A la mañana siguiente Lee trató de olvidar lo que sucedió la noche anterior. Aunque no había podido conciliar sueño, debido a que necesitaba respuestas sobre lo que estaba sintiendo. Caminó al comedor y todos estaban conviviendo. Por suerte la Teniente Mila no estaba con ellos.
— Hey Lee, ¿porqué tan distraída?—Pregunta Hank observando su incomodidad.
— No es nada, anoche no pude dormir es todo.
— ¿Ahh? Es raro viniendo de ti, parece que conociste a alguien ayer.—Dice Ted sentándose con ellos.
— ¿Alguien?—Dice Lee en señal de jaqueca.
— Parece que los problemas te persiguen Lee.
— ¿A que te refieres Jock?
— Anoche unos soldados dijeron que regresase muy tarde, otros afirmaron verte con un hombre de alto rango. Dijeron su nombre pero no lo recuerdo.—Argumenta Ted intentando recordar.
— Su nombre era Aizen Hécas.—Interrumpe Jock.
— Oh, si lo conocí, pero solo charlamos unos segundos.
— ¿Ehhh? Así que el rumor después de todo era cierto.—Responde Ted.
— ¿De qué hablaron exactamente?—Pregunta Colly.
— Me dijo su nombre e intentó coquetearme, pero no le di importancia. Después de eso lo perdí de vista.—A todos no les parecía extraño que Lee rechazara un hombre, era una mujer cotizada pero nadie estaba a su altura.
Minutos después de conversar, un grupo de generales entró al comedor, entre ellos estaba el hombre del rumor. Ted notó su presencia que comenzó a hacer bromas con Hank debido al rechazo que le hizo pasar a Lee. Ella les contó los detalles de su visita a la ciudad, así como lo sucedido con Aizen, con excepción de lo que pasó con Mila.
— Hey Capitana Lee, te busqué por todos lados ayer, pero no te encontré.—El General Aizen interrumpe la conversación de los chicos llamando no solo su atención sino la de todos. Estaba terminando de confirmar los rumores.
— Lo siento, pero tenía otros planes de los cuales me tenía que encargar en privado.
— Vaya, si que tenían razón en que eres una mujer dedicada a tu trabajo. Que te parece si me acompañas esta noche a cenar.—Todos estaban sorprendidos ante la invitación del hombre. Lee sabía que estaba ocasionando más rumores, se puso de pie y habló de manera recta al hombre.
— General Aizen Hécas, me temo que me negaré a su invitación. No estoy interesada en tener una relación fuera del trabajo con usted. Así que le pido y no pase esa línea de colegas que tenemos. Si me disculpa, tengo unas maletas que hacer.—Lee se marchó del comedor dejando una gran tensión en todos. Sus compañeros se marcharon soportando las risas hacia el General pues sabían que Lee lo pondría en su lugar.
Todos tuvieron un rumor nuevo del cual hablar, Lee preparaba sus maletas para volver al Reino Wesley, había recabado información suficiente para comenzar la búsqueda esta primavera. Tocaron su puerta y dio pase a quien no esperaba ver esa mañana.
— Capitana Lee, ¿tiene un momento?—Lee detuvo lo que hacía y se sorprendió al escuchar la dulce voz de quien había robado su sueño. Ocultó sus nervios y miró a la Teniente.
— Teniente Mila, que sorpresa, ¿de qué desea hablar?
— Le quiero pedir una disculpa por mi actitud de anoche.—Lee estaba nerviosa por el beso.—La verdad es que no recuerdo exactamente lo que pasó, mi último recuerdo es que estábamos en un parque comiendo tallarines fritos. Espero que mi actitud no la ofendiera, no volverá a pasar.—Mila le dedicó una tierna sonrisa en modo disculpa, Lee solo sostuvo su mejilla decepcionada. Los ojos de Mila brillaban de los nervios, no comprendía porque el rostro de Lee estaba tan apagado.
— Disculpa, tengo que hacer unas cosas. Si no te importa, ¿puedes dejarme sola?—Mila se retiró de su habitación con dudas, ¿que había pasado anoche? ¿Porque Lee cambio tan de repente? Esa brecha entre ellas estaba extendiéndose. Lee por su parte se sentía una tonta, sabia la consecuencias, Mila no recordaría, pero tenía esperanza de que ese beso significase algo.
CONTINUARÁ...
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Editado: 01.08.2020