Karina puede no ser una bruja.
O puede serlo.
Puede ser sólo una chica rebelde, que sale todas las noches y tiene un novio rico y una obsesión por la literatura.
Pero, también, puede ser una bruja blanca que no sabe que se está exponiendo.
O, de otro modo, una Tenebris muy mala que está en la universidad para encontrar a Albas obligadas a asistir a la esta ósea, (yo).
Lo único de lo que estoy segura es que no sé nada y que no pararé hasta estatal completamente segura de estar cerca de ella. Me he esforzado investigando y haré que el esfuerzo valga la pena.
Si soy completamente honesta conmigo misma, Karina es el tipo de chica normal que puedes encontrarte en cualquier lugar. Es linda, sofisticada y centrada, pero tampoco es como si eso fuera totalmente raro, tal vez es difícil encontrar a personas de su tipo, del tipo serio que apenas si mantiene la conversación, pero soy exactamente igual a ella.
Pero, entonces, la comencé a seguir, averiguando todo los ue pude averiguar de ella. Así fue como noté que, contra todos mis pronósticos, ella no es una chica destacada por sus calificaciones.
¡Pero qué raro! Todo el tiempo está estudiando, nunca deja sus libros, habla de forma tan elegante, parece la estudiante perfecta.
Para el colmo nadie de a los que les pregunté por ella en su facultad parece conocerla. Entiendo que sea antisocial, pero al menos en mi facultad mis compañeros me distinguen por eso, por mi seriedad.
Juro que traté de olvidarlo, de ignorar cada una de las acciones que Karina hacía, pero me fue imposible porque comencé a notar otro montón de irregularidades en su forma de actuar.
Está la cosa del dinero. Karina no viene de una familia rica y con dinero, de hecho viene de un pequeño pueblo al igual que yo. Su familia, al menos sus padres, son por completo sencillos, del tipo promedio que encontrarías en cualquier lugar y que, teniendo en cuenta que conozco a todos en mi propio pueblo, estoy acostumbrada.
Recuerdo perfectamente a sus padres. Su mamá era una mujer tranquila, poco habladora, y atenta. Tenía los mismos ojos oscuros que Karina, pero una mirada más sencilla y carismática. Además, era atenta y del tipo de madre que economiza hasta el último centavo pero es bastante amable y compartida.
¡Hace panecillos en casa! Eran suavecitos, dulces y deliciosos.
Luego estaba su padre, un granjero en todo su esplendor. Hacía chistes que no tenían sentido, era distraído y no dejaba de olvidar las cosas de Karina, olvidar mi nombre, y preguntarle a su esposa a que hora se supondría que comerían.
No tengo idea de donde saca todo ese dinero. Tiene ropa cara, come en lugares caros y va a bailar y disfrutar en lugares caros, también.
Una persona normal no come todos los días en "Arnoldo's" la cafetería más imposible cercana a la escuela. Digo imposible, porque está lo suficientemente lejos como para tener que ir en auto, pero lo suficientemente cerca como para que pagar un pase de autobús sea un desperdicio, porque es un lugar carísimo, y es imposible pagar sólo por un café, porque si yo llegara a ir ahí, todos pensarían que estoy fuera de lugar. No como con el dedo meñique levantado, ni tengo modales impecables, y estoy segura de que mi risa espantaría a media cafetería.
Ella siempre come ahí, mañana, tarde y noche. Con un montón de personas diferentes, excepto ese chico guapo y elegante que siempre la manosea y se sienta a un lado de ella.
Quisiera quedarme con la teoría de que es sólo una chica inocente con un novio rico, pero hay algo que no me cuadra. Los libros.
Esos tontos libros. Me han ayudado un poco, refiriéndose a que hablan sobre el manejo de las habilidades, peligros que una bruja puede causar, historias antiguas sobre ellas y un montón de cosas interesantes.
No es un simple hobby, porque están subrayados, llenos de anotaciones, son demasiados, variados, y muy detallados. Una persona normal no puede estar tan interesada en las brujas.
Sólo imaginar que ella puede ser una horrible bruja negra hace que me estremezca, que mi corazón lata rápidamente, que sienta que mi cabeza va a estallar en cualquier instante y que mis poderes griten por salir de su constante aislamiento.
Desgraciadamente, Cinthya parece notarlo, porque deja de ponerle atención a la maestra, que parlotea algo sobre la historia de la magia, y me mira fijamente, notando mi ceño fruncido, frunciendo el suyo también.
—¿Estás bien? —susurra en mi oído, mientras que sus ojos se mantienen fijos en mí, algo un poco raro considerando lo grandes que son.
—¿Si-hí? —contesto entrecortadamente. No es que Cinthya me intimide, pero tengo que aceptar que estar pensando tanto en Karina ha puesto mis nervios de punta.
—Las preguntas no se responden con más preguntas —me regaña—. Mira, no quiero decirlo ahora, cuando estamos a mitad de la clase, pero lo haré— entrecierro los ojos, confusa, ella sigue—. He notado lo distraída que estás últimamente. Siempre fuera de ti. Y no sólo eso, sino que también has comenzado a salir. A salir para seguir a Karina. Es increíble lo mucho que estás cambiando. Y sólo para exponerte, en todo caso.
Editado: 16.02.2018