Dulces y Narcisos

Capítulo V: Corazón Roto

Dulces y Narcisos

Adaptación por Alexa Bauder
Basado en el dorama Boys Over Flowers (Corea)
éste a su vez, basado en el manga Hana Yori Dango de Yōko Kamio

Capítulo V

Corazón roto

 

Terry salió directo a la piscina del colegio, ya no había nadie, mientras tanto, se sentó en una de las bancas, no supo si a esperar. De cualquier forma, si hubiera encontrado a Candy ¿qué le hubiese dicho? Seguía ahí sentado, con los antebrazos sobre sus rodillas y los dedos de las manos juntas. A su lado, Elisa y sus dos amigas de las cuales apenas recordaba el nombre llegaron sonriendo cómplices. Antes de decir algo, la pelirroja le puso enfrente de él su celular en modo de video. Ahí se veía a Candy y su amigo Anthony cerca del lago, tomándose la mano, teniendo un flirteo, quizá. Su amigo la tomó por los brazos frente a él, marchándose para dejarla ahí, visiblemente afectada. Terry apartó el aparato de su vista con la mano, molesto.

 

—No es justo que te trate así, Terry. No merece esa atención que le das, ni siquiera la tarjeta. —Dijo Elisa, y las otras dos estuvieron de acuerdo. Terry giró a verla.

—Eres igual a esas personas con las cuales mi madre se codea. Todos hablan mal de otros, tienes la misma cara que ellos — Con esto, Terry se levantó para largarse de ahí, pero esas tres le siguieron.

—¡Una oportunista! Es lo que es Candy. Buscando solo la oportunidad para sobresalir en un medio en el cual ella no pertenece. Una moza nada más.

 

Terry, con los puños cerrados se paró en seco, exhaló para regresar y quedar frente a ella, con esos ojos encendidos se le acercó tanto que la pelirroja misma tembló. Arrebatándole el aparato, lo abrió para sacar la memoria de éste, doblarlo con los dedos hasta partirlo en dos, luego aventando todo a su solapa de uniforme.

 

—No vuelvas a hablar mal de Candice White. Nunca. ¿Lo tienes claro?

 

La pobre no pudo más que asentir varias veces hasta que Terry salió de ahí.

—Es hora de cobrármelas todas, Candy… —Aseveró Elisa con un dejo de maldad.

 

* * *

 

El inglés encontró a Candy en el camino, con el cabello atado en alto, ropa deportiva, se dirigía de nuevo a la piscina, caminó directamente a ella para encararla.

 

—¿Qué crees que estás haciendo?

—Déjame pasar. No tengo nada que hablar contigo, Terry.

—Dije, ¿qué crees que estás haciendo?

—¿Qué haces tú?, estás loco. ¿Crees que lo de los patos fue divertido?

 

Negó ella misma con la cabeza, a modo de desaprobación, quiso seguir adelante apartando a Terry de su camino con sus propias manos, pero de pronto se vio atrapada entre sus brazos.

 

— ¡Suéltame!

—Nadie se burla de los F4, mucho menos de un Grandchester. Tenlo en cuenta, repostera.

—¡Suéltame!

 

Para su sorpresa, sintió que sus pies se elevaban del piso, Terry la tenía tan bien sujeta que la levantó para acercarla cada vez más, era tan alto y fuerte que con un solo brazo podía hacerlo, para que con su mano tratara de acercar su rostro al de él. Terry estaba a punto de robarle un beso. ¡Su primer beso! Y no lo iba a permitir. —¡No, no!, ¡No quiero… ¡No quiero!

 

En cuanto Terry escuchó aquello, la soltó de inmediato, Candy no quería y no iba a forzarla, pero estaba molesto consigo mismo, por ese sentimiento que no podía identificar.

 

—¡¿Tanto me odias?! —Ella se quedó inmóvil, con la cabeza gacha, lentamente él se apartó. Candy salió corriendo, a ningún lugar, solo muy lejos de ahí, donde Terry no pudiera alcanzarla.

 

Annie la esperaba impaciente en la puerta de su casa horas después con el abrigo y el bolso puesto, la sonrisa de su amiga totalmente emocionada le había borrado el mal rato que había pasado en el Colegio.

 

—Mira lo que llegó. — Extendiéndole un sobre, ambas leyeron el remitente: Felicity Kingston. Candy lo abrió para darse cuenta de una invitación de su puño y letra, su cumpleaños se celebraría en dos días.

—¡Qué emoción, Candy, tu primera fiesta!

—No, no. Esta ya sería la segunda.

—Pero la primera que lleva especialmente tu nombre —Señaló con gran sonrisa.

—No voy.

—¿Cómo que no vas? ¡Irás!

—No tengo vestido qué ponerme. —Le recordó, en su vida había gastado en uno.

—¿Y desde cuándo eso te viene preocupando? —Candy se sonrojó limpiando con un dedo la reja mojada de la entrada— Ah. Ya sé, Ahí estará Anthony y te da pena con él.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.