–Lo primero que tienes que saber es que fantasmas...los hay de todas clases, colores, formas y hábitos:- lo miré asombrado, él continuó- los que ven a los vivos comer las que eran sus comidas favoritas...y suspiran; los que al ver a los vivos comer sus comidas favoritas y tratan por todos los medios de que se atraganten; los que siguen a sol y a sombra a quienes conocieron en vida y por supuesto los que apenas muertos deciden olvidar a cualquiera que hayan conocido en vida y dedican su eternidad a husmear por aquí y por allá los vaivenes del universo.- alcé una ceja asombrado. Él prosiguió- También hay fantasmas a los que les gusta hacer bromas: ya sabes, apagar luces o simular ruidos de cadenas a media noche, como si eso siguiera asustando a alguien hoy en día. Y también, por supuesto, hay fantasmas que sólo lloran y lloran y lloran, arrepentidos...- Por lo que hicieron en vida...- interrumpí- No, - me contestó él- por lo que no hicieron...-
Yo reflexioné un momento y pregunté: -¿Y yo? ¿Qué clase de fantasma soy?- Bueno, como recién acabas de convertirte en fantasma y ésta es tu primera vez, te hemos asignado una sencilla tarea, - me dijo él- Serás un fantasma recordador...- lo miré sin entender demasiado, a lo que él replicó- es que hay veces que a los muertos se les olvidan que están muertos. - se rió ante mi cara de asombro por lo que agregó- ¿ Acaso no hay vivos que a veces se olvidan de que están vivos?- sonreí, ahora comenzaba a entenderlo todo un poco mejor...