Eclipse de Medianoche

Capitulo 19

Nota: Estaba pensando en escribir un mini-maraton de dos capítulos ¿Qué opinan? Respóndanme en un comentario plis ❤️

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Inexplicable.

Ni siquiera sé por dónde iniciar, después de que Susan se fue tuvimos una extensa plática acerca la fiesta y a pesar de que le rogué a Dulce para que negara la petición o siguiera con mi castigo me ignoro, tal cual.

––Marie, eres joven, vive estos momentos y luego me los agradecerás.–– me tomó por los hombros y dio un beso en mi frente.

¿Qué tengo que agradecer? ¿Ir a un sitio lleno de sudor y gente?

¡Dios! Tan solo de imaginarlo me desagrada, eso no es mi sitio, ese no es mi ámbito.

Mi mañana había iniciado normal, hasta que recibí una llamada de Susan la cual no dejaba de parlotear y darme instrucciones. Si no fuera más, recibí un mensaje de Sam deseándome los buenos días y que lamentara no poder asistir a la fiesta.

––Creo que estás exagerando, ya basta.–– fue mi respuesta por texto, tenía que hablar con él a solas, tampoco quisiera hacerlo quedar mal.

Unos toques en mi puerta me sacaron de mi trance.

––Adelante.

Dulce entró y me dedico una sonrisa al verme aún entre mis cobijas, hoy no había motivo para que me levantará temprano.

––Pensé que ya estaría tu cuarto hecho un desastre.

––¿Porqué lo estaría?

––Una persona normal estaría buscando su vestuario, por lo menos un día antes.–– se sentó al borde de la cama.

Bufé. ––Tal vez porque ellos estarían fascinados con ir a la fiesta, yo no.

––Eres muy reservada.

––¿Qué tiene de interesante esas fiestas?

––En realidad, nada. Solo es pura convivencia, socializar.–– respondió.

––Entonces estoy más agusto siendo asocial, gracias.

Dulce sonrío y rodó los ojos. ––Solo… Deberías darte una oportunidad, salir, distraerte, no lo sé. Eres muy joven, disfruta.

––Disfruto mucho desde la comodidad de mi cama.–– presione mi oso de peluche, él único que ha estado conmigo toda mi vida.

––Entonces dile adiós a tu comodidad, Susan está abajo con una maleta enorme.–– se levantó. ––Es muy intensa.

Dicho esto salió de mí habitación y yo rogaba porque fuera una mentira acerca de la castaña. Aún mi cama me reclama, no estoy lista para abandonarla.

Aparte ¿Quién en su sano juicio se levanta temprano un fin de semana?

––Ya llegó por quién llorabas.–– entró Susan y su sonrisa cambio cuando me vio entre las cobijas. ––¡Me estás jodiendo! Levanta ese trasero de la cama, el tiempo es oro muñeca.

––Agh, solo cinco minutos más.–– cubrí mi rostro con el edredón pero mi felicidad duró poco, Susan había jalado de el dejando mi cuerpo expuesto.

––Vamos levántate.

––Susaaann.–– recriminé.

––Te repito, el tiempo es oro.

––Pero si la fiesta inicia hasta las 5 ¿Cuál es la urgencia?

––Tenemos muchas cosas que hacer contigo.

––Ni de joda.

Su mirada se enfoco en mi y alzó una de sus comisuras, tenía algo entre planes.

––No me retes.

Y cuando menos lo esperé Susan me tomó por los pies para sacarme de la cama, por inercia yo me agarré de la cabecera e hice esfuerzo para seguir en mi cómoda. El movimiento repentino hizo que me alertara al instante, era una dura batalla entre la necedad y la pereza. Susan tenía fuerza, casi lograba su objetivo pero yo como buena competidora que era no se la dejaba tan fácil.

––Marie no seas terca.–– decía Susan mientras aumentaba sus fuerzas.

––Solo eran cinco minutos.–– ignoré la presión de mi tobillo, ya me comenzaba a lastimar.

Gruñamos ambas y cuando casi declaraba la derrota una voz nos saco de nuestra batalla.

––¿Interrumpo algo?

Susan soltó mi tobillo y calló de culo sobre la alfombra, mientras tanto yo dejé caer mi cuerpo ante la suavidad del colchón. Volteé a ver hacia el origen de la voz y ahí estaba parado sobre el marco de la puerta, con sus brazos cruzados y  su cejas pobladas hundidas mientras sonreía.

Mis mejillas se calentaron al instante.

Vlad.

Me puse de pie apresuradamente y quite varios mechones de mi rostro.

––¡Ah, ahora sí te dignaste!–– exclamó Susan levantándose del suelo.

––¿Vlad? ¿Qué haces aquí?–– ignoré los reclamos.

––Solo venía a visitarte.–– respondió con simpleza.

––Pues ya la has visto, ahora sí te molesta…

––¡Susan!

Su risa rodeo el lugar y sin razón alguna comencé a reír con él, me sentía tonta en realidad.

––Tranquila, ya me iba y en realidad, solo pasaba a entregar tu libro.–– estiró su brazo y todo mi cuerpo se tensó al ver aquel libro por el que había iniciado el desastre en su casa.

––G-gracias.–– lo recibí indecisa.

––Me tengo que ir, nos vemos.

Ni siquiera pude responder porque salió dejándome perpleja ¿Porqué me lo daba ahora? Mi estómago comenzó a alborotar varias emociones y mi pecho se encogió.

––Marie, enserio tenemos que apresurarnos.–– dijo Susan y asentí, aún con la extraña sensación dentro de mi cogí el libro y lo guardé cuando Susan se dio vuelta.

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Aún no comenzaba la fiesta y ya estaba exhausta. Tener a Susan todo el día ha sido un ataque a mi paciencia, no ha parado de decirme que hacer, arreglar o usar para por fin irnos porque–– según ella–– mi ropero era una cruel abominación a la moda. Y la cosa no para allí.

¡Ja, por supuesto que no!

Me obligó a decirle adiós a mis jeans rotos, mi camisa holgada y mis botas de combate para usar este entallado vestido negro que se amolda a mi figura y deja expuesto todos mis pecados, en realidad no es tan alto aunque se siente así pero su escote de corazón da relucir mis pequeños pechos, incluso cuando no hay mucho que enseñar. Ni siquiera estoy segura con el tacón del zapato, y aunque estoy acostumbrada a mi pelo suelto jamás se había visto como ahora, el reluciente alaciado era encantador a decir verdad. Ahora estoy en una dura batalla con el cepillo del ¿Rímel? Ah, lo que sea, eso podía sacarme un ojo con un movimiento rápido de Susan.



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En el texto hay: destino, romance fantasia magia, secretos drama

Editado: 24.08.2022

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