Luego de terminar nuestras hamburguesas dimos un paseo en auto, pasamos por un bello lago que se encontraba en un parque del cual me quedé enamorada, lo que era raro porque sinceramente odiaba los parques, nunca me gustaron, se juntaba mucha gente y no era algo de mi agrado eso, pero esa noche en particular el lugar estaba completamente vacío.
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Nos bajamos del auto y nos sentamos sobre el capó de este a ver las estrellas que hoy brillaban más de lo común, era una vista hermosa, parecía que esta noche iba a ser mágica e inigualable después de todo
Lewis tomó mi mano y comenzó a acariciarla.
— ¿Cómo crees que la está pasando Liv?
—Mejor que nosotros seguro—dije.
—Oye—respondió ofendido—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo, después de aquí te llevaré al cine y luego iremos a bailar.
—Era un chiste—dije golpeándolo en el hombro.
— ¿Piensas que estaríamos así, si no hubiese pasado todo esto?
—Lo dudo mucho—reconocí—Probablemente nos veríamos 1 vez al año para el cumpleaños de Lottie y nos ignoraríamos.
—Es cierto—se quedó mirando a las estrellas—Sabes, soy una persona fría y dura y no suelo expresar mis sentimientos pero la muerte de mi hermana es algo que golpeé mucho fue muy duro, nunca pensé que iba a suceder, sé que no somos inmortales, sería ridículo si lo fueramos, pero no pensé que se iba a ir tan pronto.
—Nadie pensaba eso. La extraño.
—Yo también. Pero por lo menos nos ha quedado algo de ella.
—Algo muy bello.
—Algo que espero que no nos traiga muchos problemas en el futuro.
—Si es como ella, posiblemente los traiga.
—No, no saldrá hasta los 30.
— ¿Y qué? ¿No tendrá novio hasta los 50? Tu salías desde los 16,de manera ilegal.
—Soy hombre.
—Y machista.
—Cuido a mi pequeña.
—Nosotras salíamos desde los 15.
—Las quinceañeras no cuentan.
—Está bien, desde los 18.
—Eso es porque Lottie tuvo que esperar a que tu fueras mayor de edad, con tu estatura ni con una identificación falsa te dejarían entrar.
—Lo bueno viene en frasco pequeño.
—No me opongo a esa idea—dijo pasando un brazo sobre mi hombro ,brindándome calor.
Me sentía cómoda de esta forma.
Solo los dos, hablando, sin necesidad de discutir ,ni de gritarnos, estábamos hablando como hacía mucho tiempo no lo hacíamos.
— ¿En qué piensas?
—En qué hacía mucho que no estábamos así.
— ¿Así?
—Sin discutir.
—Es cierto. Aunque debo admitir que discutir contigo es divertido.
—A mí nunca me pareció divertido.
Él comenzó a reír.
— ¿Lo ves? Es divertido.
— ¿No deberíamos ir al cine?
—Tengo una idea mejor.
— ¿Qué idea?—pregunté con un puchero.
—Ya verás. Tengo el presentimiento de que te gustará.
Dicho esto se subió al auto y al ver que no hice lo mismo que él, tocó la bocina.
— ¿No vienes?
Me bajé del capó del auto y subí al auto.
—Así me gusta—sonrió.
Quería saber cuál era su idea y si era cierto que me iba a gustar, pero por lo que podía ver en sus ojos era algo bastante retorcido y peligroso y probablemente a la mañana siguiente no nos traería otra cosa que no fueran problemas