Eran pasados del medio día cuando en medio de una sala de espera en el aeropuerto central el hombre más deseado del país pedía casi a gritos a su prometida no se marchara. No quiero que te vayas, ¿has pensado en mí? cómo viviré sin ti –decía suplicante Dante mientras que la morena le miraba fijamente y los ojos del rubio desafiantes y tenebroso ahora estaban nublados por lágrimas que deseaban salir, mientras que él seguía sosteniendo las manos de Jade y sin dejar de cuestionar- Piensa que podría morir sin ti a mi lado -aquel hombre parecía sufrir mientras que pedía a su prometida quedarse pero esta no emitía ninguna respuesta de su parte, hasta que un suave golpe en la espalda del rubio lo hace gruñir Basta no seas melodramático, ella debe irse a terminar su carrera –aquel comentario casi burlón provenida de Leo, su amigo quien dio otros dos golpes a esa espalda ancha antes que la mirada fría e intimidante le acechara sin ningún efecto, al parecer era de los pocos que no temían a este hombre. Jade no evitó sonreir posteriormente Dante se inclinó un poco para dejar un besó las manos de su amada. Has arruinado el momento- comentó el rubio hacia Leo antes de volver a brindar toda su atención sobre su mujer y envolverla en un abrazo -cuídate mucho y llámame cuando quieras- aquel hombre le dijo casi susurrando sin soltarla. Volveré en una semana, no tienes permitido morir- dijo Jade con un tono de diversión que contagió a leo quien realizó una seña a su amigo al mismo tiempo hacían el ultimo llamado, la morena hermosa tenía que cumplir su meta y realizar su última tarea para la graduación, la cual tomaría una semana. Jade había trabajado tan duro en aquella meta que nada y nadie podía detenerla, y Dante era su mayor fortaleza y apoyo por lo que a pesar de toda la actuación él estaba de acuerdo con cada paso que ella diera. Nuestra bella pareja estaría alejada por aquel tiempo. Pero lo cierto es que no había pasado más de un día cuando nuestro rubio, a duras penas sostenía una fruta en su abdomen, empezó con náuseas y estas se volvieron en vómitos, un frío que recorría su cuerpo y un cansancio que no acababa. Quizás la ausencia de Jade en verdad lo enfermo – comentaba Leo mientras que el doctor lo examinaba luego de tres días en ese estado, sin encontrar una causa exacta, pues cada examen arrojaba normalidad. Todos estaban preocupados por él pero aun así aquel terco hombre no faltaba a la oficina, prefería mejor trabajar aun en esa situación que descansar en casa solo. Su mal genio y su falta de amabilidad, esa oscura aura que ahora era más tenebrosa que antes mantenía a todos alejados. Leo pídeme un café muy dulce-levantó su teléfono solo para decir aquello, lo que se le hizo raro a el hombre pues el rubio no tenía esa clase de gustos, aun así no pregunto solo encargo esté a la cafetería, la misma que 5 minutos más tarde envió a la señora Carmen, aquella mujer de blanco cabello era de la más antiguas de la empresa y de las que poco miedo le tenían a Dante, esta entro a la oficina y se apresuró a acercarse para colocar el café a un lado, en ese momento este levanto su mirada y sus miradas se cruzaron , la señora sonrió con tal felicidad y solo le dijo una palabra -¡Felicidades!- aquella mujer no dijo nada para retirarse mientras que Dante tomaba aquel café. Aquel mal del rubio parecía extenderse pero nadie se atrevía a decirle a jade algo de lo que pasaba pues lo había prohibido .leo empezaba a preocuparse, tenía pensado llamar a Jade y ponerla al tanto ya no podía ver a su amigo así era aterrador, esa mirada perdida las ojeras sin mencionar el terror que se sentía solo cuando pasaba, era furia incontrolable esa aura negra, fría y llena de ansiedad que desbordaba. Debemos decirle que estás enfermo- sugirió leo al rubio quien no dudo en empezar una pequeña discusión con su amigo por aquel tema para que este no hablará a jade, hasta que la puerta se abrió de golpe, Dante dio un fuerte golpe a su escritorio justo antes de gritar ACASO NO DI ÓRDENES DE NO MOLES....- sus palabras fueron silenciada por la figura familiar que delante de él estaba, no podía creerlo ¡había regresado!