—Minley di papá —insistió Michael alzando de los brazos a la pequeña.
—Gaga, gaga.
—Vamos Minley tu puedes. Pa-pá —deletreó haciendo muecas pero Minley solo se reía de sus gesto.
Michael estaba tan insistente debido a la apuesta que había hecho con su suegro, apostaron cual sería la primera palabra que Minley dijera. Ino estaba muy seguro que su nieta llamaría a su madre.
—Tú y papá siguen con su estúpida apuesta —interrumpió Lee entrando a la habitación de la pequeña—, ven cariño es hora de tú merienda —mencionó cargándola.
—No es sólo una apuesta, son las palabras más importantes de mi princesa. Seguro estás de su parte.
—¡Vamos! No estoy del lado de ninguno de ustedes. Cualquiera que sea su primera palabra estaré muy feliz de ello.
—Como sea, iré a arreglar unos asuntos y regreso en un par de horas —finalizó dándole un beso a sus mujeres.
Lee acomodó a su pequeña para darle la mamila, aunque a penas tuviese 7 meses era una niña muy lista. Su tiempo de crecimiento fue más lento que sus progenitores pero sabían que tarde o temprano su metabolismo se alteraría.
Aún se desconocía si sería una sangre pura completa esto debido a que cuando la concibieron, Michael aún no era un vampiro completo.
—Lee, parece que los reclutas necesitan de tú ayuda —enunció Stephan entrando a la habitación.
—¡Maldición! ¿Es urgente?
—Fueron muy insistentes, el mensajero me dejó esta nota —al leerla se dio cuenta que había unos ligeros problemas que resolver, por suerte no muy grabes.
—Muy bien, regresaré enseguida. Te dejo a tu cuidado a Minley —dijo colocándola en sus brazos sin darle tiempo de responder—. En cuanto termine su mamila dale ligeros golpecitos en la espalda. Después puedes menearla en su cuna para que tome una siesta.
—Pero Lee, ¡yo jamás he cuidado un bebé! —Exclamó viendo cómo esta preparaba sus cosas.
—Descuida, siempre hay una primera vez.
Al abandonar la habitación, Stephan miraba con rareza a Minley, nunca la había tenido tan cerca pues no le agradaban los bebés. Es más, muchos pequeños lloraban al tenerlo cerca, sentían miedo por su rostro rígido.
Minley detuvo la succión una vez que el líquido de la mamila terminó. Stephan sabía que tarde o temprano la pequeña lloraría como los demás niños pero esta nomas se reía por sus gestos.
Al hombre le pareció extraño así que siguió con las indicaciones que Lee le había dicho. Minley expulsó el aire de su estómago y se preparó para dormir. Stephan seguía impactado por no ver a la pequeña llorando como lo hacían los demás.
—Si que eres una niña dura como tu madre —susurró viendo como esta comenzaba a dormirse.
Después de unas horas ambos padres llegan a la habitación viendo una dulce escena. Minley estaba recostada en el pecho de Stephan, este estaba tan dormido que no se dio cuenta que la pequeña se había pasado a su cuerpo.
—Quien iba a pensar que haría un gran trabajo —murmuró Lee a Michael.
—Hay que dejarlos dormir unos minutos. Aún es temprano así que vayamos a tomar una ducha, ¿te parece?
—Por supuesto querida esposa. Desde hoy aprovecharemos al niñero —respondió Michael pensando en todos los favores en Stephan haría.
Un par de horas después los chicos esperaban a los dormilones en el comedor. Pronto servirían la cena, solo faltaban ellos.
—¡Por fin llegan! —enunció Michael viendo a Stephan.
—Eso debería decir yo, ustedes demoraron mucho.
—Lo siento Stephan, te compensaremos por tu trabajo —comentó Lee.
—Como sea, solo no vuelvan a hacerlo.
—Te equivocas querido amigo, esto solo es el comienzo de tu nuevo trabajo —comunicó Michael tomando un poco de vino. Stephan solo lo veía con una gran expresión que decía "¿qué?".
—Michael, sabes que ese no es mi trabajo. Tienen a sus sirvientas...
—Las chicas tienen ya bastante trabajo —respondió él.
—¡Yo también tengo trabajo!
—De hecho no, tus tropas decidieron tomar el entrenamiento militar así que tienes bastante tiempo libre. No hay excusa para ello.
—Pero Michael... Lee dile algo a tu esposo.
—Lo siento Stephan, parece que mi hija se encariñó contigo —Minley lo miraba con mucha dulzura, estaba escuchando todo.
—Sstephh —dijo la pequeña ocasionando silencio en el movimiento de los cubiertos de su padre.
—¿Que? —Preguntó Michael.
—Ssstephh —insistió ella. Lee sólo se reía de como su hija seguía las órdenes de su padre.
—¡STEPHAN!
—Será mejor que corras, acabas de robarle su primera palabra —argumentó entre risas Lee.
Desde ese día, Stephan fue guardaespaldas y niñero temporal. Dejó aun lado su afición por las guerras y se enfocó en el cuidado de la pequeña. Aún después de la golpiza que su amigo le puso, pero eso no fue impedimento para amar a la pequeña niña.
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Editado: 01.08.2020