Los planetas se alinearon atentos a cualquier destello que pudiese aparecer, no podían si quiera perder un detalle. Se habían conmovido con la decisión de Edward y querían saber qué ocurriría.
—no sé cómo verán esto. Es una decisión que he tomado y quiero que ustedes sean de los primeros en saberla. Amber no podrá sobrevivir más, sigue empeorando y si no actuamos morirá. No quiero que eso le pase. Necesita un nuevo corazón, es la única forma de poder seguir viviendo. Voy a darle el mío.
—no, ¿cómo vas a hacer eso? ¿Qué hay con tu vida?
—mi vida no era nada antes de conocer a Amber, si me preguntan vivía pero lento. Seguía porque más personas me necesitaban de lo contrario no lo hubiese hecho pero desde que conocí a su hija mi vida cambió y aquella habitación a oscuras ya no me lastimaba, ni siquiera el demonio llegaba. Ella lo merece todo. De verdad quiero hacerlo y no saben lo feliz que me hace pensar que ella vivirá, sé que se preocupan también por mí pero estaré bien, no deben preocuparse.
— ¿cómo no vamos a preocuparnos?— dijo su mamá
—ya he tomado la decisión, y no es porque estoy obligado a hacerlo. Quiero hacerlo porque su hija me mueve. Construyó desde los cimientos todos los pedazos de mi vida e hizo que valieran la pena. Miro alrededor y no la veo a ella fuera del verde de las hojas o las tardes cálidas junto a una taza de café. Es mi regalo por darme tanto cuando no lo merecía.
No pudieron decir acaso una palabra ante las terribles ganas de Ed por luchar por ella hasta lo último, solo lo abrazaron con tanta fuerza que lo llevaría hasta donde estuviera después de todo.
Hablaron acerca de todo y debía hacer unas cosas antes de partir pues sería lo último que haría.
El doctor llegó preguntando si ya les había contado de lo que haría y que el papeleo para procesar estaba listo si aún seguía seguro de su decisión y claro que lo estaba. Se levantó firme con sus infinitas ganas de entregar su vida a Amber y se dispuso a llenarlos con todo su ser.
Paulo y su esposa le dijeron que permanecerían con él todo el tiempo y así lo hicieron. Acompañaron a firmar todo y ni siquiera podían creerlo.
—no tengo cómo pagarte Ed— dijo ella
—luchen por su hija y ayúdenle a que sea feliz es todo lo que pido— contestó mirándoles al mismo tiempo que firmaba los papeles.
La voz de un corazón sintiendo su corazón se escuchaba en la bendita brisa de los horizontes que expresaban gratitud ante la gigantesca hazaña de un amor que estaba dispuesto a dejar de ser por ser.
Las canciones tomaban el sentido de su dulce esencia. Dulzura que no podía ser alcanzaba más allá de ella. Se sujetaba a las entrañas como la luna al cielo mientras se llegaba la hora.
Ed empezó a hacer lo que tenía planeado realizar y comenzó haciendo una carta para todas las personas que lo conocían pues no tenía tanto tiempo como para despedirse de todos.
Tomó una de las páginas que tenía en sus manos y la colocó sobre la superficie de una mesa y en su soledad escribió.
"No esperaban saber de mi de esta manera, tal vez hasta crean que no es verdad pero lo es.
Hoy vengo a despedirme de ustedes porque decidí amar, decidí dar todo y que valiera la pena.
Tal vez no nos volveremos a ver en esta vida pero permaneceré a su lado como siempre intenté hacerlo. Necesitan de mi llámenme y estaré allí para escucharles.
A veces la vida da vueltas inesperadas. En mi caso dio un giro para bien y nunca me sentí tan bien como en este momento. De aquellas espinas hirientes supe llegar a la belleza de las rosas y su fragancia y hoy me encuentro aquí dispuesto a entregar mi vida.
Espero entiendan mi decisión y hagan de ella una idea más en sus mentes que les ayude a pensar un poco más en los demás. Amarles, ayudarles y hacer de este caos de mundo un preciado regalo.
La vida les sorprenderá. Otras veces... les dolerá y será parte de todo. De sus experiencias, de sus recuerdos, de sus fuerzas. Que se nutrirán para seguir batallando contra la inexplicable muerte junto con el indiferente dolor que no saben nada. Hoy se refugian uno al otro y no entienden la razón por la que hago esto, están confundidas y no saben hacia dónde correr. Es la desventaja de no conocer el significado de amar.
Amar es voltear el cielo y hacer de el un mar o una pintura. Colorear los peldaños siniestros y darles un te quiero.
Ahora lo sé.
Los extrañaré seguramente pero los llevaré en mí siempre.
Gracias por todo estaré eternamente agradecido, son parte de lo mejor que recibí en esta vida y soy feliz con eso.
Luchen y no se rindan por muy difícil y complicado que parezca. Todo obra para bien y aquellos que se esfuerzan obtienen su recompensa.
Los aprecio con mi alma.
Me despido mandándoles un abrazo que espero les llegué en ese momento.
Los quiere. Edward"
Doblando la hoja y junto a un suspiro la depositó en un sobre para que la entregaran luego. Le dio un poquito de nostalgia pero no cambiaría nada.
Salió de la oficina que le habían dado para que estuviera solo.
Ya resuelto eso quería ir a visitar por última vez a Amber, verle y llevar de su rostro para toda la eternidad.
Se dirigió a su habitación con sed de ella, los miedos se escabullían al pronunciarse más cerca de la gloria porque cuando se juntaban los estragos se vaciaban y se hacían nada. La conexión que desataban era como volar, como nacer.
Volvió a entrar sin perderle la vista ni un segundo desde que la vio. En sus manos llevaba papel y tinta para la carta que pensaba escribirle, no sabía si tendría la fuerza pero la llevaba.
Mirada que se perdía en los detalles su sonrisa que aparecía al ver sus labios, en la textura de sus mejillas, las pestañas que se acomodaban perfectamente en ella. Su corazón en ese momento solo sentía dulzura al verle era prácticamente imposible que su mirada dejara de verle en ese instante, no era digerible por ningún lado que se viera porque sus ojos se encontraban presos en ella la chica que le rescató en aquel oscuro infierno.