Lee no paraba de lamentarse, Mila había perdido ese brillo que la caracterizaba, su sonrisa se había apagado. ¿Qué había sucedido? Se preguntaba constantemente Lee al verla tan mal. Los chicos solo sabían que ella había abandonado la militarizada después de recibir una carta.
Las cosas habían empeorado, Lee quería hacer todo lo que estuviese en sus manos para verla sonreír. Tomó una decisión que posiblemente no a todos les convencería.
Una vez obteniendo la victoria, a muchos de los humanos se les regresó a sus hogares. Algunos recobraron la memoria, otros como en el caso de Mila, seguían con la mirada perdida y marchita.
—¿Qué deberíamos hacer con Mila? Se ve tan diferente de como la recuerdo —menciona Ted.
—Deberíamos llevarla a su hogar, posiblemente al estar con su familia logre recuperar la memoria.
Todos estaban de acuerdo con esa decisión, Lee se encargaría de llevarla a su hogar, pero se desviaron al Reino Hero, Lee la tendría a su cuidado por unos días, quería experimentar con ella. Aunque sabía que Michael no se negaría debía mentirle; Mila era aquella humana de la que estaba enamorada, el motivo de su pelea.
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Al llegar al Reino, Mila seguía sin responder, se quedaba viendo en un punto fijo, nadie sabía que pensaba.
—Bienvenida majestad —dice el mayordomo haciendo reverencia—, veo que ha traído una invitada.
—Así es Nelson, se quedará con nosotros unos cuantos días. Necesitaré que le preparen una habitación cercana a la mía —exige subiendo por las escaleras—, ¿mi esposo está en casa?
—Como ordene majestad. El Rey Michael tuvo que salir por unos asuntos del Reino. Me informo que le hiciera llegar sus disculpas, esta muy arrepentido de no recibirla.
—Gracias por tu informe, me fue muy útil.
Para esperar que la habitación de Mila estuviera lista, Lee la llevó a la suya. La puso cómoda en una silla e intentó llamar su atención, pero ella seguía en sus pensamientos.
Lee debía investigar más a fondo una cura para recuperar los recuerdos, no solo los de Mila, si no aquellos humanos que compartían su situación.
Invocó diferentes conjuros que no le permitieron resolver el problema. El día estaba avanzando y ella seguía sin ver una mejoría.
—Por favor Mila, necesito que hagas un esfuerzo —susurra tomando con ambas manos su rostro—, no permitas que tu vida se arruine. Prometí alejarme de ti pero el verte de esta forma... Me está matando.
Como último método decidió usar conjuros de un alto rango, esta vez debía quitarse ese collar que le impedía sobrevalorar el poder máximo. Al quitárselo esta vez no fue difícil, su poder no se había descontrolado debido a la unión que tenía con Michael. El beber de su sangre la noche de bodas le permitió llevar un control.
Una vez más, extendió su mano sobre el rostro de Mila, pensando en el conjuro correcto.
—Regresa, no te detengas, abre el cofre. Recuerda, por favor no olvides. Despierta, ¡deja de soñar!
El conjuro parecía no hacer efecto, Lee prefirió dejar a Mila en su habitación, había experimentado con ella mucho tiempo. Al regresar a su habitación unas grandes manos rodearon su cintura, su esposo había llegado.
—Realmente regresaste —murmura abrazándola más fuerte.
—Jamás rompo mis promesas —menciona tocando su mejilla.
—Me informaron que no llegaste sola, ¿quién es la invitada? —había llegado el momento de mentir.
—Es una compañera de trabajo. Al parecer fue una de las víctimas en la guerra.
—Oh ya veo, iré a saludarla.
—¡No! —grita tomándole el brazo.
—¿No? —responde confundido.
—No deberías molestarla, me dijo que esta muy cansada.
—Comprendo, tu también deberías descansar. Solo necesito hacer mi informe diario y te acompaño en unos minutos.
—Perfecto, te esperaré —alude con una sonrisa.
Lee tendría más cuidado de que ambos no se toparan, pues si sabía que Mila era humana habría muchos problemas.
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La mañana siguiente Lee visitó la habitación de Mila, al entrar pudo notar que no estaba en cama, corrió por la habitación buscando rastro de esta, al notar que disfrutaba de la bella vista en el balcón, pudo tranquilizarse.
—Mila, ¿Cómo te sientes? —menciona acercándose a ella esperando su respuesta.
Mila giró su cuerpo en dirección de Lee, esta vez su rostro no estaba tenso, había color en sus mejillas, el brillo en sus ojos había regresado.
—¡¿Quién es usted?! ¡¿Por qué me trajeron aquí?! —grita intentando alejarse de Lee.
—Mila tranquilízate, podrías caerte del balcón —alarma intentado acercársele.
—¡Le dije que no se..! —Mila estaba cayendo desde 5 metros de alto. Lee no tuvo opción que usar su don; la marca de un gran hoyo quedó en el jardín.
Los que estaban cerca del lugar corrieron a ver lo sucedido, al no ver afectados procedieron a retirarse, Lee había dado esa orden. Mila estaba temblando, su impulso casi le aseguraba la muerte.
