Hanae no sabía que pasaba, todo a su alrededor daba vueltas. Su cabeza retumbaba. No podía concentrarse. Había gritos. ¿Quién estaba allí con ella? Hasta hace un momento estaba hablando con un tipo, que de repente se convirtió en un completo lunático, que dice ser amigo de Rinott. Hablando de no sé qué profecía y ahora esta acostada y confundida. “¿Por qué no puedo ponerme de pie?” su mente aun da vueltas ¿Y quién era el que estaba gritando a lo lejos? ¿Por qué sigue gritando?
—¡Hanae! ¡Hanae! Despierta, maldición, necesito que te enfoques antes de que lleguen los otros. ¡Hanae! ¡Hanae!
Hanae solo podía ver borroso, pero podría jurar que quien estaba al otro lado de la puerta era el chico guapo de la noche anterior, el que estaba con el trajeado, al otro lado de la puerta del auto, pero se veía forcejeándola –“¿Qué pasa?”
—¡Hanae!, MIERDA, abre la maldita puerta.
—¿Qué pasa? –Pregunto de nuevo. Cuando la vista de Hanae por fin se aclaró del todo. se dirigió hacia el frente en donde se da cuenta que el vehículo está totalmente aplastado y Griffin, el chico lunático esta inconsciente y sangrando —¿Qué le paso a Griffin? ¿Qué ha pasado con el auto? –le pregunto.
—¿Qué mierda importa eso?, muévete, están por llegar.
—¿De qué hablas? –le hablo confundida.
—Si no quieres ser secuestrada y hecha papilla, es mejor que muevas ese trasero y vengas conmigo –dijo tratando de abrir la puerta sin éxito.
—¿Secuestrada? ¡Bien! Estoy con otro lunático –tratando de buscar a su alrededor con que defenderse.
—¡Vaya! al imbécil se le olvidó mencionar la actitud de princesa que tienes –decía mientras logro abrir un espacio reducido del auto —¡Ahora!... Mira realmente me estoy enojando y no quiero que me hagas enojar. Así que… SAL – DEL – MALDITO — AUTO…
—No te conozco, ¡señor sabiondo! ponte en mi lugar, estoy justo con dos lunáticos. –“tengo que buscar la forma de salir de aquí”.
—No hay forma de salir de aquí, si no es conmigo –Hanae quedo congelada en su silla, de inmediato sintió como el color se dreno de su rostro.
—¿Cómo es posible que supieras lo que pensé?, es la segunda vez que lo haces –le susurro con temor.
—Soy un excelente mago, ahora muévete, ¡Maldición! –su rostro fue hacia el frente, Hanae siguió la dirección de su mirada y vio varios autos oscuros que se dirigían hacia ellos. Además de varios hombres rodeándolos y ¿Elevando sus manos? –Hanae, necesito que confíes en mí, porque de lo contrario, de esta noche no vas a pasar linda.
—¡¿De que estas hablando? ¿Por qué estas repitiendo eso una y otra vez?! —Gritando histérica.
—¡Sal del auto! —Le grito de vuelta.
—¿Cómo sé que dices la verdad? –Hanae trato de que su voz no denotara el nerviosismo que tenía.
—No tengo forma de hacerlo, lo único que sé es que tanto tu como yo vamos a morir –“Bien… vivir o morir, escojo la primera”.
—Mierda, ¿Qué tengo que hacer? –Tratando de empujar la puerta.
—Ayúdame a patear la puerta, no puedo abrirla sin llamar la atención.
—¿Llamar la atención?
—¡Muévete Hanae!, ya vienen.
—Bien, bien –Hanae empezó a patear con toda su fuerza la puerta hasta que este se movió lo suficiente para que él hiciera lo demás. Naxos logro abrir la puerta un poco más para que Hanae pasara. La jalo hacia él y empezaron a correr. Los autos se detuvieron a su espalda y empezaron a gritar su nombre –“En verdad es a mí a quien buscan”. Naxos se detuvo con volteo hacia ellos, y elevo su mano. Todos volaron hacia atrás.
—Eso nos dará unos minutos de ventaja ¡Muévete Hanae! Tienes que correr. —Naxos se detuvo frente a un muro en un callejón.
—¡No entiendo! —Contesto agitada.
—Después abra suficiente tiempo para que te preguntes todo lo que quieras —miro hacia el campo que había tras la casa tras ellos, pero aun estaba lejos de su lugar de destino —¡Mierda! Ahora ¡corre! —
—Al menos dime hacia a donde nos dirigimos…
—¡Solo corre!
Hanae empezó a correr con él por las calles, pero solo escuchaba carros y pasos atrás de ellos, no reconoció las calles de allí. ella solamente había estado cerca al apartamento y de la playa. El sentimiento de desesperación la estaba rodeando, pero el hombre con el que iba no soltaba su mano. El solo miraba hacia atrás para poder perderlos vista y por lo que veía Hanae iba a hacer corriendo entre calles. Hacia varios minutos que no escuchaba a los hombres que los perseguían, pero aun así no se detenían.
—¡Detente! –le solicito Hanae sin aliento –no puedo más.
—Falta muy poco, muévete.
—¡No! —Dijo alejándose de el —no entiendo nada.
—Mira Hanae, jure que iba a dar mi vida para protegerte y no voy a dejar que esos idiotas nos den alcance.
—¿De qué hablas? ¿Salvarme de qué o quién?
El solo volteo su cara y dijo –Vámonos. ¿Queda muy cerca?
—¿Qué queda cerca?