser extraño que está vacío por dentro.

—Sí, ya hemos hablado de cómo te sientes. Me refiero a cuándo piensas decírselo a Wren Mayor.

Estaban cerca de la parada, a menos de una cuadra, y eso significaba que tenían que tomar una decisión con respecto a cierto tema que estaban evitando... y acabar con la conversación que tanto molestaba a Wren.

—No quiero tener que reventar su burbuja de que la familia seguirá y seguirá hasta la inmortalidad. Además... no lo sé. Sigo pensando que existe la posibilidad de que, algún día, sienta algo sexual fuerte y real por alguien.

Cora estuvo a punto de reírse porque se sentía muy, pero muy, nerviosa. Y, quién sabe de qué manera, logró contenerse tomando aire y pensando en una buena respuesta. Pensaba mucho en el tema de su amigo. En lo que significaba para él no haberse sentido de verdad atraído por nadie en toda su vida. Wren quería que eso no sea así en él, pero no estaba en sus manos cambiarse. Era algo imposible.

—Si vives esperando al día en el que cambies, Wren—le dijo ella finalmente—, entonces vivirás esperando. No puedes estancarte en algo como eso.



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En el texto hay: secuestro, romance, desaparición

Editado: 18.07.2021

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