Bajo el cañón hacia el suelo y busco a mi alrededor, el movimiento de las ramas y la caída de las hojas me dan una idea de hacia donde va el rastro. Mientras todos revisan el cielo en busca de algún animal salvaje y sin capacidad para razonar, mi cerebro me dice que es algo conocido, es alguien a quien ya he enfrentado antes.
—«Carter… Cárter… ¿Estás lista perra?»— Su voz en mi cabeza, aguda y chirriante, tan irritante como arrastrar una silla o rasguñar un pizarrón. Mi piel se eriza y me siento alerta.
Sigo el rastro de las hojas cayendo desde el cielo hasta que percibo el horror, veo a esa criatura, con el cráneo expuesto y los colmillos batidos de sangre mientras que en sus garras sostiene a su víctima, el pobre oficial muerto y con el vientre reventado dejando caer los últimos trozos de intestino sangrante al vacío. En cuanto mis ojos se clavan en los de la bestia sus pupilas se contraen y se dilatan como si estuvieran midiendo la distancia entre las dos, suelta el cadáver precipitándose este hacia mí de manera rápida, choca contra algunas ramas, pero su dirección no cambia, apenas soy capaz de brincar y hacerme a un lado en su camino. Mi cuerpo cae al mismo tiempo que el suyo, lo veo de reojo y encuentro con sus ojos opacos, turbios y gelatinosos. Giro sobre mi espalda y veo a la bestia agarrada de las ramas más fuertes de los árboles viéndome fijamente, paseando su lengua entre los colmillos y acechándome.
—¡¿Qué está pasando?!— Grita Jason histérico sin entender que es lo que está devorando a los agentes. Llama la atención de la bestia quien decide desviar su mirada y prepararse para abalanzarse sobre él.
—¡¡¡¡TODOS A LOS AUTOS!!!! ¡¡¡CORRAN!!!— Grito con todas mis fuerzas y logro mi objetivo, ni lentos ni perezosos, los policías emprenden la huida a toda velocidad, no los tengo que convencer, saben que lo que está aquí no es algo que podamos controlar.
La criatura al ver el caos empieza a moverse entre el follaje, alineándose hacia Jason, preparándose para saltarle encima. Sé sus intenciones, debo de ser más rápida; de un brinco me pongo en pie y sin más contemplaciones, corro hacía Jason y brinco al mismo tiempo que una sombra oscura nos cubre avisando que la bestia está a escasa distancia de nosotros. Mi cuerpo choca contra el de Jason y lo tiro en dirección contraria, caemos los dos al suelo, yo encima de él, siento como sus brazos envuelven mi cintura, aferrándome a su cuerpo, cuando levanto mi rostro veo sus ojos llenos de sorpresa y su boca se abre, pero no es capaz de pronunciar ninguna palabra.
—Tenemos que salir de aquí— le digo con mi voz cargada de angustia, me apoyo en su pecho para levantarme y le doy una mano. Estando de pie volteamos hacia donde nuestra alma nos dice que está el acechador.
Ambos vemos a la criatura, esta se mantiene agazapada esperando brincar, sus pupilas se dilatan y se contraen como si estuviera calculando cuánto tiene que brincar para atraparnos. Retrocedemos sin quitarle la mirada de encima, escucho los motores rugir de las camionetas, el resto de los hombres han decidido hacerme caso y huir de manera pavorosa y no los juzgo.
—¿Qué carajos es eso?— Pregunta Jason como si yo supiera.
—Jason, necesito que me hagas caso y sobre todo que no pongas peros y lleves todo a cabo como te lo pido, de eso depende nuestra sobrevivencia ¿Entendido?— Me siento incómoda y desconfiada ya que sé que la criatura entiende bien lo que digo y sabrá cada orden que le dé a Jason dejándonos en desventaja. Tomo el silencio de mi compañero como un “si” implícito. —Yo distraigo a esa cosa y tú corres hacia el carro, lo enciendes y me esperas, en cuanto entre aceleras a fondo ¿Entendido?
—¿Por qué yo? ¿Por qué mejor tú no vas hacia el carro mientras yo distraigo a esa bestia?
—¿Qué te dije de acatar mis órdenes sin protestar?— La criatura intenta acercarse, pero yo levanto el revólver y se ve algo intimidada al notar su gran calibre.
—¡No te pienso dejar aquí!
—¡Pues esa no es la idea! ¡Pero si queremos salir ambos de está más vale que me hagas caso!— Me empiezo a desesperar, la criatura camina lentamente en cuatro patas hacia nosotros, agazapada, con su cuerpo pegado al piso, acechándonos. —¡CORRE JASON! ¡CORRE!
Le grito y de inmediato emprende la carrera hacia su auto al mismo tiempo que la criatura salta hacia mí, usando sus patas traseras como resortes. Yo me dejo caer hacía atrás y justo cuando está pasando por encima de mí disparo en su pecho a quema ropa, el revólver libera una explosión potente y la bala se aloja en el cuerpo de la criatura, está sigue de largo su trayectoria liberando un grito de dolor que suena a victoria para mí. Me incorporo y giro apoyando una rodilla en el suelo y apuntando con ambas manos hacia la bestia que oculta su pecho entre sus mano.
—«Hoy vienes mejor preparada, lástima que no lo suficiente»— Se yergue mostrándome que aunque su cuerpo sufrió daño y su carne sangra profundamente, no fue suficiente para detenerla. —«¿Seguirás disparando en el mismo lugar como lo hiciste con la escopeta? ¿Crees que está vez te funcione?»— Claramente se regodea, sabe la ventaja que tiene sobre mí y no duda en enaltecerse.
—Vamos, ¿Te quedarás ahí parada hablando o piensas venir por mí?— Ante mi comentario cargado de arrogancia ella libera un gruñido gutural y decide correr de nuevo hacia mí, afino la puntería y vuelvo a disparar, el culatazo hace que mi brazo resienta esa tracción.
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Editado: 15.07.2020