Había pasado más de una semana desde que Callie salió de aquel hotel con el corazón destrozado. Ni siquiera encontró el valor de regresar al penthouse en el que habían compartido tantos momentos junto a Grant, debido a que lo último que deseaba era ver el rostro de la persona que puso su mundo de cabeza y debilitar los muros que le había costado años levantar.
Agradecía a Amber por entender cuanto apoyo necesitaba solo con verla llegar con un vestido resplandeciente y el rostro que debía estar perfectamente maquillado, estaba corrido debido a las lágrimas.
Amber había sido la voluntaria para ir a recoger a Kira y la poca ropa que había llevado, dejando de lado los elegantes y costosos vestuarios que no le pertenecían.
Junto a las joyas, que incluía la gran piedra que simbolizaba su falso compromiso.
Sabía que una vida sin él sería difícil, porque su enamoramiento por él había sido real y consumía su mente y corazón. Pero a pesar de sus admisiones, no contaba con que cada día doliera más que el otro.
En algún punto de su historia, había dejado de lado las mentiras y los engaños, abriendo su cuerpo y corazón, por lo que sabía que ese era el motivo por el cual extrañarlo se sentía como clavarle un puñal en el pecho.
Amaba a Grant.
Tenía en claro cuáles eran sus sentimientos, por lo que su estado de luto era un recordatorio de la perdida de algo que amaba y apreciaba.
Las semanas de ensueño habían terminado, y con ello había caído de nuevo en su realidad, trabajando durante interminables horas en el proyecto que la haría subir un escalón más en Blackstone industries.
Al trabajar durante la mayor parte del día y noche, no hizo que la opresión desapareciera, pero si la distrajo.
Todos estaban preocupados por ella, empezando por Antonio y Juliet, quienes recibían un simple saludo de 'Buenos días' y su respectivo vaso pequeño con café en lugar de las típicas mañanas donde se reunían los 3 a conversar sobre cualquier tema que surgiera.
Y enfatizando el tema de los vasos pequeños, Callie había decidido regresar la tarjeta a la cafetería, para que estos la regresaran a su respectivo dueño.
Que era Grant.
Pero al ver que estos la rechazaron, decidió regalársela a un par de estudiantes en bancarrota que llegaban todos los días a comprar panecillos.
Joey supo comprenderla cuando Callie se armó de valor y le contó la verdadera naturaleza de su relación con Grant, por lo que junto a Amber pasaron escuchando durante muchas noches, como se desahogaba sus penas llorando.
Dulces mentiras, amargas verdades.
A partir de esa brecha de acontecimientos que marcaron un antes y después en su vida, Callie se propuso cambiar esa fachada por la que tanto se había esmerado en crear y mantener a los ojos de la competencia.
Por lo que al inicio de esa semana, y con protestas de parte de Amber, decidió no usar el transporte que le había ofrecido su amiga durante los últimos años, esta vez cogió el tren y desde allí camino varias cuadras hacia la oficina.
Era hora de que presentara su proyecto a la junta general, el cual competiría con dos personas más que buscaban obtener el ansiado puesto. Un mes atrás, solía esperar con ansias este día, manifestándolo con una cuenta regresiva establecida en su teléfono.
Pero ahora la situación era diferente.
Sería la primera vez que vería a Grant desde que lo dejo aquella noche en los jardines del resort, susurrando 'te amo' detrás suyo y apreciando con expresión de dolor cuando las hélices del helicóptero empezaron a moverse, señal de un inminente despedida…
Para Callie, posiblemente la última.
Y esa era lo que temía desde un principio, la tensión que se crearía tras su ruptura.
Grant no estuvo presente en la oficina durante toda la semana, y por lo que escucho de algunos de sus asistentes, era que había salido a un viaje de negocios.
No era una sorpresa para ella.
Lo que si fue sorprendente es que no apareciese nada de su ruptura en internet, ni tampoco algún video que mostrase la pelea con el matrimonio Myers, o con la ex esposa de Grant.
Por lo menos la gente no le recordaba la noche que su mundo se puso patas arriba, porque no tenían ningún conocimiento.
Cuando su nombre fue llamado, ella recompuso su postura y se obligó a si misma a mantener la calma.
No podía joder esto.
Era la única oportunidad que tendría de ascender en la compañía.
Estaba preparada y lo sabía.
Con un último suspiro, entro a la sala de juntas, topándose así con aquella mirada que daba vuelta a su mundo y aceleraba su corazón.
Ambos eran un desastre sin el otro.
Pero a pesar del magnetismo que se desarrollaba con la cercanía de sus cuerpos, Callie se esforzó por no darle demasiadas miradas y se concentró en dar una propuesta sobresaliente.
A pesar de lo adolorido que se encontraba su corazón por querer detenerse y lanzarse a los brazos del hombre que amaba.
#
El veredicto final por parte de la junta tardaría dos semanas como mínimo en llegar a s puerta, por lo que volver a empaparse de proyectos era la única opción que tenía para distraerse. A ese paso, haría cualquier cosa para dejar de sentir.
Nadie sabía qué hacer para recuperar a la Callie que era antes, trataban de hacerla sacar las narices de trabajo y llevarla a cenar, pero la negación por parte de ella era una decisión que no podían forzarla a cambiar.
No importaba si pasasen cinco días o un mes, la opresión en su pecho era algo que nunca se iba. Pero era cuestión de aprenderá lidiar con él.
Había sobrevivido a un corazón roto antes ¿Cuál era la diferencia ahora?
Porque todo se reducía a olvidar a la persona que hirió tus sentimientos, con Fred pudo hacerlo después de unas semanas.
¿Pero Grant?
Grant siempre había sido un tema que Callie trato con demasiada minuciosidad, debido a que su mente siempre le gritaba las consecuencias. A diferencia de Fred, sus sentimientos por Grant duplicaban con el pasar de los días.