Vaya… ya han pasado más de 12 años desde que escribo y jamás creí llegar tan lejos.
Jamás creí enamorarme, perder mi inocencia y cegarme por emociones tan fuertes y placenteras, perderme en la ruta por las curvas de unas caderas, nublar mi juicio por unos ojos radiantes, una impresionante sonrisa y piel morena.
Sabía que iba a pasar; mi primer borrachera, pero nunca pensé que llegara ese momento tan pronto. Me daba miedo, pero, quién iba a pensar que terminaría excedido en copas. También probé mi primer cigarro, mi primer desvelada por insomnio e impotencia.
Pero no todo fue malo.
Entré a la universidad dándole la oportunidad a una licenciatura que nunca estuvo en mis planes estudiar y que ahora la estudio con mucha ilusión y deseo.
Conocí gente maravillosa, que me han aportado tanto y que jamás sabré cómo agradecerles todo lo que han hecho y dado por mí.
Aprendo cosas nuevas todos los días, a cada rato me equivoco y a partir de ahí mejoro. Me volví un poco más constante con la escuela a pesar de que me distraigo mucho, también con mi poesía, reduje algunas cosas negativas.
Comencé una lucha interminable contra mi ansiedad, a veces gano, a veces pierdo, pero no me desmotiva, no me rindo. Me volví un poco más cínico, y bueno, la ventaja de esto es que me da menos miedo darme (o aprovechar) alguna oportunidad de hacer algo nuevo.
Me atreví aún más de compartir mi arte para escribir un libro y regalarlo a todos los que me leen, hacer que las personas se sientan identificadas, y sobre todo, que no se sientan solas.
Nunca digas no a nuevas aventuras, no sabes lo que te pueda traer.
‘‘El ayer está escrito, pero el mañana sigue siendo una nueva hoja en blanco.’’