Durmiendo con el enemigo.

9

La primera parte de la ceremonia había sido perfecta, ahora tan solo quedaba la parte de la celebración, momento en el cual pensaba beberme todo lo que se cruzara delante para poder olvidar que a partir de ahora mi vida estaba unida a la de Lewis Townsend “hasta que la muerte nos separara”.

Un escalofrío recorrió mi espalda al pensar siquiera en eso. No importaba cuanto lo odiase, solo podía rogar que ese día se encontrase muy, muy lejos. No soportaría perderlo a él también. No creo que pudiese recuperarme de eso.

Salimos de la iglesia tomados de la mano, con una gran sonrisa en nuestras caras pero no se dejen engañar, eran solo ficticias, para que las personas que estaban allí se creyeran aquel numerito que estábamos armando. Era consciente de que al volver a casa, el Lewis frío volvería también. Para ser sincera no esperaba otra cosa.

Nos subimos al coche que Cheryl había decorado con pequeñas latas y nos dirigimos al salón de fiestas.

Lo cierto es que iba a ser una fiesta pequeña, con pocos invitados, solo nuestros amigos más cercanos y nadie más. No le encontrábamos el punto a “tirar la casa por la ventana” si nada de esto tenía sentido.
Olivia iba sentada entre nosotros dos, dando brinquitos en el asiento. Al menos ella la estaba pasando bien. 


— ¿Estas emocionada?—dijo Lewis mientras bajaba la mirada para verla a los ojos.


—Muy—sonrió y saltó a su regazo—No quepo en mi cuerpo de la felicidad que tengo—aplaudió y su voz se volvía más y más aguda con cada palabra que decía a causa del estado de euforia en el que se encontraba.


—Estoy empezando a creer que nadie me dará amor a mí—susurré y fingí estar afligida, cruzándome de brazos y dándole a entender que también estaba muy ofendida por ello.


—Yo sé quién te dará amor—respondió Liv con una sonrisa  pícara en su cara. 


— ¿Quién?—pregunté inocentemente.  


Levantó su mirada para ver a Lewis.

—Mi tío Lewis. 


Mis ojos se abrieron como platos al escuchar eso y el conductor de la limosina comenzó a reírse. 


—Creo que es hora de que te tomes una pequeña siesta antes de llegar al salón—dijo Lewis acomodándola a lo largo del asiento. Su cabeza descansaba ahora en mi regazo.


—Está bien—aceptó sin protestar—Son los mejores padres que me pudieron tocar luego de que mamá se fuera.


Era una niña pequeña pero entendía ciertas cosas .Era más astuta de lo que creíamos y lo había demostrado con el comentario que había hecho ante mi preocupación al no encontrar quien me diese amor  o con el hecho de que su mamá había muerto y no regresaría más.


—Duerme pequeño saltamontes— susurró Lewis.


—Gracias—dije en voz baja, mirándolo a los ojos.


—No hay de qué—respondió antes de apartar la mirada y observar todo a su alrededor menos a mí.

Sin dudas el comentario de Liv había tocado una fibra sensible en ambos ya que ninguno del dos pronunció ni una sola palabra hasta que llegamos al salón y al hacerlo todos estaban esperándonos allí. Mis padres, los suyos, mis amigos, los suyos, mis ex, y sus ex.

Era un cuadro poco común y aun así podía decirse que era hasta divertido de no ser porque una de sus ex era la persona más detestable en el mundo por lo menos para mí. Había sido por su culpa habíamos terminado, por su culpa nos odiábamos.

El recuerdo de aquel catastrófico día y los que le siguieron vinieron a mi mente.


Era mediados de agosto, nuestro aniversario. Estaba feliz porque Rachel, una de mis amigas más cercanas además de Lottie, había decidido ayudarme a prepararle algo especial. Habíamos logrado superar una de nuestras tantas peleas y queríamos darnos una segunda oportunidad.

 Cosas malas habían pasado, gente había intentado separarnos pero no lo lograron.

Aquel día decidí mandarle un mensaje para acordar a qué hora nos juntaríamos y donde pero él no respondió. Le llamé a su móvil y tampoco respondió, por lo que decidí no darle demasiada importancia, debía estar bañándose o algo así. 


Encendí mi ordenador y entré en mi página de Facebook, quedándome helada al ver lo que había escrito. 


“No puedo creer que luego de tantos años, después de luchar tanto por esto, decidiste tirarlo todo por la borda. Al parecer esto no fue lo suficientemente importante para ti, es una lástima para mí porque te di todo y  a cambio que me dista. Una fría y dura traición”. 


Desde ese día mi vida fue un verdadero infierno. Al tiempo me entendí que había sido Rachel la que había inventado todo eso de la traición pero para cuando me entere de ello ya era demasiado tarde, ellos estaban en su 5to aniversario.


Y yo había empezado a  salir con Mark.


La sangre hervía en mis venas y no me había sido consciente de que había comenzado a llorar.


Lewis tocó mi brazo tímidamente.


— Ey, ¿qué sucede?
—Nada. Creo que han sido demasiadas emociones por hoy—traté de sonreír. 


—Y aún quedan más. Vamos—dijo—Tengo que mostrarle al mundo la hermosa familia que tengo ahora—comentó orgulloso.


—Lewis—murmuré antes de bajar de la limusina. 


— ¿Qué? 


— ¿Eres feliz? 


—Si—dijo y se quedó en silencio— ¿Sabes? Me alegra que podamos tener una relación normal después de todo lo que pasamos. Y si esta es una oportunidad para que empecemos de nuevo, bienvenida sea.


— ¿Tregua?—sugerí extendiendo mi mano.


—Tregua—aceptó finalmente y apretó mi mano mientras se inclinaba para besar mi mejilla.

 




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