Para poder tranquilizarla Lee la llevó a uno de sus lugares preferidos, el invernadero. Al llegar Mila admiró la belleza del lugar, esta vez estaba rebosando de flores y frutos en cosecha. Esta no dejaba de sorprenderse al ver la variedad de flores, al notar una fruta en específico no paraba de verla.
—¿Quieres una fresa? —anima apuntando el lugar. Pues Lee sabía que eran sus favoritas, por eso no dejaba de verlas.
—¿Eh?, ¿Puedo?
—Claro —afirma entregándole una gran fresa. Al tenerla en sus manos la llevó rápidamente a su boca, no paraba de hacer gestos por la acidez.
—Pensé que había olvidado tus gustos —dice sonriendo.
—Hace mucho que no comía una fresa tan grande y jugosa.
—Era de esperarse, estuviste ausente mucho tiempo.
—Veo que usted me conoce mucho.
—Claro, hace años que nos conocemos.
—Realmente lo siento, no puedo recordarla. Lo último que tengo en mi memoria es que estaba camino a mi hogar y de pronto todo se puso negro. Después de eso mis recuerdos son confusos.
—No te preocupes, pronto recobraras la memoria. Solíamos trabajar juntas en la militarizada, era tu Capitana.
—Perdone por no reconocer a mi mayor —responde nerviosa haciendo un saludo.
—Descansa, por ahora estoy retirada. Me estoy enfocando en otras cosas.
—Aún así le debo mostrar respeto a mi mayor. Pero dígame Capitana, ¿Por qué estoy en el hogar de un Rey?
—Bueno verás, yo... —Lee se detuvo pensando si era correcto decirle la verdad, aunque no tenían un lazo que las unía podía afectarle.
—¿Usted?
—Yo trabajo aquí. Como sabes, al cumplir la mayoría de edad tenemos el derecho de decidir nuestro futuro.
—¡Oh entiendo! Así que este Reino pidió su integración. Usted es admirable Capitana.
La charla avanzó lo suficiente para hacerle recordar aquellos momentos donde ambas pelearon contra los Reinos enemigos. Lee contaba cada uno de las misiones omitiendo sus momentos románticos, había hecho una promesa, así que debía cumplirla.
Al llegar la hora de la cena Michael estaba ausente, el trabajo había aumentado en épocas de otoño, pronto se acercaría los meses donde la nevada anual impedía que muchos ciudadanos siguieran con sus empleos.
Como Rey debía proteger a cada humano, híbrido y vampiro para evitar su muerte, el mantener alimentos de reserva en estas épocas era una tradición. Este año podría aumentar las capas de nieve en los caminos lo cual dificultaba el transporte de alimentos a los hogares.
Mila seguía disfrutando de las comodidades del castillo, no había ninguna preocupación en su cabeza. Por su parte Lee se sentía feliz al tenerla tan cerca, podía recordar aquellos momentos donde ambas pasaban hablando de sus problemas sin nadie a su alrededor.
El día había acabado, por lo que ambas deberían irse a sus dormitorios. Al dejarla en su habitación Lee sintió la mirada de alguien desde hace unos minutos, entrando a la suya intentó buscar a aquella persona.
—Sabía que había tomado una correcta decisión —replica una voz varonil. Al mirar en dirección de donde provenía la voz Lee se puso nerviosa—, aún estando casada no dejas de cometer errores.
—Jock, ¿qué haces aquí?
—¡De visita claro! —exclama sarcástico—. Sabes que soy tu guardián, sigo cada uno de tus movimientos. Mi deber es protegerte así como notificar a los mayores tu bienestar. ¿Qué pasaría si les llega un reporte donde existe el adulterio?
—¡Estás equivocado Jock! Yo jamás le sería infiel a Michael —rechistar empujándolo.
—¿Oh en serio? Entonces dime, ¿por qué no llevaste a Mila a su hogar? ¿Planeas fugarte con ella?
—¡Jamás! Esta en el Reino porque estoy buscando un antídoto para curar sus recuerdos.
—Si esas eran tus intensiones no debiste traerla a un lugar donde es la presa principal. Si Michael llega a descubrir tu mentira ¿crees que te perdonará? ¿Crees que tendrá piedad al matar a Mila?
—Conozco bien a Michael, muchísimo más que tú, él no será capaz de asesinar a alguien. Te lo vuelvo a repetir, yo no tengo intenciones de engañarlo, mis sentimientos por Mila no sobrepasan una amistad. Ella quedó en el pasado —Lee hablaba muy seriamente, no había rastro de mentira alguna.
—Si dices la verdad te daré 5 días más. Durante ese lapso podrás encontrar la cura, si el tiempo se acaba me llevaré a Mila a su hogar. Hasta entonces te mantendré vigilada.
Lee estaba más tranquila, podía confiar en las palabras de Jock. Esos días serían suficientes para poder cumplir con su principal propósito. Debía alejarse de Mila o su matrimonio estaría en juego, esa promesa que le hizo no podía seguir, aunque no acostumbraba romperlas esta vez era la excepción. Amaba a Michael, quería una vida junto a él. Su romance debía quedar en el pasado.
CONTINUARÁ...
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Editado: 01.08.2020