Efímeros

3

PRESENTE
 


Luego de haber pasado toda la noche con mamá, decidimos volver a casa, por petición de ella, nuestra nueva casa estaba ubicada en las afueras de la ciudad, era una zona tranquila con casas de fin de semana, la habíamos diseñado con Bella hace varios meses, se veía bastante bien, era excéntrica ¡igual que nosotras! una vez que llegamos, enumeramos todo lo que quedaba por hacer, empezando por desempacar claro está, y bueno, seguido de instalar el equipo de música porque sin música no movemos ni un dedo.

Una vez finalizada esa parte, ya cansadas, sólo nos quedaba arreglar los únicos muebles que por ahora teníamos.

—Bella, ¡¡tengo hambre!! Haz algo al respecto— exijo como niña pequeña, dejándome caer en el único sillón disponible de la casa.

—Claro que no, ya estás grandecita, tú haz algo al respecto, podrías empezar por ir a comprar algo para comer, no hay nada, mientras yo termino aquí— me contestó, la miré mal, ir a hacer las compras no era exactamente nuestra actividad favorita, sobre todo si alguna debía ir sola, siempre discutíamos por a quién le tocaba, pero cuando íbamos ambas no había problema, creo que era mero capricho.

—Okey, pero solo porque este cuerpecito tiene hambre, no porque tú lo digas, a la próxima vas tú y no quiero escuchar peros— le respondo tomando las llaves del auto que estaban sobre la mesa.

Después de un buen rato ya paseaba por las calles de la ciudad buscando una tienda, un supermercado, algo que estuviera abierto, cuando de repente escucho que alguien dice mí nombre. Me quedé estática, por favor Dios dime que estoy alucinando, por favor, por favor.

Cuando siento que alguien me agarra de la muñeca me dí por vencida, no eran ilusiones mías, si me estaban hablando. Volteé muy lentamente con miedo a lo que podría encontrar una vez me diera vuelta.

—¿Kyle?— pregunté entre asombrada y relajada.

Fiuff, que intenso, casi se me detiene el cora.

Kyle es el sobrino pequeño de Aaron, la última vez que lo ví tenía como 10 años, me sorprendió verlo solo.

—Hola Liv, creí que no volverías, tuve que mirar dos veces para asegurarme que de verdad estabas aquí y no lo había imaginado. Te he extrañado mucho, siempre fuiste mí favorita, nunca entendí la decisión de Aaron— me dijo mirándome con una sonrisa tímida, siempre me había caído bien.

Cuando lo conocí Aaron me contó que Ky tenía problemas para mostrar confianza y hablar sin tartamudear, conmigo siempre se soltaba, cosa que había asombrado mucho a su familia. Su familia, al igual que la de Aaron claro, estaba muy bien posicionada económicamente, a diferencia de mí, pero Ky era muy dulce y tenía una forma de ver las cosas que me causaba ternura.

—Yo también te he echado de menos Ky, dime ¿cómo está tu familia? ¿Cómo estás tú?

—Bien, lo de siempre, ¿ya tienes que irte? ¿No podemos hablar aunque sea un ratito?— me preguntó haciendo un gesto de súplica con sus manos.

—Puedes acompañarme a la tienda de enfrente debo ir por algo de mercadería para la casa. Pero dime Ky ¿qué haces por aquí solo? No me digas que escapaste?— pregunté nerviosa esperando que respondiera.

Ya había pasado antes, al parecer escuchó una discusión de sus padres que tenía que ver con él, y había decidido escapar, apareciendo en la puerta de mí casa a mitad de la noche con los ojos hinchados de tanto llorar, esa noche le hice prometer que no volvería a hacer algo así y que siempre contaría conmigo.

—No no nada de eso, lo prometí ¿recuerdas? he salido de la casa de un amigo, iba camino a casa cuando te reconocí ¿hace cuánto estás aquí?

—Pues llegamos hoy, a penas y he tenido tiempo de respirar— respondo exageradamente— Cuenta ¿qué ha pasado por estos lados?— intenté evitar a toda costa el tema de Aaron.

—Bueno luego de que tú te fuiste, Aaron estaba insoportable, nunca nos dijo porque no quiso seguir en contacto contigo. Decidió irse, terminó sus estudios en Oxford, y bueno...

Lo ví dudar, sabía que lo que diría no me gustaría, pero no podía culparlo por querer decirme. Siempre me contaba todo lo que le preocupaba, se podría decir que ambos aprendimos el uno del otro, era como el hermano pequeño que me hubiera gustado tener.

Lo animé y le regalé una sonrisa tranquilizadora, aunque fingida, estaba un poquito nerviosa.

—Él conoció a alguien allí, no me contó mucho porque sabía que yo no estaría de acuerdo con su decisión y también porque nunca le perdoné el dejarme sin maestra de piano— dijo mientras hacía una cara de desagrado. Me causó gracia, recordé que cuando salía con Aaron yo le daba clases de piano a Ky.

— Liv, bueno él nos avisó que volvería en uno de estos meses, dijo que quería tomarse un respiro y tratar de solucionar unas cosas.

Me quedé inmóvil ¡maldita seas ley de Murphy! es que ¿cómo te atreves! Esto no puede ser, ¡Apesta! no es justo, mágicamente se le ocurrió volver al mismo tiempo que a mí ¿qué fue lo que hice tan mal en esta vida?

Bueno, no hay porque entrar en pánico, Kingsport es una ciudad grande, era casi imposible cruzarlo a menos que él supiera que estoy aquí.

Uff, al fin pude soltar el aire que estaba reteniendo.

—Gracias por ser tan sutil Ky — le dije irónicamente mientras caminábamos hacia el auto con bolsas en mano. Él sólo comenzó a reírse de mí cara de espanto ¿Cómo es que podía reírse mientras yo pasaba por una crisis existencial?

—Al menos promete que no vas a decirle que estoy aquí Ky, sabes que las cosas no terminaron muy bien y si él tiene a alguien más, me gustaría poder evitarlo, por favor ¿si?— le rogué.

—Esta bien, lo prometo, pero sabes que aquí las noticias vuelan, así que si se entera no me culpes ¿Vale?— respondió colocándose sus audífonos.

Luego nos despedimos y le di mí número por cualquier novedad o si necesitaba algo.

.....

—Al fin, creí que te habías perdido o peor aún que te habían secuestrado los aliens, sentí pena por ellos, luego recordé que eras tú y pensé "seguro decidieron venderla", creí que me quedaría sin comida— me dijo Bella toda alterada y haciendo gestos raros con sus manos.




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