-el hombre no dudó ni un momento para correr y abrazar a la chica, quien parecía purificar a un demonio con solo un abrazo ya que esa aura de muerte y matanza se desapareció, cual burbuja en el mar. La llevó hacia el escritorio donde se sentó y la sentó en sus piernas, abrazó la cadera de ella, apoyando su rostro en aquel pecho, mientras que la morena acariciaba los cabellos del hombre. Dante que tienes – la morena enseguida se dio cuenta del mal físico de su prometido, pero las respuestas fueron insatisfactorias, y un suspiro de preocupación se escapa de sus labios. Sin embargo el rubio se las arregló para que Jade les contara las experiencias y aventuras que vivió, así olvidaría el tema de su salud, pues no quería preocuparla, a pie de su regreso. Jade no se limitó, en cuestión de relatar, ella era la más indicada y cada detalle de aquel viaje fue específico que los hombres casi sintieron haber estado en aquel lugar, disfrutando de cada momento. Luego de casi 2 horas Jade mira a Leo. Por favor en mi bolso hay un sobre podrías acercar lo a mi –el hombre asintió e inmediatamente levantó su cuerpo para ir por aquel sobre y dárselo a la morena quien lo entregó a Dante. El rubio lo abrió inmediatamente sacando de este un cartón que decía CERTIFICADO y el nombre de Jade debajo. ¡Felicidades! -Tanto el rubio como Leo dijeron e inmediatamente llamaron a la secretaria ordenando una de las mejores bebidas debían celebrar, Jade al fin estaba cumpliendo sus metas profesionales y eso lo llenaba de orgullo. Realmente esa mujer era fascinante en todos los aspectos, por lo que Dante no podía ocultar su alegría y planeaba a viva voz una gran fiesta por aquel gran paso, pero la morena le sonrió y antes de que éste siguiera planeando el gran festejo le indicó que había algo más dentro del sobre, una hoja bien doblada ¿Unas felicitaciones? - el rubio comentó pero antes de seguir hablando abrió aquella hoja y sus ojos se impregnaron en el logotipo del hospital, quizás por miedo pero sintió su cuerpo estremecerse, quizás su mujer había enfermado, pero antes de comentar se encaminó a leer hasta detenerse en aquella palabra que decía Prueba de embarazo –positivo. Espera positivo-dijo en voz alta quedando un momento en shock miró a leo y este sonrió pues parece que él había entendido, Jade tomó la mano de Dante y la llevó a su vientre fue un momento monumental el rubio que estaba pálido por estar enfermo cambió a un rojizo de alegría sus mejillas parecían ahora tener vida y en su rostro se encontraba dibujada la sonrisa más hermosa. ¿Un bebe?- preguntó incrédulo pero con fervor, y esta asintió, la felicidad se vio opacada un momento cuando las náuseas lo hicieron levantar a su mujer y correr al baño. Todos quedaron preocupados mientras que el rubio intentaba recuperar su aliento la señora del servicio entra con una bandeja en la que traía consigo el vino pedido antes por los presentes, al ver a la mujer no dudó en sonreír amablemente. Qué bueno que el sufra las náuseas matutinas señora y no usted – dijo la señora con un tono de felicidad- ¿Las que?- preguntaron uniformemente lo que asustó a la ya casi anciana ¿No está usted embarazada? –Cuestiono ahora ella para lo que la morena afirmó – entonces estoy en lo correcto el señor tiene los síntomas del primer trimestre. Leo dejó salir un suspiro de alivio mientras que recostó su cuerpo a la pared, escuchar aquello en verdad lo tranquilizaba a él y a Jade quien desde su llegada sabía que algo no estaba bien con el rubio. Lo que tenía Dante no era para preocuparse tanto, en ese momento, el rubio tomo la mano de la anciana y la llevo al sofá donde empezó una larga charla junto con la morena y leo, preguntándole todo a su paso, tenía que disipar sus dudas por completo y al parecer la anciana sabia más de ese tema que su médico de cabecera. Y entre preguntas y unas refrescantes bebidas más algunos bocadillos fue cayendo la noche antes que se dieran cuenta. Pareciera que la vida de estos dos se completaba, mas sin embargo un nuevo bebe también crecía en el vientre de Rebeca a quien después de aquel feroz espectáculo donde fue la antagonista no se le había visto más. Y los medios dejaron de hablar de ella, era como si el mundo se olvidara de la mujer. Seremos padres, esposa mía –dijo el anciano al ver los resultados de varias pruebas caseras , con una gran sonrisa mientras que Rebeca estaba tendida en la cama, su cuerpo marcado por mordidas y morados provocados por fuertes agarres , sus ojos perdidos y su rostro desencajado, de la hermosa Rebeca queda muy poco.
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Editado: 04.01.2022